Todo vuelve. Los pantalones campana, el pelo bicolor por el que se acribilló a Mónica Naranjo en su época -visionaria, ella-, la purpurina, las lentejuelas, y en el panorama musical, un retorno estelar a los ritmos disco que marcaron los años 70 y 80.
2020 se ha convertido en un remolino de novedades, pero la nostalgia ha terminado copando la industria musical. Con más tecnología, pero con la misma esencia, el pop reivindica al disco en un retorno glorioso de los Bee Gees, en clave diva.
Dua Lipa sorprendió en marzo con Future Nostalgia, brindando a sus fans un producto más maduro, completo y con una clara reminiscencia de la época del brilli-brilli y los patines de cuatro ruedas.
Katy Perry continuó el legado con Smile, álbum con claras referencias circenses, pero con un trasfondo que enorgullecería hasta a la mismísima Cher. Podríamos definir el disco como el periodo rosa de Picasso, versión arcoíris y lujuria.
Miley Cyrus ha sido la última en presentar su nueva era, discoteca style. Aunque no conocemos muchos detalles de su nuevo álbum, su último sencillo, Midnight Sky, ha marcado a fuego el camino que la americana quiere seguir. Además, incluye colaboraciones con Billy Idol y la propia Dua Lipa.
¿Qué ha llevado a tres de los grandes pilares del pop a devolver la gloria a la bola de discoteca? ¿Se trata de una tendencia o de un cambio necesario para un industria que se había estancado en la continuidad de un producto caduco, quemado por el boom de las plataformas de streaming?
Miley Cyrus y la reinvención constante
Hannah Montana, uno de los personajes más exitosos de la historia de Disney Channel, ya no la representaba. Después de haber dado vida al personaje desde los 14 años, la estadounidense lo asesinó nada más terminar la serie.
Miley no quiso ser chica Disney, sino una fusión de las diversas personalidades que brotaban dentro de ella. Tras dejar al ratón de orejas redondas aparcado con el resto de memorias de dicha etapa, la artista comenzó una época que recibió la etiqueta de "rebelde", pero que terminó siendo una búsqueda de sí misma.
Quizá sea una de las artistas más versátiles de la contemporaneidad, siempre balanceándose entre el atrevimiento y pasotismo del qué dirán. Con Wrecking Ball rompió, no solo paredes, sino cánones de lo que era y quería ser.
Tras el discreto lanzamiento de Younger Now en 2017, un álbum que muchos alabaron por representar un pop cotidiano, conocido y poco escandaloso, Miley vuelve a sus orígenes. Con un nuevo corte de pelo estilo mullet y versionando a Debbie Harry en Heart of glass, Cyrus calienta motores para una nueva era marcada por el brillo, los diamantes y la apuesta por una misma.
Dua Lipa y la nostalgia de Studio 54
Ser chica del pop no es fácil, convertirse en diva del género, mucho menos. La británica comenzó con un repertorio dulce en el que romper con tu pareja fue la levadura que hizo crecer su receta. Con New Rules, un alegato feminista que aconsejaba no volver a caer en las redes tu ex, Dua Lipa pasó de promesa del pop a estrella emergente.
La artista tardó varios años en sacar nueva música, pero cuando llegó el primer adelanto de Future Nostalgia, su segundo hijo, entendimos por qué las prisas nunca son buenas. Don't start now se presentó en las listas de éxitos en un abrir y cerrar de ojos y creó un nuevo DNI para una Dua Lipa más madura que ya no lloraba por relaciones pasadas, las aplastaba con sus letras.
Future Nostalgia es un proyecto musical y estéticamente muy cuidado. Cada detalle, cuenta. Desde las portadas de los sencillos, hasta la línea editorial que siguen sus vídeos, pasando por el estilismo de la artista. Todo señala el camino disco-festivo que la británica había escogido para este segundo álbum.
Uno de los temas más destacados es Physical: un renacimiento de las cintas de ejercicio de los años 80 en las que los calentadores fosforitos y los bañadores para caderas imposibles se hacían hueco en las pantallas. Dua Lipa acompañó el sencillo con un vídeo emulando el aeróbic ochentero, estilo Olivia Newton-John, una idea brillante que homenajea a la protagonista de Grease y que muchos emplearon para hacer ejercicio durante la cuarentena.
Para completar la experiencia, Dua Lipa sacó por sorpresa Club Future Nostalgia, una inmersión completa en su idea contemporánea de la pista de baile. En colaboración con la DJ americana The Blessed Madonna, el álbum homónimo cuenta con casi una hora de remezclas de las canciones originales que transportan al oyente a los años donde las discotecas era el epicentro cultural y social.
Uno de los grandes temas de su club nostálgico ha sido Levitating, para el que ha compartido micrófono con la inigualable Madonna y la rapera estadounidense Missy Elliott. La canción ha sido pivotal para Dua Lipa, que ayer lanzó una nueva versión con el rapero DaBaby en la que las lentejuelas y los bailes old school siguen siendo protagonistas.
Katy Perry y su sonrisa dorada
La californiana ha acaparado más titulares en los últimos años por su relación con el actor Orlando Bloom que por su música, pero su retorno a los escenarios -pandémicos- se ha producido por medio del champán y los vestidos plateados.
Smile, su quinto lanzamiento, recupera la esencia del pop de siempre: el de la fiesta, el baile y el que triunfa a la hora de evadir al que lo escucha de la contemporaneidad gris.
Canciones como Tucked o Champagne problems testifican la reivindicación de Katy Perry tras Witness (2017), un disco que fracasó y se convirtió en la bestia negra de la propia artista en una época marcada por la depresión.
Su último lanzamiento se inspira, en mayor medida, en su embarazo, como se puede apreciar en diversos de sus videoclips. Su hija, Daisy Dove Bloom, nació el pasado 27 agosto y ha sido una parte fundamental de Smile.
¿Alguien ha dicho Doja Cat y TheWeeknd?
Si algo ha caracterizado la música en este 2020 ha sido la clara predilección por las eras pasadas. Doja Cat saltó del -casi- anonimato a protagonizar uno de los hits del año. Con Say so, la cantante americana se enfundó en un estilo setentero y demostró que actualidad y pasado pueden convertirse en una fusión exitosa. Con maquillaje ecléctico y vestido de diamantes que le queda como anillo al dedo, Doja se reencarnó en una protagonista de una película de Austin Powers.
The Weeknd también ha dejado su granito de arena con After Hours, uno de los mejores discos del año. Con la canción Blinding Lights guiando el resto del álbum, el canadiense se lleva la palma a la hora de hacer que los sonidos ochenteros se adapten a los arreglos marcados por la tecnología. Con una estética de mafioso de cómic, The Weeknd es un testamento más del éxito del género disco en el pop actual.
Ya sea bailando confinados en el salón, recreando la pista de baile de Fiebre del sábado noche con la lámpara, o vibrando con el altavoz en el baño, la música disco ha entrado de lleno en un 2020 que pide a gritos motivos para mover la cadera.
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