Este miércoles se celebra el 250º aniversario del final del último Sitio de Melilla, considerado el “último gran asedio” que sufrió la ciudad y uno de los episodios más relevantes de su historia. Durante 100 días, la guarnición española, bajo el mando del mariscal Juan Sherlock, resistió el embate de un poderoso ejército del sultán de Marruecos, Mohammed ben Abdallah, en una gesta que, según los expertos, dejó importantes lecciones históricas y políticas.

El Observatorio de Ceuta y Melilla ha subrayado la relevancia de esta efemérides. En una entrevista con Efe, su director, Carlos Echeverría, ha destacado que “es un momento que merece ser recordado con rigor y que tiene una profunda carga pedagógica”. Según Echeverría, el Sitio de Melilla no solo demostró la voluntad de la ciudad de seguir siendo española, sino también el compromiso del resto del país, que bajo el reinado de Carlos III, brindó apoyo logístico y militar fundamental para resistir el asedio.

Una ofensiva planeada con apoyo extranjero

El Sitio de Melilla comenzó el 9 de diciembre de 1774, cuando un ejército de entre 30.000 y 40.000 soldados marroquíes, apoyados por mercenarios argelinos y artillería británica, cercó la ciudad. El sultán Mohammed III, tras negociar la compra de armamento en Londres, había decidido expandir su influencia en el norte de África, poniendo a Melilla como objetivo prioritario.

La defensa de la plaza recayó en una escasa guarnición reforzada de urgencia por Carlos III, quien envió al mariscal Juan Sherlock como comandante general. Junto a él, participaron regimientos como el Fijo de Melilla, Zamora, Voluntarios de Cataluña, Princesa, Nápoles, Brabante y Bruselas, además de personal de Ingeniería y Artillería, sumando un total de 3.251 defensores.

Uno de los episodios clave del asedio fue la intervención de la Armada Española. Las escuadras de Antonio Barceló y José Hidalgo de Cisneros bloquearon el estrecho de Gibraltar para impedir que Gran Bretaña abasteciera a las tropas marroquíes. Este cerco naval fue decisivo para cortar el suministro enemigo y permitir el desembarco de refuerzos, cañones, munición y alimentos en la ciudad.

Fuerte de Victoria Grande, que sirvió como prisión civil de Melilla hasta 1996, cuando se inauguró el actual Centro Penitenciario de Melilla. | Efe

Una resistencia heroica y el fin del asedio

Durante el asedio, la ciudad sufrió el impacto de más de 12.000 proyectiles. La población civil se refugió en las Cuevas del Conventico y las Cuevas de la Florentina, donde también se custodió a la Virgen de la Victoria, patrona de Melilla. Pese a la dureza del ataque, la guarnición resistió con éxito los embates enemigos.

El 19 de marzo de 1775, coincidiendo con el Día de San José, el sultán ordenó el levantamiento del sitio. En una reunión posterior con el diplomático Hamed El Gazel, el gobernador Juan Sherlock recibió el mensaje de que Marruecos deseaba restablecer las relaciones comerciales en condiciones más ventajosas. Esta victoria no solo aseguró la soberanía española en Melilla, sino que también tuvo un efecto disuasorio duradero: nunca más la ciudad volvió a sufrir un asedio de esa magnitud.

Un legado de fortaleza y determinación

La conmemoración de este 250º aniversario incluye una amplia programación de actividades en la ciudad. Además del tradicional acto institucional y la misa de acción de gracias, se han organizado conferencias, visitas guiadas, rutas teatralizadas y una exposición dedicada al papel del rey Carlos III y sus ministros en la defensa de Melilla. También se llevará a cabo un solemne arriado de bandera en el Fuerte de Victoria Grande, epicentro de la resistencia durante el asedio.

Nunca más la ciudad volvió a sufrir un asedio de esa magnitud

El Observatorio de Ceuta y Melilla celebra estas iniciativas y considera que es un deber histórico rememorar la gesta. “Todos los países serios recuerdan hazañas de este tipo, porque son un símbolo de fortaleza y determinación”, afirma Carlos Echeverría. “De este episodio se pueden extraer muchas lecciones que, en el actual contexto, son más relevantes que nunca”, concluye el experto.

A dos siglos y medio del levantamiento del Sitio de Melilla, la ciudad recuerda con orgullo y respeto a quienes defendieron su soberanía, manteniendo viva la memoria de un capítulo heroico en la historia de España.