«Yo sólo soy Bob Dylan cuando tengo que ser Bob Dylan. La mayor parte del tiempo quiero ser yo mismo. Bob Dylan nunca piensa en Bob Dylan», aseguró una vez el cantautor estadounidense refiriéndose, probablemente, al muchacho de diecinueve años que aparecía en los sótanos del Village de Nueva York a principios de 1961 -hace ahora sesenta años-, y abría camino con su guitarra y sus canciones. Por aquel entonces nada haría presagiar que iban a bastarle unos meses para, influenciado por los grandes Little Richard, Elvis Presley o Johnny Ray, revolucionar la música popular de los Estados Unidos. Pero lo hizo. Comenzó a forjarse una leyenda. La leyenda de Bob Dylan.
Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan (Minesota, 1941) se dió a conocer como cantautor folk de letras reivindicativas y cargadas de protesta social como las de Blowin in the Wind, The Times They Are a Changin o A hard Rain's a Gonna Fall, para convertirse después en uno de los grandes referentes del blues y el rock tras el lanzamiento de los discos Bringing It All Back Home y Highway 61 Revisited, ambos en 1965: «Lo que pasaba con el rock and roll es que, para mí, de todos modos, no era suficiente. Había muy buenas frases pegadizas y un ritmo contagioso, pero las canciones no eran serias o no reflejaban la vida de un modo realista. Supe que cuando me metí en la música folk era una cosa más seria. Las canciones estaban llenas de tristeza, de triunfo, de fe en lo sobrenatural, y tenían sentimientos más profundos», explicó Dylan en 1985 para su álbum recopilatorio Biograph. Y añadió: «Todo lo que hice fue cantar canciones que iban directo al grano, piezas que trataban de nuevas y poderosas verdades. Tenía muy poco en común con la generación cuya voz se suponía que era».
En los 60, Bob Dylan vendió más de 100 millones de álbumes, se presentó en casi todos los países del mundo y escribió más de 500 canciones entre las que destaca el primer sencillo del segundo de estos álbumes, Like a Rolling Stone, el mayor himno de la carrera del artista, que fue elegido por la revista musical Rolling Stone como la mejor canción de todos los tiempos. Por aquel entonces, sus letras, ya hicieron que la prensa hablara de él como el gran poeta del momento, y aunque aquello no le gustaba, -«No me llamo poeta porque no me gusta la palabra. Soy un arte del trapecio»-, decía, el compositor fue merecedor del Premio Nobel de Literatura de 2016, galardón que nunca antes se había entregado a un músico «por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción»: «Nunca busqué este premio como sé que lo han hecho muchos, solo me sentí agradecido en que hayan reconocido mi forma de escritura».
«Sus letras mezclan cierto sermoneo coloquial folk de Woody Guthrie con una pizca de imaginería demoníaca de Rimbaud y algo de crítica social propia de Yevtushenko. Tanto si son versos libres o rimados como si su humor resulta sombrío, aguerrido, satírico o fantasioso, las letras y melodías del señor Dylan centellean con el brillo del poeta inspirado», escribía el crítico musical y cinematográfico en The New York Times.
Aunque su primera etapa es la que lo posicionó, Bob ha trascendido más allá de la generación que lo transformó en un icono contracultural de cuya voz salían cuestionamientos con los que casi todos se identificaban o descarnadas canciones de amor, desamor, soledad y desarraigo.
Desde los primeros años de su carrera y hasta el presente, Bob Dylan, aquel joven bohemio sin un dólar en el bolsillo que llegaba a Nueva York sin la certeza de poder comerse el mundo, se mantiene como uno de los grandes referentes para generaciones de artistas, es aclamado como una leyenda viva, y su carrera se mide en 39 discos y 125 millones de copias vendidas. En 2020 Bob Dylan lanzó su último álbum Rough and Rowdy Ways, el primero en ocho años con canciones inéditas, ya que, en sus anteriores trabajos, como Triplicate (2017), versionó clásicos del cancionero estadounidense.
El misterio alrededor de su vida privada
«Prefiero no hablar de mis cuestiones personales, en todo caso, puedo dar cuenta de algo relacionado con mi música, incluso no del todo, porque la música tiene su propia voz», decía Dylan al término de una de las tantas giras por su país. Y es que antes que el misterio, las drogas, sus amores e hijos/as, las conversiones religiosas, el Pulitzer, el Nobel, los millones embolsados por la venta de los derechos de sus canciones, o el resto de rumores que se han vertido sobre él, está su música y el sonido acústico de sus primeros discos, voz y canciones, que diría el mismo.
Desde que conoció la fama, el cantante ha blindado su intimidad de forma casi hermética. El legendario compositor ha estado casado en dos ocasiones, con la modelo y chica 'Play Boy', Sara Lownds, con la que tuvo cinco hijos, y la cantante Carolyn Dennis, con la que se casó en 1986 y se separó seis años después. Sin embargo, él nunca hizo pública esta relación. El matrimonio y su nueva paternidad salieron a la luz años después a través del biógrafo Howard Sounes.
Su vida también ha estado marcada por el accidente por el que casi pierde la vida en 1966 y por el que estuvo alejado de los escenarios durante tres largos años, y por una adicción a las drogas que Dylan confesó el mismo año.
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