A pesar de todas las dudas que genera en cuanto a su idoneidad, interés o calidad, el Premio Planeta siempre da de qué hablar. El de esta edición se lo ha llevado Paloma Sánchez-Garnica, con menos polémica que el año pasado pero también sin mucha sorpresa, pues no deja de ser una autora cuyo catálogo ya pertenecía a la casa. Una vez se ha descubierto quién es la afortunada del millón de euros, no menos importante resulta un segundo premio de 200.000 euros y miles de ventas aseguradas para el finalista, que en este caso ha sido para Beatriz Serrano y su Fuego en la garganta.
Y es en la segunda posición donde el jurado sí que ha querido arriesgar algo más con respecto a la edición anterior fijándose en un perfil muy distinto al que premiaron entonces. Un cambio sustancial que refleja la diferencia entre dos estilos, géneros e incluso ideologías antagónicas. De la novela histórica a la iniciática, de la Grecia clásica a la España moderna, de la rigurosidad académica a la naturalidad coloquial, de Alfonso Goizueta a Beatriz Serrano.
Beatriz Serrano, exitoso debut y futuro prometedor
La carrera de Beatriz Serrano (Madrid, 1989) como escritora no podía haber tenido mejor inicio. Si el año pasado sorprendió con un prometedor debut en novela gracias a El descontento (Temas de Hoy), ahora puede presumir de ser la flamante finalista del Premio Planeta 2024. Con este reconocimiento, la periodista y escritora madrileña, que se presentaba en esta 75ª edición del certamen bajo el seudónimo de Eutropio, recibirá los 200.000 euros, aparte del prestigio editorial que supone saberse en el palmarés de un premio como el Planeta.
Antes de descubrirse como novelista, Serrano había sido una firma habitual en medios como Vanity Fair, GQ, SModa, Vogue o El País, donde trabaja actualmente. Sin embargo, muchos de sus lectores han llegado a ella a través del pódcast Arsénico Caviar, que presenta y dirige junto a su compañero de El País Guillermo Alonso y con el que ambos ganaron un Premio Ondas.
El descontento fue su primera novela, con la que fue nominada como autora revelación en la edición 2024 de los premios Openbank Literatura de Vanity Fair. También fue una de las sensaciones de la Feria del Libro de Londres y en 2025 se publicará en inglés por Knopf – Vintage (USA) y Harvill Secker (UK), compartiendo catálogo con autores como Haruki Murakami, Ian McEwan o Maggie O'Farrell.
En El descontento Serrano planteaba una sátira generacional protagonizada por una mujer en la treintena que tiene que recurrir al sarcasmo y el humor ácido para afrontar la triste realidad de un mundo laboral marcado por las expectativas incumplidas y la mediocridad, gracias a una prosa divertida, crítica y punzante.
'Fuego en la garganta', la novela de los 200.000 euros
Su nueva obra, la que le ha valido el segundo premio en los Planeta, se titula Fuego en la garganta y se presenta como "una novela iniciática en la que la protagonista, poseedora de ciertos poderes sobrenaturales, recorre la década de los 90 y los primeros años del siglo XXI. Hija de una mujer condenada por la sociedad de la época por el hecho de sentirse diferente, Blanca se convierte en una adolescente que se rebela contra el abandono que sufrió en su infancia". Una sinopsis que de primeras recuerda a las ficciones del tipo coming of age de Charles Forsman como The End of the F***ing World o Esta mierda me supera, ambas novelas gráficas que se popularizaron gracias a las respectivas series que produjo Netflix en formato audiovisual.
Ya lo avisaban en la rueda de prensa previa del lunes los integrantes del jurado Juan Eslava Galán y Carmen Posadas: esta edición ha estado marcada por una "abundante" presencia de thrillers y novelas de iniciación. Si el máximo galardón del millón de euros ha sido para Paloma Sánchez-Garnica y su Victoria, una historia de amor ambientada en el Berlín de la Guerra Fría, el segundo premio ha respondido a esa significativa cantidad de novelas iniciáticas premiando la presentada por Beatriz Serrano.
Además de Posadas y Eslava Galán, el jurado del Premio Planeta ha estado integrado por José Manuel Blecua, Luz Gabás, Pere Gimferrer, Eva Giner y Belén López, directora de Editorial Planeta y secretaria del jurado. Entre todos han decidido que de los 1.070 originales presentados, los de Sánchez-Garnica y Serrano son los merecedores del premio literario mejor remunerado en español.
Al recibir el premio, la autora ha explicado que se ambienta en los años 90 en un barrio popular de Valencia y que la protagonista es Blanca, una niña que, a raíz de que su madre los ha abandonado a ella y a su padre, descubre que "tiene la capacidad de obrar milagros". Durante la novela Blanca va creciendo, se convierte en una adolescente "conflictiva, gótica y obsesionada con los crímenes de Charles Manson y la música de Joy Division", y entrará en Internet para intentar encontrarse a sí misma.
Allí conoce a un grupo de chicas muy parecidas a ella, a las que considera su familia escogida, ya que la autora asegura que Blanca, "como todos, es una chica solitaria que intenta conectar" con otras personas. "Para mí es otra forma de decir lo que intentamos todos: tratar de sobrevivir", ha asegurado.
Del 'pijo' a la 'quinqui'
Si el año pasado el Planeta fue criticado como un mero movimiento de intereses empresariales dentro del mismo grupo, la designación de Paloma Sánchez-Garnica como sucesora de Sonsoles Ónega en esta edición parece proponer una vuelta a un estilo de autor más clásico, aunque igualmente ligado a la casa.
En el caso de los finalistas, el año pasado fue para un desconocido, Alfonso Goizueta y su novela histórica sobre Alejandro Magno, La sangre del padre. Goizueta, además de ser el finalista más joven en la historia del galardón con 23 años, llamó la atención por sus inquietudes y posicionamientos políticos como analista en diversos medios. Un niño prodigio vinculado ideológicamente con la derecha liberal, afín a los planteamientos de figuras como Isabel Díaz Ayuso o Cayetana Álvarez de Toledo. Un chico que según el libro de Raquel Peláez, Quiero y no puedo: Una historia de los pijos de España encajaría perfectamente en la categoría de "pijo".
Y si Goizueta era el "pijo", en este binomio comparativo entre predecesor y sucesor, Beatriz Serrano es la "quinqui", empezando por el tema de su novela, que poco o nada tiene que ver con el estudio de la historia antigua, sino más bien con el reflejo de la actualidad. Pero también por sus opiniones y posicionamientos políticos de corte más progresistas, reflejados en entrevistas, declaraciones y textos propios.
Pero donde realmente el gran público ha podido conocer a Serrano, antes de descubrir su faceta como escritora, ha sido a través de Arsénico Caviar. Un pódcast conversacional y confesional con trasfondo cultural en el que ambos debaten en un tono distendido sobre asuntos cotidianos, banales o profundos, bajo la premisa de estar a favor o en contra, y todo ello desde una perspectiva humorística pero crítica con respecto a las cosas que nos definen como sociedad. Así lo ha reflejado también en su novela anti-trabajo, El descontento, y seguramente seguirá en esta misma línea en su segunda obra y flamante finalista del Planeta, Fuego en la garganta.
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