Este 16 de mayo se cumple un cuarto de siglo del fallecimiento en su residencia de El Lerele, en el municipio madrileño de Alcobendas, de la mítica artista Lola Flores. Nacida el 21 de enero de 1923 como Dolores Flores Ruiz, desde muy pequeña demostró su talento como cantante y bailarina, y siendo muy joven empezó a cantar en bautizos, fiestas privadas y en otros espectáculos menores. En esa época trataba de emular a Imperio Argentina y Estrellita Castro, en el cine, y a Pastora Imperio en el baile.
Una vez concluida la guerra civil, Lola Flores empezó a trabajar en el mundo de la música y el cine. Su primer trabajo fue Martingala (1940), el largometraje de Fernando Mignoni en el que dio vida a una gitana por un sueldo de 12.000 pesetas, algo inimaginable para ella. A principios de los años 40, toda la familia decidió trasladarse a Madrid buscando el éxito de la artista.
A partir de 1942 estuvo de gira por varias provincias españolas con un espectáculo creado por el empresario Juan Carcellé, y de aquí salió El lerele, la que podría decirse que fue su canción más popular de aquella época, un tema que años después pasó a ser un auténtico éxito de La Faraona. Con unas cuantas miles de pesetas en el bolsillo, Lola Flores decidió montar su propia compañía.
En esta nueva etapa, representó el espectáculo Zambra junto a Manolo Caracol, con el que viviría una de sus mejores épocas, además de un apasionado y complejo romance. Después de un largo período de turbulencias sentimentales, contrajo matrimonio el 27 de octubre de 1957 en el Monasterio de El Escorial, con el guitarrista y compositor gitano Antonio González El Pescaílla (1925-1999).
Hace 25 años se produjo su fallecimiento, y como homenaje, acompañamos esta breve semblanza con una serie de hitos en la carrera artística de Lola Flores, y con sus canciones más populares.
'La Zarzamora'
De su relación profesional con Manolo Caracol se conserva Embrujo (1946), película de Carlos Serrano de Osma, director que logró uno de los más íntimos y arriesgados trabajos de La Faraona, pese a que no le reportase demasiada popularidad. También trabajó en La niña de la venta (1951), de Ramón Torrado, que sí atrajo todas las miradas, aunque supondría el fin de su romance con Manolo Caracol. Posteriormente, una Lola cuyo talento había traspasado las fronteras, consolidó su carrera con La zarzamora, uno de los temas más afamados de la época.
'A tu vera'
La década de 1950 supuso el despegue de Lola Flores como una figura popular en la sociedad española, con una intensa actividad artística. Firmó un contrato con Cesáreo González, quién contó con ella para la película La estrella de Sierra Morena (1951), de Ramón Torrado, y programó largas giras por América, llegando a rodar en México La Faraona (1955) de René Cardona, donde se granjeó el apodo artístico que aun conserva a día de hoy.
'¡Ay pena, penita, pena!'
La década de 1960 consolidó definitivamente el mito de ‘La Faraona’. El balcón de la luna (1962), de Luis Salavsky, fue uno de sus últimos actuaciones en cine antes de hacer un parón para dedicarse a sus espectáculos teatrales. El trabajo de Lola Flores fue premiado por el Sindicato Nacional del Espectáculo, por su labor en Una señora estupenda (1967), de Eugenio Martín. Posteriormente seguiría apareciendo en títulos como Truhanes (1983), de Miguel Hermoso, o Juana la Loca… de vez en cuando (1983), una parodia absurda histórica dirigida por José Ramón Larraz.
'¿Quién tiró la bomba?'
La discografía de Lola Flores cuenta con cientos de grabaciones y canciones que quedarán para el recuerdo. Su primer tema grabado fue Pescaero, pescaero, que salió al mismo tiempo que las películas Pepa Banderas (1946), La Sebastiana y, principalmente, La Zarzamora (1948), que sonó en su funeral tal y como ella pidió. Entre sus discos destacan Ay Lola, España mía, Juerga flamenca, Mi mundial 82 (1982) y La inimitable Lola (1990). Sus temas más emblemáticos son: La zarzamora, A tu vera, Torbellino de colores y ¡Ay pena, penita, pena!
'Cómo me las maravillaría yo'
En 1972, Lola Flores fue diagnosticada de cáncer de mama, dolencia que provocó que fuera sometida a operaciones y tratamientos, pese a que se negó a que le hicieran la mastectomía por miedo a que arruinase su carrera. Lamentablemente, este fue uno de los desencadenantes de su fallecimiento el 16 de mayo de 1995. La Faraona tenía 72 años y se encontraba en su residencia de El Lerele, en la urbanización de La Moraleja (Albocendas), cuando murió.
'Lola de España'
El Centro Cultural de la Villa (actual Teatro Fernán Gómez) de Madrid, en la plaza de Colón, acogió su capilla ardiente. El féretro estaba abierto y amortajado con una mantilla blanca, para que todos sus admiradores pudieran despedirse de ella. Finalmente, Lola Flores fue enterrada en el cementerio de la Almudena tras una ceremonia muy concurrida que fue retransmitida en directo por televisión.
'Ojalá que te vaya bonito'
El 31 de mayo de 1995, apenas dos semanas después del fallecimiento de La Faraona, el cuerpo de su hijo Antonio Flores (de treinta y cinco años), fue hallado en la residencia familiar de El Lerele. La causa de la muerte fue debido a una sobredosis de barbitúricos y alcohol.