Con aire de quien anda por su casa, Salvador Sobral presentó este martes su nuevo álbum de estudio París, Lisboa ante un reducido grupo de medios de comunicación en el mítico Café Central de Madrid. Un trabajo en el que se palpa la madurez artística que ha adquirido desde que representara a su país en Eurovisión y le diera por primera vez el trofeo al luso.
Puntual salía al escenario acompañado de su banda formada por Júlio Resende al piano, André Rosinha en el contrabajo y el batería Bruno Pedroso. Las primeras notas de Cerca del Mar --una de las dos canciones en español que componen el álbum junto a Grandes Ilusiones-- inundaron el café atravesando las paredes y llegando a la Plaza del Ángel que esta mañana se respiraba más amable. Era la primera vez que iba a verlo y a pesar de que fuera por trabajo, volvería por placer.
Sobral, es todo un artista, no músico, artista todo él que cuando dice que anda, él anda, y cuando crece el contrabajo él se hincha como si de un gigante se tratara. Él quiere ser un instrumento más, y lo es. Quiere fusionarse con las notas y lo consigue. Antes de cantar Benjamin --el séptimo tema del disco-- se dirigió al público que lo miraba atónito por lo que acababa de presenciar. Habló de lo "improbable" que era estar ahí en ese momento presentando lo que es su primer álbum desde que ganara el festival de la canción de Eurovisión, pasara su larga convalecencia y contrajera matrimonio con la actriz francesa Jenna Thiam. Tres hitos en menos de dos años cuando sólo suma de vida 29.
Se refirió a la confianza depositada por la productora en un disco como París, Lisboa: "No sé en qué momento Warner Music quiso apostar por un disco de Jazz, pero lo hizo. Y les voy a llevar hasta la falencia", decía con tono entre maléfico y agraciado.
Con su íntimo lirismo y una madurez musical que hace difícil pensar en él como un artista emergente. Se mueve seguro por el escenario, se sienta en el suelo, desaparece para darle todo el protagonismo a la banda, les escucha como si fuera la primera vez que les escuchara, como si hiciera parte del público, lo disfruta, lleva el ritmo con la cabeza y vuelve --casi de puntillas-- al micrófono. Se rompe un poco la voz y arena...
Está cómodo y pregunta a quien corresponde cuántas canciones puede cantar, como pidiendo permiso, y se lo dan: "¡Todas las que quiera!". Hubiésemos querido que se lo tomara enserio. Interpretó cuatro canciones más en las que le bastó para desplegar su camaleónico repertorio: nos transportó a la France, dio miedo con La Souffleuse, practicó beatbox y se hizo la fiesta al ritmo de la bossa nova en Anda Estragar-me os Planos con el rajão de André Santos.
Es de esos personajes que le inspiran a una a salir a la calle y saltar en los charcos. Esperamos verlo la próxima vez acompañado de la sublime Silvia Pérez Cruz con quien, confesó a El Independiente, le encantaría cantar.
París, Lisboa se publicará el próximo 29 de marzo, y ya está disponible para su reserva en formato físico y digital con el plus de que quien reserve en formato CD podrá conseguirlo firmado el día de su publicación.
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