La cruzada de Sebastião Salgado (Brasil, 1944) por el cuidado del planeta con la que ha vinculado su prestigioso trabajo como fotógrafo está estrechamente unida con la Amazonia. A esta área gigantesca y vital de nuestro mundo ha dedicado los últimos años de su trabajo en un vasto proyecto expositivo y editorial que bajo el nombre de Amazônia quiere agitar conciencias en las naciones que con su consumo diario esquilman, hectárea a hectárea, un ecosistema del que dependemos todos.
Amazônia es una producción que ha necesitado de más de seis años y varias expediciones para documentar un tesoro natural y cultural en riesgo. Una aventura fotográfica que ha requerido de desplazamientos en aviones, principalmente con el Ejército brasileño, y barcos para moverse por el Amazonas y sus afluentes.
“Cuando haces estas expediciones tienes que llevar capitanes de barco, cocineros, medicamentos, equipos, baterías, paneles solares, también antropólogos, un traductor y dos capitanes de mato, que son tipos que saben pescar, cazar, saben subirse a los árboles, montar un campamento entre la floresta y moverse por el bosque sin perder el rumbo”, explica el Premio Príncipe de Asturias de las Artes de 1998.
El resultado de estos años de exhaustivo trabajo documental es un libro (editado por Taschen) y una exposición itinerante que desde el 13 de septiembre se podrá ver en el Centro Cultural de la Villa. Más de 200 fotografías en gran formato, siete películas, una banda sonora compuesta especialmente para la ocasión por Jean Michel Jarre y una ambientación con los sonidos de la Amazonía. Un proyecto que se apoya por su alto coste en patrocinios empresariales como la aseguradora Zurich y Telefónica. "Posiblemente sea una de las presentaciones más completas que ya se ha hecho sobre el sistema amazónico", asegura Salgado.
Pregunta: ¿La Amazonia documentada en este proyecto será posible verla igual con el paso de los años?
Respuesta: Tengo esperanza de que permanezca. La razón de esta exposición que estamos llevando por las grandes capitales del mundo es para sensibilizar a la gente, porque la destrucción de la Amazonia viene, principalmente, a través de nuestra sociedad de consumo. A través de esta exposición queremos sensibilizar a la gente, a los que toman decisiones, a los inversores capitalistas y a los grupos industriales de no utilizar productos que colaboran en la destrucción de sus ecosistemas. Es una cruzada, intentamos que las personas salgan de la exposición no sean las mismas que entraron por la información que han recibido junto con mis fotografías. Yo hago una presentación estética pero son las entrevistas con líderes indígenas de la exposición las que ponen un punto de vista político y social.
P: ¿Qué lecciones pueden extraer los visitantes españoles de la exposición y tu trabajo?
R: España está entre los países más ricos de Europa y del mundo y podemos enseñar a los ciudadanos y a los políticos que hay muchos alimentos que provienen de la destrucción de la Amazonia. Queremos que los políticos españoles apoyen el Mercosur, que es el Mercado Común de América Latina y de la Comunidad Económica Europea, pero con todas las excepciones necesarias para proteger la Amazonia.
La gente consume muchos productos como muebles y carnes de ganadería que la destruyen y esos bienes se pueden identificar a la hora de comprar. La destrucción de la Amazonia ha sido causada por todos nosotros, por nuestra sociedad de consumo, pero creo que la protección de la Amazonia puede venir, también, de todos nosotros juntos.
P: Bolsonaro abrió bastante la mano para facilitar la intervención en la Amazonia. ¿Cómo es la situación ahora?
R: Ha mejorado mucho la situación, pero el espacio amazónico es más de diez veces la superficie de España. Un país como España, que es un país rico, con una infraestructura considerable, tiene dificultad en controlar las entradas ilegales, los contrabandos, los crímenes, imagina un espacio así de un país pobre como es Brasil. Controlarlo es difícil, pero Lula está haciendo lo mejor que puede, Bolsonaro destruyó gran parte de las instituciones que protegían el ecosistema amazónico. Hay que reconstruir eso y necesitamos un apoyo internacional muy fuerte, necesitamos recursos. Nos ayudaría que el gobierno español participara en el fondo Amazónico, que promueven Alemania y Noruega.
P: Este verano entrevistamos a Lélia Wanick [Salgado] y nos contó su trabajo en Instituto Terra y su proyecto de reforestación. Ella también es la comisaria de la exposición. ¿Cuánto hay de ella en su fotografía y cuánto de usted en sus proyectos?
Aproximadamente 50% de Lélia está en mi trabajo, y un 50% de mi persona está dentro del suyo. El año próximo serán 60 años juntos. Todo lo que hemos hecho, lo hemos hecho juntos. Construimos este proyecto juntos, y lo realizamos de una forma conjunta. Ha estado en la mayoría de mis viajes por el Amazonas, pero la exposición es un concepto total de Lélia. Es muy difícil para mí saber donde termino yo y donde empieza ella.
El problema no son los políticos negacionistas, sino la forma urbana de mirar al planeta
P: Cada vez hay más políticos negacionistas que niegan la intervención del humano en los cambios de, por ejemplo, el clima.
R: No creo que haya más políticos negacionistas que políticos preocupados por la supervivencia del planeta. Hay menos negacionistas, pero son efectivos. El problema no son los políticos negacionistas, sino la forma urbana de mirar al planeta. Cuando vas a las COP [Cumbres del Clima de la ONU que hacen seguimiento de la evolución del cambio climático] el 95% de los que participa son urbanitas, si no van a estas cumbres los campesinos, los propietarios de tierras, la gente que tiene el planeta en sus manos, no tendremos solución para el planeta.
La tierra en España no pertenece al estado, sino a los agricultores, y a estos hay que convencerles de que hay que plantar árboles, que hay que proteger los ríos. Ellos no están integrados en el debate y necesitan información.
P: Cuando los ecologistas o cuando los pensadores miran al futuro, hay personas que son más negativas, como los colapsistas, y otras más positivos. ¿Dónde está Salgado?
R: Estoy con toda la gente, en el medio de todo esto. A veces optimista, a veces pesimista y decepcionado, pero sin perder mi capacidad de participación, de lucha, de información. Yo creo que depende de nosotros, de todos. Vivimos un momento interesante, hay un despertar en dirección de la protección ambiental. La gente piensa cosas que no pensaba hace 20 años. Los más preocupados por el medio ambiente son los jóvenes y esto es importantísimo.
P: Entre el hombre y la naturaleza quién va a sobrevivir
Espero que todos, pero se está acelerando el calentamiento y vamos a perder mucha tierra y va a haber problemas inmensos para gran parte de la humanidad.
P: ¿Qué nos pueden enseñar los pueblos indígenas?
R: Ellos no son científicos, los indígenas son solo gente que vive en comunión con la tierra, con la naturaleza. De haber un colapso mayor, quienes van a sobrevivir son las comunidades indígenas que están cerca de la naturaleza. Saben vivir con la naturaleza y todo lo que tenemos en nuestras sociedades ya lo tenían ellos, porque tienen antibióticos y antiinflamatorios, tienen un comportamiento solidario. Ellos somos nosotros, sin restricción, sin represión y en una forma de comunión total con el planeta.
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