Nació en 1999, en la isla de La Palma. Con 10 años supo que quería trabajar en la música y es ahora, dos años después del delicado EP Chiquita e incontables conciertos; cuando ha decidido publicar su primer disco, Con cariño y con cuidado. Como respuesta a una industria musical marcada por los singles, la joven reivindica la necesidad de los artistas de englobar sus obras en discos y poder así cerrar etapas, como lo hacen Rosalía o Bad Bunny.
Pese a ser su primer disco, la cantante, cuya música se popularizó en plena pandemia —entre otros motivos, porque Alejandro Sanz compartió su versión de la canción Desde cuándo—, encuentra el esplendor al comenzar a compartir sus propias letras, en las que habla de la migración (Ay, amor), la sororidad (Guerrera) o de una ruptura (Culpa).
La nueva tanda de canciones incluye, además de su folk habitual, sonidos propios de géneros como la rumba, consecuencia de que se ha "quitado algunos miedos", pero sin olvidar su cálida voz ni sus símbolos comunes, explica en entrevista con este medio.
Es este viernes cuando el disco, con una gran presencia del amor propio, sus raíces y de los suyos, verá la luz. La de Valeria Castro es una trayectoria en la que el cariño que siente por su isla es clave, algo que se ve en sus letras, en los videoclips y en las fotografías promocionales:
En la música, mucha gente pretende que te olvides del techo de cristal"
Valeria castro
Sin embargo, la artista vive en Madrid desde hace años, pues llegó para estudiar Biotecnología en la Universidad Politécnica y se mantiene en la ciudad por interés profesional. Pese al bloqueo creativo que le provoca un lugar con tantos estímulos, la añoranza de su familia es algo que le inspira para contar historias, ya sea desde la tristeza o con ternura.
La Palma, sus raíces y el volcán
La familia de la joven fue una de las damnificadas tras la erupción del volcán Cumbre Vieja, a finales de 2021. Sobre ello habla en la canción Un Hogar del nuevo disco, con frases como Hay ganas de un futuro / en el que el cielo no esté oscuro […] hay una isla bonita / hay que seguir pa'lante / que un hogar es quien lo habita.
"No me gusta hablar demasiado de política como cantante, pero reivindico con mi familia que faltan muchas cosas por reconstruir. Hay mucho olvido y este tema debería estar más presente en ayudas económicas. Es muy fácil cuando están las cámaras... pero cuando se van, ¿qué?", reclama Castro.
En mayo comienza una gira que se alargará hasta finales de año y en la que lo más difícil será trasladar el sonido del disco a los escenarios: "La gente piensa que es más locura de lo que es en realidad. Intento ser muy responsable, muchos invierten su tiempo en ir a verme, así que tengo que cuidarme y disfrutar", apunta, con una sonrisa.
Tanto su voz como el estilo pulcro de sus canciones y los títulos de las mismas dan fe de la importancia que tienen para ella lo pequeño y lo orgánico. "Parece que hay que poner demasiada firmeza para que alguien escuche, pero desde un sitio pequeño, con minúsculas, también me puedo hacer escuchar. Desde la fragilidad también se pueden hacer cosas".
Ese enfoque lo lleva de igual manera a sus espectáculos, marcados por el minimalismo, la música en directo, el mimo por los detalles y la "búsqueda de la lagrimita" en un contexto en el que las coreografías y la grandilocuencia marcan el ritmo.
En la actualidad, las artistas a las que más escucha son Queralt Lahoz, María José Llergó, Silvia Pérez Cruz y Silvana Estrada, con quien compartirá escenario en las Noches del Botánico. De cara al futuro, y pese a que defiende aquello de nunca digas nunca, descarta presentarse al Benidorm Fest y prefiere centrarse en sus proyectos.
De la industria musical afea cómo mucha gente "intenta que el techo de cristal sea tan transparente que no se vea". A su juicio, que haya más mujeres cantantes en los festivales o en los medios es algo positivo, pero que no debe opacar que en otros puestos en la música, como en las bandas y en las productoras, sigue habiendo una gran discriminación.
"Hay un poco de blanqueamiento. Hay muchas mujeres que estamos liderando proyectos y a las que se nos ve la cara, se nos ve en las entrevistas, se nos escucha... pero hay detrás también muchísimos puestos de trabajo que necesitamos que ocupen mujeres y que no se están haciendo porque, como no los ve la gente, parece que que se puede tapar más", reflexiona.
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