La novela histórica sigue apuntando a Cuba. A los grandes superventas con Falcones y Carmen Mola que han publicado historias ambientadas en la colonia española, se suma ahora el último libro de Mayte Uceda, El maestro de azúcar (Planeta). La escritora ya se aventuró en el subgénero histórico en anteriores novelas como El guardián de la marea.
El viaje narrativo en el espacio y el tiempo hacia Cuba le llegó a Uceda de la mano de la documentación de su anterior libro, cuando encontró una carta de un asturiano que escribía a su casa desde la isla caribeña preguntando por alguna mujer casadera. “Preguntaba si conocían a alguna mujer buena y trabajadora para ser su esposa. Entonces eso me llamó muchísimo la atención y de ahí empecé a construir”, explica la escritora.
Así es como arranca esta historia de amor en la que Víctor, el maestro de azúcar de una hacienda de españoles, busca esposa en la localidad asturiana de Colombres para que viaje a Cuba con él. Allí irán los dos personajes principales de la historia, Paulina y Mar. La primera en condición prometida a distancia y la segunda acompaña a su padre que va a trabajar como médico del hacendado.
“La población de La Habana estaba muy descompensada. Había muchos hombres y pocas mujeres. ¿Qué hacían esos hombres cuando querían formar una familia? Normalmente recurrían a los pueblos”, explica Uceda. La escritora ambienta la trama en el periodo final de la Cuba española con la tensión creciente entre los independentistas y los colonos fieles al reino de España.
“Yo quiero ofrecer un contexto en el que sepa lo que está pasando en esa época, pero sin agobiar. Entonces, más que nada, es una novela de personajes que transitan por un periodo, un momento histórico y que los acontecimientos les afectan, evidentemente, pero sin profundizar en exceso, porque el quien quiera profundizar puede acudir a los archivos para hacerse una idea un poco más exacta de de la época”, asevera.
En ese tiempo y ese contexto destaca la lucha de la protagonista, Mar, que pelea contra un mundo que no le permite ejercer su vocación: la medicina. Una pasión que hereda de su padre y que, a diferencia de sus hermanos, no puede ejercer.
“Ella también quiere ser médico, pero ha nacido en una época en la que a las mujeres no se les permitía ir a la universidad a menos que diera consentimiento el Consejo de Ministros que analizaba cada caso concreto para decidir si esa mujer podía asistir a la universidad. No fue hasta 1910 cuando la mujer fue libre para matricularse en las instituciones educativas”, explica la escritora.
Una persona que ha sido esclava toda la vida, que ha nacido en la plantación, no sabe realmente cómo desenvolverse en libertad
La esclavitud y las desigualdades
No podía faltar la espinosa cuestión de la esclavitud en Cuba, que en la novela de Uceda se aborda de manera distinta ya que la pertenencia de humanos como propiedad ya estaba prohibida, pero tras generaciones viviendo esclavizados, los trabajadores de las haciendas no tenían muchas opciones vitales.
“Una persona que ha sido esclava toda la vida, que ha nacido en la plantación, no sabe realmente cómo desenvolverse en libertad y tampoco tiene la capacidad, porque ni tiene dinero para independizarse, ni para comprar un trozo de tierra. Así que seguían ligados al lugar donde habían nacido. Muchas veces los hacendados pagaban a los trabajadores con fichas, en vez de con dinero real, que les permitían comprar en las cantinas y los colmados, pero que no permitía al trabajador independizarse porque esas fichas fuera de la hacienda no servían para nada”, explica Uceda.
Si Cuba era dura para los más pobres, tampoco era mucho mejor la España de la segunda mitad del siglo XIX en la que las desigualdades creaban distintas categorías de ciudadanos. Una realidad presente en la novela. Muchos hombres jóvenes sin recursos y sin futuro se iban a Cuba para evitar el servicio militar y las guerras de España. Las familias pudientes, sin embargo, podían evitar la mili pagando.
El protagonista, Víctor, el maestro del azúcar, llega con 15 años a la isla huyendo de ese servicio militar. “Además de la mili estaban los años en la reserva, que podía durar hasta 12 años y claro, un país como España, que siempre planeaba la sombra de una guerra por ahí.. pues muchos jóvenes se iban”, relata la autora.
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No hubo Cuba «colonial», fue una provincia mas de España y finalmente, comunidad autónoma, al igual que Puerto Rico