Hay una Valencia desconocida, oculta. David Orange la conoce bien, el autor valenciano la ha recorrido con su nueva novela, Romperás la noche con un grito (Planeta). La ciudad de Valencia desvió el curso del río Turia toda vez que eran cada vez más frecuentes las inundaciones del centro de la ciudad. Cuando había una crecida el agua anegaba la ciudad subiendo desde el subsuelo.
“Valencia es una ciudad que está rodeada de agua por diferentes vías; por el Mediterráneo, por la Albufera y, antiguamente, por el río Turia que hoy es un gran parque ya que el cauce del río se desvió hacia el exterior de la ciudad. Valencia se construyó rodeada de agua que se ha usado para cultivar la tierra que ha sido el medio de subsistencia de la ciudad durante muchos siglos y esto dio lugar a una construcción de un monumental sistema de regadío a través de las acequias”, explica Orange.
Valencia contaba con ocho grandes acequias que partían del río Turia para canalizar su agua por la huerta a través de múltiples ramificaciones que, a medida que la ciudad fue creciendo, quedaron bajo el subsuelo. Precisamente por estas acequias era por las que por las que se desbordaba el agua una vez que había crecidas en el río. Esas acequias se han convertido en un entramado del subsuelo de la ciudad sobre el qué el valenciano ha construido su relato.
“Cuando se secó el Turia se dejaron de utilizar. Tenemos bajo nuestros pies un entramado Túneles y acequias de cientos de kilómetros que, actualmente, siguen ahí, se han ido olvidando y conforman un laberinto muy oscuro y tenebroso por los que puede transcurrir una persona perfectamente para llevar a cabo actos delictivos de todo tipo”, explica el autor. Según Orange, en estos túneles se han celebrado fiestas ilegales, botellones, escondido criminales y han sido refugio de personas sin hogar.
El autor demuestra en su novela un gran conocimiento de su ciudad ya que gran parte de la misma queda reflejada en distintos pasajes del libro con barrios de diferentes de estratos sociales. La trama empieza en la zona del ensanche, el distrito más burgués del siglo XIX donde un bebé es secuestrado en mitad de la noche. La novela también recorre espacios sin abolengo como son los barrios de Benicalap, Els Orriols o Barona, sin dejar algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad como la Albufera y la huerta valenciana. No se olvida del centro histórico que reserva para el desenlace del thriller.
La novela de Orange discurre por un entramado argumentativo tan repleto de recovecos, cambios y giros como las acequias que discurren por la ciudad del Turia. “En un thriller lo que más desea ver un lector es un ritmo muy frenético, muy adictivo y que tenga un arranque muy prometedor para que, poco a poco, vaya transcurriendo la novela entre giros, sorpresas y una intriga que no le deje descansar”, asegura Orange. El autor imprime un predominio de la acción sobre la narración “para que el lector tenga la sensación de urgencia, de que va a ocurrir algo en cualquier momento y de que tiene que llegar a la meta final antes de que ocurra algo”, añade.
En este sentido el valenciano ha desarrollado la trama partiendo de una desaparición como desencadenante. “Las desapariciones siempre tienen algo inquietante y perturbador, lo hacen muy atractivo para incluirlo dentro de un thriller. Detrás de una desaparición pueden haber varios motivos, pero siempre hay algo que estremece si a esa desaparición le añadimos un secuestro. Cuando se identifica esa desaparición como un secuestro que alguien se ha llevado a otra con fines criminales es porque algo muy malo, muy oscuro ha pasado”, mantiene.
Las desapariciones en España están al orden del día. “Cuando miramos los informes que se publican de las personas desaparecidas es muy perturbador ver la cantidad de gente que desaparece en nuestro país. Cada año se notifican alrededor de 15.000 o 20.000 denuncias. La mayoría son de menores, ahora bien, de estas desapariciones la mayoría se resuelven de manera satisfactoria. Pero quedan unas mil y pico desapariciones que quedan sin resolver. La mayoría de menores fugados o que se los ha llevado un progenitor o un familiar. Pero luego hay un pequeño porcentaje que no se debe a ninguna de estas causas, sino a causas criminales. Son sólo 8 o 10 desapariciones de menores que se puede decir que son con fines criminales”, detalla el valenciano. Con una de ellas -con la desaparición de un bebé- arranca su novela, Romperás la noche con un grito.
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