Era otro mundo, y no nos hemos dado cuenta. Creemos que acabamos de empezar el siglo XXI y cuando llegó el milenio “estábamos en otras”. Caían aerolitos del cielo y temíamos el “efecto 2000”. No sabíamos de viralidad ni de redes sociales, y los Guaraná nos alegraban la vida con La casa de Inés.
En las últimas dos décadas, el mundo ha sido un torbellino de evolución política, tecnológica, cultural y medioambiental. La humanidad ha surfeado en esta ola de transformación, y como en todo lo humano, ha sido capaz siempre de adaptarse y reinventarse en un mundo en constante cambio, y con sorpresas pandémicas y bélicas incluidas.
Pero hay cosas que continúan siendo nuestro patrimonio cultural y personal. Por ejemplo, las canciones que han atravesado con nosotros todo ese tiempo. Varias de ellas son cosa de unos chicos de Alicante que querían hacer música, y la hicieron.
Era a finales de los 90 cuando acabó de llegar al gran público el uso del guaraná como estimulante. “La millor terreta del món” hervía de ganas de hacer cosas y se multiplicaban las bandas y locales de ensayo. Unos chicos que se hicieron llamar “Popster” cambiaron su nombre por el de la planta americana. Eran el joven Juanra Arnáiz y el tenaz David Navarro. Les dio por cruzar sus destinos musicales, dieron a su música un giro latino, y con Madrid como lienzo, conquistaron el metro y los bares repartiendo maquetas. Luego llegaron las discográficas multinacionales, y un tema precioso que ahora cumple ya 20 años. Noche en vela.
El palmeo que escuchamos al principio forma parte de la Historia de los que fueron número uno en la música de España. Sin más. Ni menos. Conecto por Google Meet con Juanra de casa a casa.
Pregunta.- Ya te entrevisto online. No “nos vemos en los bares”, como decíamos en el Madrid de principios de siglo. Lo decían entonces Presuntos Implicados, y ahora con más razón podríamos cantar Cómo hemos cambiado. Pero vuestras canciones continúan funcionando. ¿En el fondo somos los mismos?
Respuesta.- Claro, las emociones a las que dedicamos nuestra música son eternas. Ha pasado mucho tiempo, pero en el fondo, tampoco tanto. La gente en los conciertos corea nuestras canciones como si acabaran de salir.
P.- Recuerdo aquel disco vuestro de 2006 llamado La furgoneta del amor. Ahora seguís dando conciertos por toda España. Todos hemos evolucionado mucho, pero, ¿“la furgo” sigue siendo la forma de moverse para una banda?
R.- Sí. Todavía no han inventado la forma de teletransportarse. No nos podemos quejar. Empezamos en Madrid y hacemos Valencia, Murcia, Sevilla, Málaga... Hasta octubre hay fechas. Además, me apetecía mucho volver a estar cerca de la gente. Seguimos participando en festivales, con otros artistas y demás, pero me apetecía volver a la magia de las salas.
P.- La gente recuerda sobre todo al dúo Arnaiz-Navarro. ¿Qué es de David?
R.- Ha decidido tomarse un descanso y centrarse en temas de producción, entre otras cosas. Y yo… pues decidí continuar con el proyecto. Fue una reflexión en un momento importante como fue el del confinamiento. Me pilló con una hija recién nacida y con un patrimonio de tantos años de música que el público recuerda, así que aquí estoy. Lo más gratificante que puede tener un grupo es que le conozcan por las canciones. Y eso pasa con Guaraná.
P.- Siempre que me ha tocado presentar algún disco del grupo, he tenido en mente algo que une a muchos pueblos: el Mediterráneo. Siempre ha sido una fuente de inspiración para la música, desde Serrat a Rebeldes, pasando incluso por The Beautiful South, con su The Mediterranean.
¿Nacer y crecer a orillas de este mar es un grado para un músico?
Somos mediterráneos. Al principio decíamos que éramos un grupo de pop rock Mediterráneo, como descripción
R.- Por supuesto. Somos mediterráneos, de hecho. Al principio decíamos que éramos un grupo de pop rock Mediterráneo, como descripción. Algo que usaban también El Último de la fila, porque eso lo tenemos en común. Recuerdo perfectamente que aparecimos en una época, a principios de siglo, en la que había una clara influencia de lo latino en el rock internacional. Ahí estaba Santana con su disco “Supernatural”, fusionándose con lo más florido del rock americano, dándole un toque de color. Pues aparecimos nosotros para que, además de latino, el pop rock que sonara en la radio fuera latino, español… y mediterráneo.
P.- Además de público fiel, también en el mundo del “artisteo” habéis hecho siempre buenos amigos, y eso no es algo demasiado común. De hecho, en 2010 y para celebrar 10 años de banda, liasteis una buena…
R.- Sí, sacamos un disco llamado Grabaciones 2000-2010 con nuestros éxitos grabados de nuevo con la colaboración de amigos como David Summers, Melendi, Taxi, Marta Botía o Georgina, entre otros. Y en 2020 teníamos previsto liar otra, pero ya sabes cómo acabó siendo ese año. Por eso, lo que no pudimos hacer entonces, lo hacemos ahora.
P.- Me imagino al público coreando las letras en vuestros conciertos. Yo no sé si le pasa al resto de la gente, pero a mí me resulta imposible ver un ventilador sin acordarme de vuestro primer éxito…
R.- ¿Qué me vas a contar? Mi mujer se llama Inés y mi hija mayor, también.
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