La modernización de España dejó en el campo español muchas casas vacías. Tantas casas y solares muertos, como vacíos sentimentales acumulamos en nuestras vidas. Especialmente cuando se acumulan las décadas. Amores perdidos, sueños olvidados y relaciones fallidas llenan las páginas de El latido de la tierra (Planeta), la última novela de Luz Gabás autora de éxitos literarios como Palmeras en la nieve, Regreso a tu piel y Como fuego en el hielo. Todos esos fantasmas del pasado los ubica en un pueblo, también, fantasma, uno de tantos que hay en nuestro país.
En El latido de la tierra aprovecha una historia romántica y policíaca para poner en el diván a la España vacía, pero también a la poblada. El diván no es otro que la casa de Alira, la protagonista de la novela. Un casa que aguanta el paso de los años porque ella es el pilar que la mantiene en pie.
“Alira es una mujer de cuarentaitantos que ha llevado una vida más o menos igual, pero de repente se tiene que enfrentar a un gran cambio y a su pasado, un pasado que ha arrastrado con ella de una manera que le ha hecho renunciar a su propio yo”, explica Gabás a El Independiente. En este sentido la autora eligió una mujer madura que “supiese de qué va la vida” y al que ella ha puesto en su novela ante la tesitura y el reto del cambio. “Un viaje iniciático que se produce a mitad de la vida”,añade.
En ese viaje Alira va acompañada de amigos de la infancia que vuelven al pueblo. Un regreso con el que se desempolvan muchos sentimientos del pasado y se hace balance de las decisiones que se tomaron, con las tensiones individuales y sociales que eso conlleva. En este sentido la novela de Gabás es una novela generacional.
A mi generación le tocó vivir la separación del entorno rural y adaptarse a los nuevos tiempos
“Todas las generaciones se enfrentan a sus propios cambios y a sus transformaciones. A mi generación le tocó vivir la separación del entorno rural y adaptarse a los nuevos tiempos que son muy tecnológicos, que son muy de futuro. La novela trata de esa transformación, por un lado el apego al pasado y, por otro lado, la transformación necesaria para ser capaces de sintonizar con el futuro incierto que nos asusta”, explica.
La estructura narrativa de la novela viaja del pasado al presente continuamente. Algo que Gabás entiende que es natural, porque “yo vivo constantemente acordándome de las cosas del pasado y pensando en el futuro. El tiempo lo llevamos alterando nuestra mente”.
Se puede mirar al pasado para reflexionar sobre él pero nunca para intentar revivirlo
Gabás establece un paralelismo de la historia de Alira y los demás personajes y nuestra historia reciente. “Hay una metáfora clara en la medida en que el pasado, como se dice en la novela, nunca es inofensivo. Se puede mirar al pasado para reflexionar sobre él pero nunca para intentar revivirlo. El pasado es irrecuperable no se puede recuperar exáctamente igual a como fue. Esto se puede interpretar de una política, yo estoy encontra de intentar revivir un pasado que se produjo en unas circunstancias distintas a las actuales”.
En este sentido, la escritora que reconoce haber “estado toda su vida vinculada al mundo” rural, quiere quitar dramatismo de la España vacía. “Me apetecía que se viera el tema del mundo rural con normalidad, no hay tanta diferencia, yo vivio en un pueblo porque he querido. Tenemos que abandonar ya la barrera del campo y la ciudad. Cada persona es como es y cada persona se adapta al entorno que puede, desea o elige. Vamos a una forma nueva de entender el campo”, asegura la autora que vive en la localidad de Benasque (Huesca).
La España que desapareció con la despoblación ya no volverá, pero la escritora es optimista. "Hay personas que han conservado esos solares y hay personas que no han podido, por las circunstancias que sean, pero lo llevan en su corazón. Ahora es un momento en el que mucha gente siente la necesidad de reconectar con el pasado que fuimos. La necesidad de volver al pueblo puede ser porque necesitamos una narrativa sólida a la que aferrarnos", explica.
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