Al grabar el nuevo episodio de La Mejor Playlist me sentí como un niño. Uno con hambre, frente a dos pasteleros de élite que están comentando la tarta perfecta. Porque cualquiera con hambre de música sabe que Reginald Kenneth Dwight, Elton y John en honor a dos compañeros de andanzas de nuestro “Rocket Man”, es una deliciosa combinación de dos de los mejores ingredientes que tiene la música: genialidad y perfección.
Me voy a atribuir el mérito de conseguir que Mikel dejase por unos minutos su trabajo promocionando Septiembre, su último disco que apareció, claro, hace unas semanas, para sentarse a charlar con nosotros sobre el genio que en pleno confinamiento le hizo volver a grabar. Y por otra parte, con toda su sabiduría, nuestro playlisto habitual Luis Merino, que incidió directamente en el éxito que ambos artistas (Mikel y Elton) hubieran podido tener en España. Apenas podemos en estos programas, producidos y emitidos por Adio.fm para este periódico, rascar la superficie de lo que contiene un fantástico libro titulado Cuando la música era redonda (Sílex Ediciones). En él Luis, con la ayuda de Tudi Martín, recoge todo cuanto había en el backstage de la música que escuchamos durante décadas.
Componiendo al piano
El venezolano donostiarra reconoció haber sido impactado durante el confinamiento por la película Rocketman. Aún a sabiendas de que era un personaje ficcionado, algo vibró dentro de uno de los grandes creadores musicales españoles para ponerse las pilas y dejarse imbuir del espíritu del sir y componer al piano. Esa sí ha sido una novedad en los 40 años y 27 álbumes de Mikel Erentxun: ponerse al piano al crear.
Merino, quien conserva una excelente relación directa con el creador de "Candle in the Wind”, prometió, y grabado está, que participará al genio de que el reciente ganador de un premio Ondas a la Carrera musical se inspiró en él para su más reciente creación.
Volviendo al londinense, hubo serios y lógicos problemas entre los playlistos para poder decidirse por una canción que represente toda la obra de este artista. Claro, son 300 millones de álbumes vendidos, cinco Grammys, un Tony y un Oscar durante cinco décadas. Y momentos estelares como la adaptación de su “Candle in the wind” para despedirse de Lady Di. Fue el tema más vendido en toda la historia en listas inglesas y norteamericanas. Un año más tarde, Isabel II le nombró caballero por sus "servicios a la música y a las obras benéficas", lo que le otorgó el título de sir.
Erentxun y Merino conversaron hasta toparse con la que para ellos ha sido “la mejor canción espacial de su tiempo”, entre otras grandes como “Space Oddity” o “Starman” de Bowie, “Interstellar Overdrive” de Pink Floyd o el simpático “Space Truckin” de Deep Purple. Hablamos del tema que dio nombre a la película que impactó en Erentxun de lleno: "Rocket Man".
Durante el programa, Merino, que ha pasado muchas horas con él, nos dejó claro que Elton no era amigo de los videoclips, por considerarlos ordinarios. De ahí que nos quedemos perplejos al comprobar que el oficial de esta eterna canción de amor y espacio haya sido creado ahora, con el impulso de Youtube y sin actores reales que resten fantasía a lo que es: la anticipación de un imaginario viaje espacial.
Esta escasa querencia al clip la ha demostrado en innumerables ocasiones, hasta el punto de que uno de sus temas más emblemáticos, "Don't Go Breaking My Heart", se escenifica con un micrófono y ambos amigos cantando animadísimos en el estudio. Y nada más.
El camino singular de Elton
La idea de irse, de alejarse, de un largo camino, parece estar presente en muchas ocasiones durante su carrera. De hecho, el motivo por el que nos decidimos a hablar de Elton John justo ahora es el medio siglo cumplido desde la aparición de un disco imprescindible para entender el pop de los años 70: Goodbye Yellow Brick Road. El camino de baldosas amarillas, en El mago de Oz, es la ruta que la protagonista debe seguir para encontrar al mago. En ese álbum, además de la versión original de “Candle in the wind”, que en esa ocasión estaba dedicada a Marilyn, podemos encontrar la canción que nombra al disco como uno de los temas que definirían lo que sería durante las siguientes décadas su espíritu creativo.
Y cuando el indicador marcó que llevábamos 20 minutos nos dimos cuenta de que solamente habíamos comenzado a introducir el preludio del comienzo de una larguísima carrera de la que todos, como en el caso de Mikel Erentxun, podemos sacar lecciones y vitaminas para crear, que es algo más necesario que nunca en nuestros días.
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