La ola conservadora que ha llevado al poder en Brasil a Jair Bolsonaro ha dividido a la sociedad obligando a posicionarse a los ciudadanos frente a sus posicionamientos extremos. Anitta, la cantante femenina más importante del país que extiende su influyente popularidad por el mundo, fue empujada por la opinión pública a posicionarse frente al líder ultraconservador. Se ubicó en las antípodas. “No puedo votar a un candidato racista, machista y homófobo”. Su palabras volaron entre sus 34'5 millones de seguidores de Instagram. Vogue la ha señalado como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo.
Ella no quería entrar en el juego de la política, insistió para que no se usaran sus declaraciones, pero ante la polarización del momento no pudo quedarse al margen. Ahora, con Bolsonaro instalado en el Palácio do Planalto, la posición de la artista sigue despertando interés.
“La gente me preguntó mucho para que hablara, fue una cosa de locos por unas declaraciones que se hicieron muy virales en mi país”-cuenta a El Independiente-. Nos atiende por el lanzamiento de su disco Kisses, el más internacional de su carrera que canta en inglés, español y portugués. Intenta mantener distancia del tema político, pero su forma de ver el mundo que la ha convertido en una heroína de muchas mujeres brasileñas, la pone una y otra vez el polo opuesto de conservadurismo extremo que gobierna su país.
“Yo hago entretenimiento para la gente y no combina con mi trabajo estar a favor de un pensamiento que no unifica a la gente, que no respeta los diferentes tipos de personas y decisiones de sexualidad. El problema es que para la gente que no tiene tanta información ver un a un representante, que es conocido por tener tantas declaraciones malas para diferentes colectivos, hace que la gente sienta que es normal, que es libre para tener sus prejuicios y exponerlos así. Es un problema social grande si la gente de la calle cree que es normal tener pensamientos machistas o lo que sea, ahí hay un problema”. Su castellano no es el mejor del mundo, pero las ideas le salen nítidas.
“Yo no estudié nada, mi opinión es estar en contra de cualquier tipo de prejuicio y ahora estoy muy preocupada por el medio ambiente. Pero no soy la persona indicada para discutir, yo doy mi opinión”, concluye.
Un ejemplo para las mujeres
Larissa de Macedo Machado, nacida en 1993 en una barriada humilde de Río de Janeiro, se convirtió en Anitta en 2011 cuando inició su carrera musical. Su primer éxito fue Show Das Poderosas un tema de empoderamiento femenino cuyo videoclip consiguió millones de visualizaciones en el país. Y muchas críticas.
“Cuando empecé no había tantas mujeres cantando, había una regla de qué tipo de mujer debería de ser, solo cantar de amor y de tener su novio y sus niños. Yo llegué haciendo lo contrario. La gente se volvió loca por mucho tiempo, pero resistí. Resistí y con mis letras polémicas, con mis vídeos que siempre dan que hablar. Y así fue, encajando los golpes, pero resistí y ahora tenemos muchas mujeres haciendo ritmos urbanos como yo. Bailando y cantando lo que quieren.Es una felicidad, una libertad”, asegura.
Cuando te juntas con otro cantante tú le ofreces lo que tú tienes y él lo que él tiene: su audiencia, su gente, sus admiradores
Tras convertirse en una estrella en Brasil, Anitta, escala su fenómeno a nivel mundial conquistando el mercado latinoamericano y el anglosajón. Para esa escalada del fenómeno Anitta son clave las colaboraciones con otros artistas.
“Las colaboraciones son como un intercambio de público. Cuando te juntas con otro cantante tú le ofreces lo que tú tienes y él lo que él tiene: su audiencia, su gente, sus admiradores. Esto es increíble yo lo he hecho muchas veces porque así como Brasil es un mercado muy difícil para un hispano, lo mismo pasa para un artista brasileño fuera”, explica la brasileña.
Kisses, su nuevo disco, está compuesto por diez temas que han sido lanzados a la vez que sus respectivos videoclips que cuentan con las colaboraciones de Alesso, Becky G. y Caetano Veloso, entre otros. El resultado es un disco muy variado en estilos y registros, como el abismo que separa entre la provocativa Banana, que canta con Becky G, y Voce Mentiu que interpreta con Caetano Veloso. “Quería tener diez Anittas diferentes, por eso se llama Kisses, los besos son así hay muchos tipos de besos; besos de familia, de amor, de cariño, de amigos.. Y esos besos al final siguen siendo besos”.
Un disco hecho a la medida de una personalidad compleja.“Es parte de mi realidad, soy una persona muy compleja por dentro, tengo muchas personalidades. Quería mostrar a la gente que quiere que te encasillen en un sitio y yo no soy así, a mi me gusta mirar todo el tiempo a todo tipo de ritmos y músicas”.
Además de la complejidad de la artista, la cantante convive con el hecho de ser ella la que lleva su propia carrera. “Soy muy dura con conmigo misma. Tengo que parar con esto, no me gusta fallar, soy muy exigente”, confiesa.
Anitta, en la serie documental que rodó para Netflix, se muestra muy unida a su familia. Espera que su fama no le afecte a ella como antes le ha pasado a otras estrechas. “Todo el tiempo rezo para que no pase con mi vida. Pido a mi familia que me ayude para que eso no pase porque, en verdad, no me gustaría cambiar la persona que soy. Siempre les pido que miren por mí, como mi hermano que está aquí conmigo. Para mí es lo más importante”.
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