Es difícil creer que hayan pasado ya 25 años desde que “Devil Came to Me” sonara al final de un spot de una nueva marca de refrescos propiedad de Pepsi. Aquellos pocos segundos convirtieron el tema de Dover en un éxito automático y provocaron un auténtico terremoto en la industria.
En los años 90, el negocio de la música se centraba más que nunca en las grandes compañías multinacionales, hasta el punto de que la mayor discográfica indie había sido adquirida por el gigante Warner en 1993. El imperio macroeconómico parecía aplastar las pequeñas iniciativas personales de algunos valientes que heredaron el espíritu inquieto y creativo de los 80. Con más ilusión que conocimientos, estos jóvenes empresarios se instalaban en apartamentos, establecían una línea telefónica, colgaban unos pósters y competían con los grandes por un lugar en las estanterías de las tiendas de música. En algunos casos, lo lograron.
Todos en el negocio conocen a Carlos Galán, fundador de Subterfuge. Desde ese sello lanzó y apoyó a artistas como Australian Blonde, Najwa Nimri, Carlos Jean, Fangoria, Los Fresones Rebeldes o Sexy Sadie, entre muchos otros. Lo que ahora celebramos es que “Devil Came to Me”, publicado hace un cuarto de siglo, fue el disco más vendido en la historia de la música independiente en España y el único que logró seis discos de platino.
Galán vivió todo eso: desde el éxito de posicionar artistas en la lista de superventas hasta tener que salir apresuradamente sin pagar de algún restaurante con los miembros del grupo con el que estaba de gira. Cuando tuvo la oportunidad de que las hermanas Llanos y su banda sonaran al final de aquel anuncio, no tuvo dudas. Aún asesora a agencias de publicidad y productoras en temas de música. Tiene la trayectoria necesaria para hacerlo con autoridad.
Pregunta.- ¿Cómo se vive el éxito de una apuesta alternativa como la de Dover desde una oficina situada en un cuarto piso sin ascensor?
Respuesta.- Y con un gato. Pues sentimos un “sí se puede” muy grande. Dover no se ajustaba a ninguno de los códigos establecidos por la industria, y sentimos que podíamos competir en la liga de los grandes. La aparición en la televisión proporcionó muchísima visibilidad.
P.- ¿Se tradujo en ventas?
R.- Recuerdo un sábado por la mañana, sonó el timbre del teléfono y pensé, "¿quién llamará a una discográfica un sábado por la mañana?" Me hicieron un pedido de cincuenta mil copias. En ese momento, supe que estaba ocurriendo algo especial. Llegaron años muy intensos. Conciertos con todo vendido, el recopilatorio Generation Next… Me sentía como si caminara diez centímetros sobre el suelo. Siempre lo digo, creo que fue un éxito haber impulsado a Dover y haber sobrevivido a Dover. Al final, el éxito y la adulación resultan ser muy malos compañeros. El ego desmesurado es quizás lo peor que te puede pasar cuando debes hacer un trabajo y mantener los pies en la tierra.
P.- ¿Algún error grave debido a eso?
R.- Bueno, montar una distribuidora pensando que si era el mejor haciendo discos, iba a ser el mejor distribuyéndolos. Grave error. Todo lo que estaba ganando de la venta de Dover lo estaba perdiendo en la distribuidora. El éxito te lleva muchas veces a equivocarte.
P.- ¿Algunos grupos también se equivocaron cuando tuvieron éxito?
R.- Lo mismo. He visto muchas veces a artistas que iban bien y nos dejaron para irse a una multinacional, seducidos por promesas que luego no se cumplieron. Todos tenemos derecho a equivocarnos.
P.- Sonar en la radio también sería un éxito. Recuerdo que de repente empezaron a llegar sonidos alternativos a las listas. Sin embargo, la esencia de lo alternativo radica en no ser mainstream. ¿Cómo lo asimiló la industria?
R.- Hubo muchas críticas, pero luego veías a los mismos críticos en la puerta de la oficina porque también querían sonar en Los 40.
P.- ¿Cómo conciliar algo tan masivo como un refresco con un grupo de música independiente?
R.- Vimos el potencial de la publicidad, y del mismo modo que íbamos a las radios a contar nuestras novedades, nos acercábamos a las agencias de publicidad. En aquel momento todo se hacía en persona, y podías transmitir tu entusiasmo por algún proyecto musical que estabas lanzando. Los publicistas saben que el público juvenil es clave para fidelizar, y nosotros representábamos la parte más rebelde de aquella generación.
P.- Volviendo a los orígenes. ¿Cómo se te ocurrió la idea de montar una compañía de discos?
R.- Soy de Madrid, pero a los 11 años vivía en San Sebastián. Debajo de mi casa había una tienda de discos maravillosa. Bajaba todos los días con una libreta que aún conservo y me encantaba leer los detalles de los discos. Disfrutaba viendo quién los había producido. Un día encontré un single benéfico de Siniestro Total y leí “Discos Radioactivos Organizados, calle Francisco Remiro, 5, Madrid”. Se me quedó grabado que existía la posibilidad de montar una compañía. Empecé con un fanzine para poder hablar de propuestas creativas y originales que a mí me interesaban y que, como no había internet y no tenían acceso a ningún medio de comunicación, la gente no conocía. De la manera más inconsciente, un día me puse a producir un disco que acompañase al fanzine, luego saqué a unos amigos que tenían un grupo, luego a otro, y así hasta las 2.500 referencias que tenemos, con más de 7.000 canciones. Si me hubieran preguntado qué no iba a ser en la vida, lo primero que hubiera dicho es empresario. Me considero una persona de letras y humanidades.
- Carlos Galán durante la última edición de Estación Podcast, el festival iberoamericano de creación sonora que organiza Subterfuge.
P.- La llama sigue encendida, porque ahora habéis creado una radio…
R.- Ahora es el momento del pódcast, y un amigo me sugirió que podría montar mi propia radio. Yo pensaba que se trataba de tener unos estudios como los de la SER, pero me explicaron que no era tan complicado, y aquí estamos. Creo firmemente en el formato. El pódcast es la gran revolución en el mundo de la comunicación del siglo XXI, sin duda. La parte económica ya llegará. Es como aquel fanzine del año 89. No vi un centavo, y tenía que hacer de extra en series o poner discos en algún local para sobrevivir.
P.- ¿Algún mensaje para las personas que quieren comenzar ahora en la industria musical?
R.- Que tienen la fortuna de no tener que pagar tan caro por los errores. Ahora hay mucha información, e incluso formación que yo nunca tuve. Aprendí a través de mis errores. Mejor que nunca olviden que para conseguir un éxito tienes que dejar muchos, muchos fracasos detrás.
Carlos Galán tiene su propio programa en Subterfuge Radio, 'Simpatía por la industria musical', donde viene entrevistando a las personalidades más importantes del sector.
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