Fabricaron el coche a la medida del pueblo, cómodo y práctico para que nada resultara modesto para los pasajeros y asequible, pensando en la gente con recursos escasos. Los ingenieros de Citroën pusieron todo su empeño en que el 2CV saliera bien, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial lo paralizó todo. Se destruyeron los 250 modelos que habían fabricado, salvo cuatro que mantuvieron en secreto. Y con el tiempo se convirtió en todo un icono del siglo XX.
En un momento en el que la invasión nazi comenzaba a hacerse notar en Europa, con Pierre-Jules Boulanger recién estrenado al frente de Citroën en 1934 tras la compra de Michelin para sacar a la empresa de la quiebra, a mitad de aquella década, la empresa automovilística decidió lanzar un vehículo que fuera capaz de hacer frente a todo, pero que al mismo tiempo fuera sencillo en su construcción y mantenimiento, además de accesible para todo el mundo.
La idea se hizo oficial en 1936 bajo el nombre TPV (Toute Petite Voiture), un proyecto que tenía a las personas de bajos ingresos en el foco. Buscaban un coche económico y versátil. Un año más tarde, un coche de 370 kilogramos. Tan solo tenía un faro, ya que por entonces la legislación no obligaba a tener dos, y encima era más económico. Estaba pensado para cuatro personas, llevar equipaje de 50 kilos y alcanzar una velocidad máxima de 50 km/h.
Fruto del trabajo de André Lefebvre y el diseñador Faminio Bertoni, se fabricó un vehículo que parecía un "paraguas abierto sobre cuatro ruedas". Añadieron cosas curiosas en el automóvil. Una bandeja a modo de guantera donde cupiera la famosa baguette de pan francés e incluso unas suspensiones que permitieran transportar huevos en sus cestas sin romperse a través de los sembrados o los caminos rurales sin asfaltar.
Era tal la demanda por el dos caballos que en 1950 los tiempos de entrega de los pedidos se alargaban a los 6 años
Todo estaba listo. El 2 CV iba a salir al mercado. Pero la invasión de Francia por parte de los alemanes lo paralizó todo e impidió que los 250 modelos de preproducción se presentaran en el Salón del Automóvil de París en 1939. Destruyeron los 250 prototipos, aunque preservaron cuatro de ellos, guardados en secreto y ocultos a las fuerzas invasoras durante la guerra en el Centro de Pruebas de Citroën en La Ferté-Vidame.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, aunque durante esos años Boulanger no desistió y siguió haciendo pruebas, Citroën volvió a centrar su atención en su revolucionario modelo. Se puso manos a la obra y adoptó unos cambios en el modelo: un motor de dos cilindros refrigerado por aire de 375 cc y 9 CV, capaz de alcanzar una velocidad máxima de 50 km/h. El modelo se presentó al público en el Salón del Automóvil de París el 7 de octubre de 1948.
Esta vez sí, el nuevo Citroën llegó al mercado para revolucionar la industria automotriz. Pronto se convirtió en el coche favorito del pueblo. Todos querían circular con ese automóvil tan versátil y económico. Era tal la demanda, que en 1950 los tiempos de entrega de los pedidos se alargaban a los 6 años.
75 años después sigue viéndose algún dos caballos circulando por la carretera. José Ángel López Tens, director de Comunicación de Citroën, confiesa a El Independiente que esto le parece algo "insólito". "Tiene la personalidad para ser un coche popular, por eso ha llegado donde ha llegado. Incluso ahora hay clubs de fans en España celebrando su 75 aniversario", apunta López Tens.
Nació para satisfacer a la gente de campo, pero pronto dio el salto a la ciudad. El vehículo era práctico, lo que hacía fácil seducir a cualquier conductor. El dos caballos tenía una capota de lona enrollable, además de unos ligeros asientos abatibles y desmontables que permitían modular el interior y servir como mobiliario accesorio de picnic o camping.
Precisamente esa fue la clave del 2 CV para convertirse en un icono: ser accesible para todo el mundo. "En su época representó un cambio de normas, tenía un diseño atrevido para poder mantener la movilidad al alcance de todo el mundo, pesaba y consumía poco. Se pensó en los agricultores y también en las familias, que podían llevar hasta 50 kilos de equipaje", explica López Tens.
El Spot, el Charleston, el Cocorico o la versión 4x4 se sumaron a la larga lista de ediciones especiales del 2 CV, hasta diez, que se lanzaron tanto en Francia como en otros países europeos. El 2 CV también experimentó una serie de cambios, incluido el lanzamiento de la furgoneta 2 CV (conocida como 2 CV AU) en 1951, y luego el 2 CV AZ en 1954, equipado con un motor de 12 CV y el famoso embrague centrífugo.
El 2 CV no solo se quedó en las carreteras de los campos y las ciudades. También recorrió medio mundo al utilizarse en varios Raids, como el Raid París-Kabul-París de 16.500 km en 1970, el Raid París-Persépolis de 13.500 km en 1971 o el Raid África de 8.000 km de Abiyán a Túnez en 1973, todos organizados por Citroën.
"No hay ningún coche comparable con el dos caballos. Fue un fenómeno, no solo en España, también en Italia, en Francia... A día de hoy, 75 años después, siguen estando muy cotizados", reconoce el director de comunicación.
'Sor Citroën', el 'dos caballos' también triunfó en España
En España, el Citroën 2 CV tuvo un papel fundamental en el desarrollo de la industria de automoción. En 1958, abría sus puertas en la Zona Franca de Vigo la fábrica de Citroën Hispania. El primer modelo que salió de las líneas de montaje de la planta gallega fue el 2 CV en su versión furgoneta. De este modelo se produjeron en Galicia 106.000 unidades entre 1958 y 1970, y del turismo 2CV 280.500 unidades entre 1959 y 1984.
En 1967, Sor Citroën, la película dirigida por Pedro Lazaga vio la luz. En el filme, la hermana Tomasa, por petición de la congregación de monjas en la que vive, decide entrar en la era de la modernidad y se compra un coche para ayudar a sus compañeras en sus tareas.
El elegido por la monja es el dos caballos, que ya por entonces era un icono no solo en Francia, también en España. Aunque a la hermana Tomasa no se le da especialmente bien la conducción, finalmente aprueba el examen. Desde entonces, Sor Citroën, que es como deciden apodar a la conductora, viaja por todo Madrid en el Citroen 2 CV, como tantos otros hicieron a finales del siglo XX.
Entre 1948 y 1990, año que salió de la cadena de montaje de la factoría portuguesa de Mangualde el último 2 CV, se fabricaron 5.114.969 unidades del modelo. Han pasado más de tres décadas de aquello, pero el dos caballos permanece intacto en la memoria de quienes lo disfrutaron.
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