Are you Rodrigo? Me pregunta una chica joven y muy rubia, del norte de Europa. En el Hotel de las letras la de Madrid la ficción parece que se mezcla con la realidad. Estoy en la cafetería con un hilo musical de smooth jazz de fondo, espero a Javier Cercas para entrevistarle por su libro Terra Alta, texto ganador del Premio Planeta 2019. No, I’m not, sorry. La nórdica se cruza con Cercas y empieza el trabajo.
Esto de meterse en los textos que uno escribe es muy característico de Cercas. Bueno, era. Este Cercas es otro, éste se ha colado en la biblioteca de los Premios Planeta donde el autor extremeño, catalán de adopción, estrena escritura y tono diferente.
“Muchas características de libros míos anteriores no aparecen en Terra Alta. Aquí no hay un Javier Cercas protagonista y no se cuenta el proceso de hacerse una novela como ocurría en casi todos mis libros. Estamos ante una ficción pura, aunque yo creo que no existe tal cosa, porque la ficción siempre está impregnada de realidad que es el carburante de la ficción”.
El proceso de cómo se hace la novela nos lo cuenta ahora a los periodistas. Cercas abandona la primera persona para instalarse en tercera y llevarnos a la región de Tarragona que da nombre a la novela. Allí encontró el escritor el carburante de realidad con el que prende toda la historia. Estaba en una de las localidades de la Terra Alta firmando libros cuando le robaron en el coche. El mosso que le asistió le contó que por allí no pasaba nunca nada, que él no era de allí, que se había instalado hacía unos años con su mujer y tenía una niña. Un urbanita que cuando se incorporó a la vida de pueblo no era capaz de conciliar el sueño por el silencio de las noches.
Este libro es un intento de ir por un territorio nuevo y decir cosas nuevas
Se llamaba Melchor porque la primera vez que su madre lo vio, recién salido de su vientre y chorreando sangre, exclamó entre sollozos de júbilo que parecía un rey mago. Su madre se llamaba Rosario y era puta. Este arranque del segundo capítulo de la novela, que entró en la mente del escritor como un tono nuevo, sumado a su anecdotario personal bastaron para que prendiera la historia de Melchor, un mosso d'esquadra con una juventud y un pasado complicado que encuentra la felicidad en un pueblo de la Terra Alta.
Desde que terminó El monarca de las sombras buscaba algo nuevo. “Ya no quería repetirme, porque repetirse es la muerte de un escritor. Si te repites formalmente no puedes decir cosas nuevas y si no dices cosas nuevas, lo mejor es que te calles. Este libro es un intento de ir por un territorio nuevo y decir cosas nuevas”, confiesa.
En la Terra Alta, en donde desde la Batalla del Ebro no pasa nada -como dicen los habitantes de Gandesa o Corbera del Ebro en la novela- se produce un triple asesinato. Aparecen muertos en su casa, tras ser torturados, los propietarios del mayor emporio empresarial de la comarca junto con su criada.
“Todos los libros tienen en cierta forma un poco de thriller. Los míos, muy visiblemente. En este caso más, con un policía y un crimen que conforman un thriller clásico. Aunque no es un thriller al uso, uno usa algunos elementos de un género para llevarlo a su terreno y decir lo que quiere decir”, mantiene.
Cataluña y el carburante del Planeta
Que a Cercas le coronara el Premio Planeta la misma noche que en Barcelona ardían decenas de fuegos por las protestas callejeras por la sentencia del procés coincide con su novela, en la que de fondo aparece el procés. “Pero muy de fondo- remarca el autor- porque es inevitable, el protagonista es policía y hay una parte del libro que transcurre en octubre de 2017”.
la felicidad no es un buen carburante para la literatura pero las cosas malas son excelentes
La huella del procés no está en la novela sino en el propio Cercas. ”Este libro no existiría sin lo que ocurrió entre septiembre y octubre de 2017. Aquello fue algo impensable, yo viví cosas que jamás pensamos que podían ocurrir en un lugar como Cataluña con una democracia occidental. Hablo no solo desde el punto de vista político sino personal, con mucha tensión. A mí eso me cambió como persona y me ayudó a cambiar como escritor. Nosotros usamos lo malo para nuestro trabajo, la felicidad no es un buen carburante para la literatura pero las cosas malas son excelentes”, confiesa.
El carburante del que esta hecho el Premio Planeta es del mismo que ardía la noche en la que el jurado le dio a Cercas el premio más generoso del mundo después del Nobel. “Lo que pasó en 2018 me sirvió para cambiar como escritor, porque eso me ayudó a cambiar como persona. Hubo un antes y un después, ya sé que es muy taxativo, pero es la pura verdad”.
Cerramos la entrevista hablado del libro de Manuel Vilas, finalista del Premio Planeta de este año. Tras halagar Alegría, el libro de Vilas, encuentra un punto en común con el suyo. “En los dos libros está muy presente el tema de la familia. Melchor ha encontrado en su familia su patria, esa que decía Sancho en el Quijote cuando vuelven a casa”.
Cuando termina la entrevista llega Manuel Vilas, detrás de está la chica nórdica que me abordó antes de que llegara Cercas. Está con Rodrigo, ya lo ha encontrado. No hay tiempo de ficciones para los periodistas en el Hotel de las letras.
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