Hasta la Primera Guerra Mundial las mujeres se bañaban con vestidos que llegaban a pesar hasta 3 kilos. Estaba prohibido nadar. Se acercaban a la orilla, se agarraban a la maroma y dejaban que las olas les mojaran para volver a su caseta. La llegada del ferrocarril provocó que los baños comenzaran a dejar atrás la concepción medicinal para transformarse en una mera actividad de ocio, lo que impulsó el origen de los primeros bañadores tal y como los conocemos.
Por aquella época hubo cambios culturales, económicos y sociales que cambiaron el estatus de las mujeres. Los hombres se fueron al frente y ellas empezaron a ocupar sus puestos de trabajo. Esto hizo que poco a poco la mentalidad de la época evolucionara, los atuendos de ellas cambiaran y se diera la revolución por la liberación del cuerpo de la mujer.
A principios del siglo XX comenzó a promoverse el ejercicio físico y empezó a ser frecuente la participación de las mujeres en las competiciones deportivas. Como las prendas que utilizaban llegaban a pesar hasta 3 kilos, se vieron obligados a modificar los trajes de baño para que fuera más cómodo competir.
En las playas los policías controlaban hasta dónde llegaban las mallas por si dejaban al aire las rodillas
Así, la moda de baño evolucionó a conjuntos más cómodos y ligeros. La largura se redujo hasta la rodilla, las mangas se acortaron y el escote bajó hasta situarse encima del pecho. Pero, bajo la amenaza de ser llevados a juicio si incumplían la norma de enseñar más piel de la que estaba permitida, el temor a acabar entre rejas sacudía a los bañistas.
Y nada más lejos de la realidad. En las playas los policías controlaban hasta dónde llegaban las mallas por si dejaban al aire las rodillas. En 1907, la nadadora de natación sincronizada Annette Kellerman fue detenida en una playa de Boston por llevar un atuendo que consideraban "indecente". Fue una de las primeras mujeres públicas en usar traje de baño de una sola pieza, en lugar de los pantalones que estaban permitidos en esa época. Vestía un traje de baño hecho de punto con mangas hasta los codos y piernas que cubrían hasta la altura de la rodilla, que muchos consideraron un modelo ofensivo.
Una mujer enseñando su cuerpo con un bañador que se agarraba a su figura. Fue un escándalo. Pero aunque muchos se llevaron las manos a la cabeza por la "indecente" decisión de la nadadora de ir en contra de la vestimenta que por aquel entonces debían llevar las mujeres, este revuelo provocó que las atletas pudieran empezar a practicar natación con trajes de baño de este estilo, más cómodos y ligeros y que permitían mayor movilidad. Kellerman, además, lanzó su propia línea de trajes de baño.
El traje de baño dio el salto de las competiciones deportivas al ocio y las mujeres comenzaron a lucirlos en las playas. Fue entonces cuando las mujeres se armaron de valor y acudieron a la costa con esos trajes que, aunque ahora nos parezcan que tapan "demasiado", por entonces dejaban entrever más piel de la que estaban acostumbrados en una época en que las mujeres eran un mero objeto de deseo.
El lastex, el origen del traje de baño
La incorporación de nuevos materiales en los años 30 y 40 ayudaron a que los trajes de baño fueran cada vez más cómodos. Así fue cómo la llegada del nylon y del lastex acabaron por normalizar el traje de baño.
Con el paso de los años, el traje de baño ha ido variando según modas y distintas tendencias. En los 40, por ejemplo, ya se empieza a incorporar detalles como el escote corazón. También empezaron a quedar al descubierto los hombros y, en algunas ocasiones gran parte del abdomen. Eso sí, no se debía mostrar el ombligo. El código Hays, la serie de reglas restrictivas o más bien censuras que decía qué se podía ver en la gran pantalla y qué no, no lo permitía.
Los años pasaron, la sociedad cambió y, con el tiempo, aunque cada vez que se reducía su tamaño la polémica aumentaba, las playas se llenaron de mujeres que empezaron a enseñar partes de su cuerpo que hasta entonces habían permanecido ocultas.
La industria del traje se alió con los estudios de Hollywood y atrajo el boom de las actrices luciendo conjuntos de trajes de baño en la pantalla. Precisamente el mundo del cine hizo que el traje de baño se normalizara. Desde Elizabeth Taylor pasando por Pamela Anderson en Bay Watch. Las actrices más famosas salían en la gran pantalla con trajes ajustados haciendo que todas las mujeres quisieran lucir esas prendas en las playas. La publicidad las animaba a que se vistieran como sus iconos.
Esther Williams, conocida como la sirena de Hollywood, fue precisamente la actriz que interpretó a la nadadora Annette Kellerman, la primera mujer en lucir un traje de baño, en el cine.
Dolores Cortés, pionera del baño en España
En 1953 Dolores Cortés trabajaba en una mercería. Un día cosió un hilo de goma con una tela normal y, casi sin darse cuenta, confeccionó el primer traje de baño elástico. El modelo era parecido al que se lucía por aquel entonces, pero este traje, además de ajustarse al cuerpo, no se deformaba al mojarse, que es lo que ocurría con la mayoría al ser de algodón.
Comenzó a vender estos productos en su mercería, pero pronto, gracias al boca a boca hizo que sus diseños viajaran de Villarreal por todo el mundo. En 1958 montó un primer taller en la calle de la Soledad de Villarreal. Una empresa pionera de mujeres dirigida por una mujer, adonde las costureras acudían para recoger los bañadores previamente cortados por Dolores para coserlos en sus casas. Con el tiempo y tras su éxito, Cortés fue escalando poco a poco y fue toda una revolución en la moda de baño: tallas especiales, gama premamá y los bikinis para mujeres con mastectomía, apoyando y visibilizando a las supervivientes del cáncer de mama.
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