Igual que podría haberlo hecho un Mozart contemporáneo, Eric Carmen cogió un violín por primera vez a los seis años. A los once tocaba el piano y componía. Para cuando entró en la veintena, a principios de los setenta, ya se había convertido en el sucesor de The Beatles con su propia banda, The Raspberries. A eso le sucedieron títulos perennes como All By Myself o Hungry Eyes, entre muchos otros. Un legado forjado durante toda su vida y que concluyó este pasado fin de semana.
"Compartimos con tremenda tristeza la desgarradora noticia del fallecimiento de Eric Carmen". Así comienza el comunicado que ha compartido su mujer, Amy Carmen, en la página web oficial del cantante. "Nuestro querido y talentoso Eric murió mientras dormía durante el fin de semana. Le produjo una gran alegría saber que, durante décadas, su música ha emocionado a tantas personas, y ese será su perpetuo legado. Por favor, respecten la privacidad de la familia mientras lamentamos nuestra enorme pérdida". El comunicado no especifica la causa concreta de la muerte.
Eric Carmen nació en Cleveland, Ohio, en 1949. Su ciudad natal lo vio crecer musicalmente mientras se unía a bandas locales sin mucho éxito, pero quien lo vio triunfar fue la discográfica Capitol, después de formar la banda pop The Raspberries. Esto pasó a principios de los años setenta, con un joven Carmen que prometía convertirse en la unión perfecta entre la dulzura de The Beatles y el aire juvenil de The Beach Boys.
Como toda historia digna de contar, la vida de The Raspberries fue corta pero intensa. En los dos años que se mantuvo activa la banda lanzó cuatro discos, con su respectivo éxito en ventas en el caso de temas como Let's Pretend, Tonight, I Wanna Be With You o el mítico Go All The Way, que alcanzó el quinto puesto de los sencillos más vendidos de Estados Unidos.
Los problemas llegaron en la grabación de Side 3, el tercer álbum de la banda. Carmen quería virar hacia un sonido más dulce, mientras que otros miembros como Jim Bonfanti –batería– o Dave Smalley –bajista– preferían un estilo más cercano al rock juvenil. Una falta de consenso que provocó que los dos músicos dejasen la banda y que Carmen tuviera que encontrar sustitutos para terminar el que sería el cuarto y último disco de The Raspberries, Starting Over.
A partir de ese momento, Carmen comenzó su carrera en solitario. Se convirtió en el maestro de las baladas pop y ejemplo de cantante enamorado del amor, autor de grandes éxitos incluidos en álbumes discretos como Boats Against the Current o Tonight You're Mine. El mayor de ellos quizá sea el tema de la autocompasión amorosa por excelencia, All By Myself en 1975, y que en 1996 Céline Dion volvió a convertir en un éxito. Cinco año después, en la primera entrega de El diario de Bridget Jones (2001), el inolvidable personaje creado por Renée Zellweger se recreaba en la tristeza haciendo lipsync sobre la apoteósica versión de la diva canadiense.
Una posición que no terminó de cuajar del todo entre el público hasta que en los ochenta compuso Hungry Eyes para la banda sonora del icónico film Dirty Dancing (1987), y el mundo entero lo escuchó y quiso seguir haciéndolo. También consiguió el éxito con otros temas en solitario como Make Me Lose Control. A partir de ahí, sus últimos años de vida estuvieron marcados por las versiones de sus muchas canciones compuestas.
"El amor es todo lo que importa... fiel y para siempre", terminaba el comunicado de su mujer Amy Carmen, en referencia a la canción de su marido Love Is All That Matters, de su álbum Boats Against the Current. Una de sus muchas canciones que han sobrevivido el paso del tiempo, y que lo seguirán haciendo.
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