Jamás podrá dejar de ser, también y para quienes vivimos aquello, David de El Canto del Loco. Tuve la oportunidad de charlar con él y descubrirlo como músico en solitario cuando era El Pescao, y ahora saca disco con el nombre que le vio nacer.

Parece que, con tanto bombardeo digital, nos hemos olvidado de lo que es un buen disco. Señoras y señores, aquí tienen uno. De momento, dando a conocer una buena canción, llamada “Estrellas y Fantasmas”. Alguien con oficio y maestría en su arte ha decidido volver a grabar, producir, editar y lanzar un trabajo profesional y sobre todo, decente. Porque al final, en esto de la música, la decencia es un must nada común. Y este señor la tiene.

Le entrevisté online porque las protestas agrarias impidieron que acudiera físicamente a nuestra cita en Madrid. Es el signo de los tiempos. Nada, teletrabajaremos pues.

Pregunta.- “Estrellas y fantasmas” suena muy dual. Parece que, como ocurre con los discos de vinilo, todo tiene una cara B. ¿De dónde surge esta canción?

Respuesta.- Pues surge con los "fantasmas" de mi época en El Canto del Loco, cuando el éxito nos llevó a vivir experiencias casi irreales. La canción refleja esta dualidad de la que hablas, mostrando cómo el reconocimiento puede ser adictivo y distorsionar la realidad. Con el tiempo, la reflexión sobre estos momentos me ha permitido aprender tanto de las buenas como de las malas experiencias, que son las que enseñan profundamente. Es crucial saber transformar y sanar estas vivencias para no quedarse estancado y evolucionar personalmente.

P.- Pocos pueden enseñarte a evolucionar. Primero con el grupo, luego como El Pescao y ahora con tu propio nombre. ¿Con qué colores pintarías y qué paisajes representan esa evolución?

R.- Me quedo con todos, con los paisajes de cada momento. Con los buenos y con las cicatrices de mis errores, que me enseñaron más que las caricias de todo tipo que he podido recibir. Soy un superviviente de la industria musical.

P.- Vivimos online. Y cuando eres alguien conocido, tus redes explotan. ¿Cómo llevas eso?

R.- Recuerdo cuando compartí por primera vez una foto de mi hija, que tenía 17 años, en Instagram para su cumpleaños. Nunca antes habíamos publicado una imagen suya, para mantener su privacidad. Pero reflexionando sobre el uso de su imagen de bebé en la contraportada del álbum Personas me cuestioné si fue adecuado, aunque a ella nunca le molestó. Ahora, a sus 17, decidimos juntos publicar su foto, mostrando cómo ha crecido la consideración mutua. Esta experiencia subraya la evolución en nuestra relación con la imagen pública y la privacidad, y cómo me esfuerzo por ser coherente en mi forma de presentarme, tanto en privado como en público, para evitar las discrepancias entre lo que se percibe y la realidad. 

P.- Llevas más décadas lidiando con la fama que tiempo entre los vivos de muchos de los que triunfan en esas redes. ¿Ya lo has naturalizado?

R.- Nunca he estado en el front line de tener una enorme notoriedad, y lo llevo bien. Me pasan de vez en cuando algunas cosas, como ayer mismo, que en la cola del supermercado, el chico que tenía detrás me preguntó para cuándo un concierto. 

P.- Hago mía la pregunta.

R.- En noviembre estaremos en la Sala Apolo de Barcelona y en la del Wizink Center. Presentaremos nuestro proyecto en vivo y a partir de ahí, todas las canciones del álbum. Estaremos publicando las pistas gradualmente, empezando con esta "Estrellas y Fantasmas", y continuaremos lanzando más canciones a lo largo de los meses de invierno, primavera y verano, ya presentando entonces el álbum completo.

P.- Tu disco suena a Tato Latorre. ¿Qué te aporta tu productor?

R.- Somos un binomio. Es el centro de mi galaxia creativa, una estrella binaria. Nos retroalimentamos constantemente. Todo comenzó cuando vimos una serie basada en la historia de Fleetwood Mac, llamada Todos quieren a Daisy Jones.

Inspirados por su estética vintage, decidimos adoptar un enfoque auténtico para este disco. 

P.- De ahí la madera, las alfombras y el sabor del videoclip, que podría haber sido realizado en cualquier época reciente. Hasta los efectos visuales me da la impresión que están hechos con cristales, y no con procesos digitales. ¿En tu nuevo disco habrá algo de esa lucha que parece haber en el arte entre lo digital y lo analógico?

R.- Son temas que es el momento de explorar, los estamos viviendo ahora. Las redes sociales, el metaverso y la percepción de la realidad está cambiando la sociedad. Por ejemplo, entre las nuevas canciones hay una dedicada a la interacción a través de aplicaciones de citas. Me tuve que documentar a través de un amigo, porque no soy usuario, y me llamó mucho la atención que deslizando el dedo vayan pasando caras de personas que podrían llegar a ser importantes en nuestra vida, o no. Mi amigo Diego Cantero y yo reflexionamos mucho sobre el uso de la inteligencia artificial en la música, lo que nos llevó a crear "Inteligencia Natural", una canción que da nombre al disco y aborda nuestra relación con la IA, inspirada en conversaciones con ChatGPT. Interviene como un elemento más. No critico la inteligencia artificial; la llevamos usando años sin darnos cuenta, hasta un termostato la contiene. Esto es una investigación para entender, a través de la cultura, la creatividad o la poesía, qué nos está pasando y hacia dónde vamos. El arte puede reflejar esta exploración, contrastando aspectos que sin música, arte o pintura no se destacarían. Eso dejaría todo reducido a política y psicoanálisis, y eso haría el mundo muy aburrido.

P.- Pues le voy a dar la oportunidad a GPT-4, después de pasarle la transcripción de lo que hemos hablado, de hacerte alguna pregunta. Dice lo siguiente: 

“La pregunta sobre cómo David Otero ve la evolución de la industria musical española y su papel en este cambio es probablemente una de las más importantes para el público. Esta pregunta no solo aborda su perspectiva personal y su adaptación a las tendencias actuales, sino que también ofrece una visión de cómo ve el futuro de la música en España, lo cual puede ser de gran interés para los fans que siguen la escena musical y desean entender mejor los desafíos y oportunidades que enfrentan los artistas hoy en día.”

R.- Pues es una pregunta interesante. Las tendencias en la industria musical, especialmente con la incorporación de la inteligencia artificial, son fascinantes. Me causó mucha gracia una versión de "Tengo una muñeca vestida de azul" por Bad Bunny creada con IA, aunque entiendo su molestia cuando la IA versionó sus temas inéditos. No podemos resistirnos a la evolución tecnológica; es como un tsunami que nos arrastra. Es clave entender hacia dónde va la industria con estos cambios, especialmente en algoritmos y playlists, sin perder la capacidad de descubrir y errar, que es esencial para nuestro crecimiento.