James Blake es un poeta de este siglo. Es casi obligado ser innovador para cualquier artista en un mundo que empieza a estar replicado (fotocopiado, que diríamos los mayores) a golpe de mal uso de la IA. Imitar es lo común, pero este londinense se tomó en serio lo de experimentar, y de eso vive. De eso, y de trabajar, entre otras, con Rosalía para sus experimentos musicales.

La catalana se puso a crear con él atraída por lo mismo que le sirvió a ella para hacerse un hueco en lo más alto del mundo de la música: su capacidad de arriesgar. Esa, y no otra, es la clave de la verdadera innovación creativa: no moverse agarrándose a la orilla.

¿Y qué tiene que ver eso con nuestro cerebro? Allá voy.

El afán explorador del poeta se encontró con un nuevo y creciente vector de la música actual: la creación de sonidos para nuestro bienestar gracias a los algoritmos de IA. Esta tendencia, que va a ser dominante en unos años, cristalizó en mayo de 2023 en un acuerdo millonario entre Endel, compañía que se dedica a crear ambientes sonoros para trabajar, relajarse o dormir, y uno de los gigantes discográficos multinacionales, Universal Music. Una apuesta clara por un nicho de mercado que promete ser una realidad en poco tiempo, más allá de la venta o difusión convencional de la obra de los artistas. Además de Blake, artistas como la visionaria Grimes o Miguel participan de este proyecto pionero.

Llegados a este punto, el lector que no haya asistido a cursos de meditación se habrá perdido. Esto es normal y nos ocurre con las verdaderas innovaciones, que cuesta entenderlas hasta que no se conocen. Pues aquí va una muestra de lo que puede hacer el sonido, por ejemplo, para conciliar el sueño con la tecnología de Endel:

Y aquí va una de las piezas creadas por nuestro poeta contemporáneo inglés usando esta tecnología puntera. Ya no es tan nueva, tiene un año y eso es una eternidad en este mundo cambiante. Con ustedes, otra horita de sonidos para relajarnos y conseguir descansar:

Sí, amigos, hacia ahí va la música. Directamente al cerebro. Para entender mejor esta experiencia podemos leer uno de los comentarios generados por los fans del artista:

He amado la música de James Blake durante MUCHO tiempo... su música es mi alarma para despertarme y comenzar mi día… Su música lo une todo. Esto es tan, tan, tan especial y hermoso. Tal vez pueda dormir esta noche.

Muy aclaradora la definición que la propia compañía hace de este tema, respondiendo a otro usuario: 

"Es una infusión artística en la tecnología de inteligencia artificial creada por personas creativas, cuyo objetivo es traer consuelo y paz al mundo". 

Esto implica que la tecnología de IA, diseñada y desarrollada por individuos creativos, se enriquece o complementa con elementos artísticos. El propósito detrás de esta fusión es utilizar tanto la tecnología como el arte para crear experiencias o productos que ofrezcan confort y paz a las personas en el mundo. Lo mismo que Lennon en su tiempo, vamos.

Casi un siglo jugando con el sonido

El estudio de cómo las frecuencias musicales afectan a nuestro cerebro se remonta a 1929, cuando Hans Berger se puso a experimentar con la encefalografía. Más tarde, ya en los años 60, el doctor José Silva usaba un “sonido alfa” para los ejercicios de meditación que se impartieron en su nombre alrededor del mundo. Para los cerebros entrenados, este sonido abre la puerta a una nueva dimensión creativa interior. Ahí va otra horita:

La musicoterapia no es precisamente nueva, pero la irrupción de los algoritmos en este campo va a generar nuevos caminos aún por explorar. Desde hace ya algunos años, el neurofitness creado por Catalina Hoffman experimenta con música para la estimulación cognitiva y el entrenamiento cerebral.

También se lleva algún tiempo experimentando con los sonidos binaurales. Esta técnica consiste en usar dos tonos de frecuencias ligeramente diferentes, una para cada oído, y así crear una percepción de un tercer tono dentro del cerebro, estimulando diversas respuestas cognitivas y emocionales.

Miriam Albusac es una investigadora y docente que dedica su tiempo a la neurociencia de la música y entender cómo esta involucra casi todas las funciones cognitivas humanas. Ha observado los cambios cerebrales en músicos y no músicos mediante resonancia magnética, fusionando ciencia y arte.

El sustrato está abonado para que aparezcan nuevas iniciativas que incorporen la enorme capacidad de cálculo de los algoritmos entrenados. Parece que la mente humana es el nuevo escenario en el que van a tocar los músicos del futuro.

Dime cómo te sientes y te diré qué tienes que escuchar

La tecnología se abre camino hacia nuestra mente hasta el punto de saber lo que vamos a querer, y eso asusta a muchos. Pero es el signo de los tiempos, y quedarse atrás no es una opción. Siempre hay que ver qué hacen las grandes compañías para saber qué se cuece, y Spotify no es una excepción. Que sea capaz de predecir lo que vas a querer escuchar usando la verdadera IA ya nos parece hasta normal. 

Hace pocos días, Spotify se disponía a anunciar las últimas novedades de su servicio. Los melómanos esperábamos que la compañía anunciara por fin un paso adelante para mejorar la calidad de su sonido, que es uno de sus talones de Aquiles frente a otras opciones. Pero los suecos nos sorprendieron con otra filigrana con regusto a feria tecnológica: el oráculo. “Dime qué te preocupa y te responderé con una canción”. No son tontos. Saben que eso es mucho más viral que competir con Tidal en algo que notaremos cuatro gatos. En inglés han ido más allá, y le llaman “Song Psychic Feature”, algo así como “función vidente”, y lo lanzaron el 29 de febrero, en el día bisiesto, para más misterio. Por si alguien tiene curiosidad por este truco de prestidigitación digital, basta con tener instalada la app de Spotify en el móvil, y hacer clic en spotify.com/songpsychic.

“No sé, Rick, parece falso”, dirían en la serie La casa de empeños. Si al menos las preguntas fueran para todas las edades, vale, pero pones en la categoría “familia” la palabra “hijo” y las opciones se limitan a las de un adolescente, del tipo “¿debería presentarle mi novio a la familia?”. Nada, una forma más de vendernos lo que quieren que escuchemos por algún motivo que se nos escapa a los usuarios, y muy probablemente a sus propios creadores también.

Acabaré este paseo por la relación entre música, tecnología y mente con una muestra clara de que los sonidos realmente pueden abrirse camino hasta los mismísimos recuerdos desconectados de un cerebro humano enfermo. Pepe Olmedo, con su proyecto Música para Despertar, consigue mejorar el bienestar de personas con alzheimer y otras demencias. Y los resultados han sido claros: se ha observado mejoría en agitación, ansiedad, calidad de vida, estado de ánimo, físico, fisiológico y socialización de los enfermos. Muchos recordarán el vídeo que se hizo viral de la que fue primera bailarina de ballet de Nueva York en los años 60 que movió, como un ave herida, sus alas al escuchar El lago de los cisnes.

Sí, el nuevo escenario en el que el arte musical está trabajando para introducirse de pleno es el de nuestra mente. Pero siempre habrá alguien para contarlo. Que no cunda el pánico.