A principios de los años 20 del siglo pasado hubo un pueblo que ostentó el título de ser la nación con mayor riqueza per cápita del mundo. Los Osage, una tribu nativa americana cuya suerte acabó tornándose en su maldición, se convirtió gracias a este aciago honor en víctima de uno de los expolios más sangrientos de la historia de los Estados Unidos. Su historia, desconocida hasta hace relativamente poco, fue contada primero en 2017 por el periodista David Grann en el libro Los asesinos de la luna (Literatura Random House), y ahora su popularidad toma una nueva dimensión gracias a la película homónima de Martin Scorsese.
Como una de las tribus predominantes en el centro y sur norteamericano, la expansión de los Osage llegó a tener influencia en parte de los actuales estados de Arkansas, Misuri, Kansas y Oklahoma. Cuenta el artista George Catlin, especializado en pintar indios del Viejo Oeste, que eran estos "la raza de hombres más altos en Norteamérica", con una estatura que rara vez bajaba de los seis pies (1,83m).
Pueblo especializado en la caza de bisontes, han sido también grandes guerreros. Lucharon junto a los franceses y contra los españoles por el control de la región del Mississippi en el siglo XVIII. Estuvieron presentes en la guerra de Secesión (1861-1865), tomando partido por los confederados, aunque también hubo una facción de unos 200 soldados Osage que combatieron con los unionistas. Y también tuvieron un papel activo en el Ejército estadounidense tanto en la Primera como en Segunda Guerra Mundial.
Cómo los Osage se convirtieron en la nación más rica del mundo
A principios de la década de 1870, el gobierno estadounidense les obligó a abandonar sus tierras en Kansas y fueron trasladados a una reserva rocosa y de pobre valor agrícola en el noreste de Oklahoma. Sin embargo, fueron una de las pocas naciones indias americanas que compraron su propia reserva, utilizando los fondos de la venta de sus anteriores tierras a colonos blancos. Gracias a ello, pudieron conservar cierto grado de soberanía y derechos sobre sus propiedades, como el de explotación minera.
Sobreviviendo a base de agricultura de subsistencia, el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo en 1894 cambió su suerte para siempre. Sobre todo a principios del siglo XX, la fiebre del oro negro se convirtió en una fuente de riqueza prácticamente inagotable. Los buscadores tenían que pagar a la tribu por los arrendamientos para extraer el petróleo, así como los cánones sobre los beneficios. Cada uno de los 2.229 miembros de la tribu Osage en 1907 tenía derecho a una parte igual de los cánones petrolíferos. Estos pagos podían ascender hasta 13.000 dólares anuales por persona, el equivalente a 232.000 dólares actuales. Una familia de cuatro miembros, por ejemplo, podía ganar el equivalente a cerca de un millón de dólares anuales (928.000).
Solo en 1923, los Osage registraron una fortuna de 30 millones de dólares en royalties, lo que sería el equivalente a unos 540 millones de dólares en la actualidad. De hecho, en aquellos felices años 20, muchos Osage vivían en lujosas mansiones, tenían coches con chófer y servicio. Reflejo de este lujoso tren de vida, era que en el puesto comercial local se podía encontrar hasta un mostrador de Tiffany's.
Un expolio basado en prejuicios racistas
El racismo no es, como muchos se empeñan en plantear, un problema de clase. Vivir al lado de indios millonarios levantó muchas suspicacias y envidias entre la población colona y este "derroche de ostentación" provocó la protesta general de sus vecinos blancos. "Los Osage deberían gastar su dinero de forma más inteligente", reclamaban. En 1908 llegó la respuesta oficial y el Congreso otorgó a los tribunales testamentarios de los condados de Oklahoma jurisdicción sobre las tierras de los indígenas que fueran considerados "menores e incompetentes" por un juez. En estos casos, el tribunal testamentario podía nombrar a un tutor blanco para supervisar sus asuntos financieros y arrendar o vender sus tierras.
En 1921, el Gobierno de los Estados Unidos fue más lejos aún y aprobó una ley -supuestamente hecha para ayudar a los Osage a gestionar su riqueza- que consideraba a la gran mayoría de ellos "incompetentes" para manejar más que una suma limitada de dinero y exigía que sus pagos se canalizaran a través de tutores designados por los tribunales. Estos tutores blancos, abogados y hombres de negocios, fueron utilizados en su mayoría para defraudar a sus "pupilos".
El historiador Dennis McAuliffe detalla en su libro The Deaths of Sybil Bolton: An American History, que cerca de 600 tutores se adjudicaron 8 millones de dólares solo en fondos sobrantes sin supervisión ni rendición de cuentas en el transcurso de sólo tres años.
El 'Reinado del Terror' de William King Hale
El problema es que no valía con comprar o extorsionar a los Osage para quitarles sus propiedades, había una cuestión legal que hacía este proceso mucho más costoso: los derechos de propiedad no podían comprarse ni venderse, sólo heredarse. A partir de ahí, la única opción para los hombres que no pertenecían a la tribu era casarse con familias que poseían estos derechos. Pero a muchos de estos no les valía con compartir dicho legado con los nativos y, en ocasiones, llegaban a asesinar a familias enteras, incluidas sus propias esposas, para asegurarse de que acabarían poseyendo una o más acciones.
Es aquí cuando entra en juego William King Hale, el autoproclamado "Rey de las colinas Osage". Un ganadero blanco con contactos e influencia política que aparentaba ser un aliado incondicional de los Osage, a quienes compraba y arrendaba miles de acres. Se hizo amigo suyo a través de acuerdos comerciales, a medida que acumulaba poder y prestigio mediante regalos y favores.
Sin embargo, Hale fue la mano negra que estuvo detrás del denominado Reinado del terror por el que murieron o desaparecieron cerca de 60 personas en Oklahoma durante los años 20. Una sangrienta conspiración que se cernió sobre los nativos con la única intención de arrebatarles su riqueza.
Esta es la historia que cuenta principalmente la película de Scorsese. Una sucesión de sospechosas muertes que duró hasta la brutal muerte de Anna Brown tras recibir un tiro en la nuca en mayo de 1921. Fue este macabro crimen y su investigación por parte de una reciente organización de agentes encubiertos, germen del FBI, la que desenmascaró esta conspiración, culminando con la detención de tres familiares de Brown, incluido su cuñado, Ernest Burkhart, sobrino de William Hale.
La riqueza de los Osage en la actualidad
Actualmente, los Osage siguen ganando dinero gracias a la explotación de sus propiedades, aunque no tanto como durante el boom del petróleo de los años 20. Y es que el tamaño de la tribu se ha duplicado desde 1907, pero la cifra de derechos de propiedad continua siendo de 2.229, lo que significa que no todos ellos reciben dinero por ellos.
A pesar de los esfuerzos de la comunidad Osage para determinar el destino de aquellas acciones perdidas por culpa de las ventas y los asesinatos, el Gobierno estadounidense ha mantenido en secreto los nombres de los accionistas no Osage y el número de acciones que poseían. Se estima que alrededor del 25% de los royalties van a parar a miembros no tribales, entre ellos no indios, iglesias y organizaciones comunitarias. Hoy en día, los beneficiarios de estas acciones pueden llegar a percibir miles e incluso decenas de miles de dólares al año.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El CNI dice que el espía acusado de traición dio un "rollo de papel"
- 2 Muface: las novedades del contrato que ultima el Gobierno
- 3 Sánchez, ridículo imborrable
- 4 David Broncano, multado por llamar "vendehumos" a los coach
- 5 El Supremo encarga a la UCO seguir investigando el móvil de García Ortiz
- 6 Las revelaciones sobre el Fiscal General revolucionan a Ayuso
- 7 El secretario de Estado de Comunicación deja el cargo
- 8 Los claroscuros de la duquesa roja: lesbiana y cercana a ETA
- 9 Sánchez se reafirma en el apoyo del Gobierno a "su fiscal general del Estado": "Tras el informe de la UCO, mi confianza es mayor en él"