"Cuando abandonas una comunidad en la que no has recibido educación ni formación, y desconoces las convenciones sociales, llegas a un mundo en el que tienes que aprender cosas como una profesión o cómo abrir una cuenta bancaria", cuenta Deborah Feldman en la presentación de la edición en castellano de su libro, Unorthodox. Su historia, que llega a España de la mano de Lumen ocho años después de su publicación en Estados Unidos, ha inspirado la serie de Netflix que tiene el mismo título. En la ficción, una joven llamada Esty que ha sido criada en una comunidad jasídica -basada en una corriente ortodoxa dentro del judaísmo-, se siente oprimida tras su primer e infructuoso año de matrimonio y decide buscar la libertad en Berlín.
Más allá de ser un éxito de la plataforma, la serie cuenta la historia real de Deborah Feldman, y su vivencia personal. La autora afirma que la crítica actual es distinta a la que recibió en 2012, cuando su libro vio la luz. Hasta aquel momento, abandonar una comunidad ortodoxa había sido "cosa de hombres. Ser mujer y escribir una obra de no ficción en la que cuentas que abandonaste tu comunidad, resultaba un problema para más de uno", confiesa la autora.
El siguiente aspecto que generó conflicto fue que Deborah Feldman hablase abiertamente de la intimidad femenina y de lo que ella quería experimentar. "Esto es un sacrilegio para mi comunidad, puesto que el cuerpo de la mujer es un regalo de Dios y ella no es quién para decidir qué hacer con él".
Pese a lo controvertido que pudiera resultar para un sector de la crítica, Unorthodox fue un auténtico éxito en 2012, y supuso un problema para la comunidad de Feldman, que respondió al libro con ataques. "Ellos intentaban desacreditarme, decían que mis padres estaban locos y que yo me había enfadado. Ningún miembro de mi comunidad dijo que mi historia fuese mentira, sino que yo estaba fuera de mis cabales y que no podían creerme".
Además de estas palabras, miembros de la comunidad a la que había pertenecido Deborah Feldman comenzaron a amenazar a los periodistas que escribían sobre ella y pagaron para que hubiera publicidad negativa en torno al libro.
Sin embargo, "esta controversia provocó que se hablara más de mi obra y se convirtió en un éxito que animó a más gente a abandonar sus comunidades, a escribir libros y a hacer activismo".
Feldman celebra que mujeres y hombres en su misma situación hayan seguido sus pasos, pero lo que de verdad desea es que las comunidades ultraortodoxas, a las que considera un "problema para todos y un problema que tiene que arreglar el judaísmo", desaparezcan. Anima a todas las comunidades judías a que construyan "puentes" que permitan a los integrantes salir o ir a otras. "La gente que se va acaba en el fondo de la pirámide social y no encuentra ayuda en otras comunidades".
Y es que la autora de Unorthodox sintió desde pequeña que no encajaba en su comunidad: "Mi madre, que era homosexual, se fue cuando yo era niña. Me hacían creer que yo era fruto de un matrimonio fallido y un producto de un escándalo", confiesa. Nadie dio la oportunidad a Deborah Feldman de demostrar que valía, puesto que, desde un principio, la trataban como una persona diferente a ellos. Se consideraba una extraña dentro de su propia comunidad, lo que le hizo mucho daño. Sin embargo, ser una "outsider te permite observarles, cuestionarles y desconectar de lo que algunos aceptaban como normal".
Ser una repudiada dio la oportunidad a Feldman de dudar y formularse preguntas a las que encontró respuestas en la literatura. Pese a que solo los hombres de la comunidad tenían el privilegio de leer, la autora halló un libro que su abuela tenía escondido. "Descubrí que podía leer en privado, que nadie tenía por qué enterarse". Dentro de los títulos que hojeaba, Deborah Feldman se vio representada en clásicos como Orgullo y Prejuicio, puesto que estaban protagonizados por mujeres a las que solo se les permitía casarse y tener hijos.
Lamentablemente, tuvo que dejar de leer cuando se casó, porque debía dedicarse enteramente a la procreación. "Lo mismo pasa en la serie, cuando Esty abandona sus clases de piano para dedicarse al 100% a quedarse embarazada", cuenta Feldman.
La autora, criada en una comunidad jasídica de Brooklyn, retomó la lectura cuando ingresó, sin el conocimiento de su marido, en Sarah Lawrence College, una universidad privada del Estado de Nueva York. Allí encontró la compañía de gente que le ayudó a entender la literatura. Recuerda a una profesora muy inteligente y "con mala reputación", que le dio un libro de ensayos que incluía las reflexiones de una judía feminista. Esta docente quería que Deborah Feldman redactase un ensayo, idea que materializó contando su propia historia. "Miré mi vida como una escritora, me preguntaba cómo contar la historia y cómo hablar de los personajes".
"Escribí Unorthodox en presente, puesto que aún no podía mirar atrás"
Feldman soñaba con convertirse en escritora al igual que las niñas deseaban ser princesas. Lo veía como un "sueño ridículo e imposible". Cursando sus estudios universitarios, descubrió que la escritura era más que una fantasía y un hobby, ya que podría ser una forma de vida. "Leí a muchas autoras que habían utilizado la escritura como vía de escape. Yo también quería salir de mi vida con la literatura".
En el año 2010, recurre a varios abogados para que la ayuden a abandonar la comunidad jasídica, cosa que lleva a cabo ese mismo año, llevándose consigo a su hijo. Una licenciada, que ya había trabajado para una mujer de una comunidad jasídica, confesó a Feldman que la única forma de ser libre estaba fuera de lo legal. "Me dijo que tenía que hacer algo para que la gente hablara de mí durante meses o años". Y así fue cómo la autora encontró una vía de escape en la literatura: "Escribir el libro me liberó totalmente de la comunidad jasídica".
Era consciente de que tenía que hacerlo muy rápido, y fue un trabajo que comenzó en Nueva York y terminó en Berlín. "Sabía que esto era lo único que me iba a garantizar la libertad, pero tenía la presión de escribirlo pronto". El proceso de redactar el libro fue tan rápido que Feldman no tuvo apenas tiempo para asumirlo. "Escribí Unorthodox en presente, puesto que aún no podía mirar atrás. El daño que sentía lo seguía sufriendo mientras lo escribía."
Además de su caso, Deborah Feldman conoce a otras personas que han abandonado comunidades como la suya, y entre ellas hay mujeres. Aunque no es la única, sí es la primera en lograr con éxito irse de su lugar de origen junto a su hijo.
Afirma que ahora hay un movimiento al que "ha contribuido" pero del que no quiere quedarse con "todo el mérito". "Si pones todas las historias juntas, encontrarás el movimiento que hace que muchas personas se replanteen su vida y quieran liberarse". Sin embargo, esto sigue siendo complicado, sobre todo para las mujeres. "La comunidad es más estricta con nosotras, puesto que nuestra marcha impide la procreación y amenaza la supervivencia de la misma".
Esto se ve reflejado en el caso de su ex marido, quien no tuvo que escribir un libro para "liberarse". Él no vendió su historia para llamar la atención. "El que fuera mi cónyuge vive ahora una vida secular, con su esposa e hijos. Fue muy simple para él. Ahora sé que es feliz, pero también soy consciente de que él nunca habría alcanzado esa libertad si no me hubiese ido yo antes", confiesa Feldman.
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