Entre los entendidos, pocos apostaban por Mohamed Alí (1942-2016)​​. George Foreman (1949) se encontraba en un momento excelente de forma. Neil Leifer estaba allí por Sport Illustrated y su apuesta se inclinó por Foreman, “predije que en el cuarto asalto caería Alí por KO”. Pero se equivocó. Alí sufrió durante varios asaltos los golpes de Foreman que le tuvo gran parte de la pelea contra las cuerdas entre los gritos del enardecido pabellón de Kinshasa (Zaire) que apoyaba al popular Alí. 

“En aquel momento era la persona más conocida en la Tierra, una de las pocas personas que a cualquier parte donde fuera sería reconocido. Ya sabes, era tan famoso y tan maravilloso”, relata Neil Leifer (Nueva York, 1948). Nos atiende al teléfono desde su ciudad natal para hablarnos de la edición especial de The Fight (El Combate) el relato de Norman Mailer ilustrado con las fotos de Neil Leifer y Howard L. Bingham, publicado por Taschen.

El volumen es un homenaje al legendario combate de boxeo entre Foreman y Muhammad Ali en Zaire en 1974, también conocido como Rumble in the Jungle. Era el combate del siglo organizado por el conocido promotor de boxeo Don King, Foreman llegaba como campeón del mundo y Alí era la estrella rebelde del boxeo desposeído del título por negarse a ir a Vietnam.

La cita contaba con un festival de música con artistas como James Brown, Celia Cruz y B.B. King. Un accidente durante un entrenamiento de Foreman en el que se rompió una ceja retrasó el combate seis semanas. La parte musical se celebró y Alí, con la pelea pospuesta, se dedicó a viajar por el país dándose baños de masas poniendo al público de su parte.

El evento se convirtió en un fenómeno global algo que hoy en día es fácil con la globalización, pero en aquel momento no había medios de comunicación tan sofisticados para hacer fácilmente de un evento así un acontecimiento mundial. “Yo fui con Sport Illustrated, entonces las revistas ganaban mucho dinero y podían permitirse enviar a un fotógrafo a cubrir una pelea en África”, relata.  “Fue un gran evento y Alí fue un gran promotor. Todo el mundo lo estaba esperando”, añade. Alí avivaba la rivalidad con Foreman siempre que tenía ocasión, dando alimento para los titulares de los medios.

“No es el mejor combate que yo he visto”, asegura Leifer, pese a que muchos así lo consideran. Claro que no muchos han estado como él 60 años cubriendo combates. “Desde los 16 años he fotografiado boxeo. Zaire fue una gran experiencia. ¿Sabes?, nunca había oído hablar de Zaire. Sí, no sabía que había un país llamado Zaire hasta que se anunció la pelea. Para ser franco, y tampoco muchos otros periodistas que fueron lo conocían”, afirma.

“Toda la experiencia fue maravillosa. Pero en términos de boxeo, ciertamente no sería la mejor pelea para mí. Pero el combate fue una gran sorpresa, la cosa que hizo a Zaire tan especial fue la estrategia de Mohamed Alí de rope-a-dope. Foerman le tenía contra las cuerdas todo el tiempo y encajaba golpes mientras Foreman se desesperaba por no noquearlo. Eso y el hecho de que  Ali terminó noqueando a Foreman lo hizo muy especial”, explica el fotógrafo.

Así fue, después de un combate arrinconado, Mohamed Alí fue ,poco a poco, castigando a Foreman con sus golpes hasta el KO en el octavo asalto. “Yo amaba a Mohamed, amaba a Alí. Nos hicimos muy buenos amigos con los años. Pero, honestamente, no pensé que fuera a vencer a George Foreman. No esperaba que fuera una gran pelea. Pensé que, Alí, ya sabes, en este punto parecía que Ali estaba luchando más o menos con un luchador invencible. No me di cuenta de que a Ali todavía le quedaba mucho. No creía que fuera invencible”, recuerda con franqueza Leifer.

Imágenes de un combate memorable

Alí practica en la Salle de Congrès, donde alterna su entrenamiento con Foreman. Sus horarios se cruzaron y ambos bandos hicieron todo lo posible por espiar al luchador contrario.

En el vestuario antes del combate. El comportamiento de Ali era relajado y contrastaba con el estado de ánimo sombrío de su equipo. «Vamos a bailar», exclamó Ali según recoge Norman Mailer.

Ali, flanqueado por el promotor Don King y su manager Herbert. Mohamed es recibido por Mobutu Sese Seko, dictador de Zaire, con su característico sombrero de piel de leopardo. Mobutu costeó con 10 millones de dólares el evento sabiendo que el combate llevaría a Zaire a la escena deportiva internacional.

Neil Leifer con Mohamed Alí.

El fotógrafo Howard Bingham con Alí con quien mantendría una estrecha relación toda su vida, convirtiéndose en su biógrafo.