En 1985 una canción dedicada a la tortilla de patata y el cinquillo alcanzó el número uno en los 40 principales. Los responsables de aquello fueron Los Nikis, un grupo de la periferia madrileña al que su punk gamberro y desenfadado le valió el sobrenombre de Los Ramones de Algete, distinción que abrazaron con orgullo.
Sus letras, pegadizas rimas que se cantaban como chistes, acompañaban el ruidoso punk melódico de guitarras distorsionadas y batería de una banda de amigos que se juntaban para tocar y divertirse. Cuatro chavales sin complejos que vivieron sin encariñarse demasiado aquella ola de efervescencia juvenil que marcó los años de la Movida.
Conscientes de que la vida adulta llegaría algún día, a principios de los 90 la aventura del rock & roll terminó, y los cuatro pasaron a dedicarse a eso que se conoce como "trabajos de verdad". Ahora, tres décadas después de su disolución, se han vuelto a reunir, aunque han cambiado a Los Ramones y los Clash por Patsy Cline y Johnny Cash, en una especie de refundación country llamada Los Nikis de la Pradera.
"El country es un género que en España no ha tenido mucho recorrido, como músicos es una receta directa al fracaso comercial, pero eso es algo que nos da igual", explica Joaquín Rodríguez, bajista y compositor de las letras de Los Nikis. Joaquín atiende a El Independiente en una cafetería frente a la plaza de Las Ventas, cerca de donde toma sus clases de banjo y guitarra. Pide un café con leche, cortito de café, "si no luego me cuesta dormir".
Jersey de padre, vaqueros lisos y zapatillas de deporte, si te lo cruzas por la calle, seguramente no pienses que puede haber sido una estrella de rock. De hecho, es piloto de aviones en Iberia, aunque de los cuatro es el que más ligado ha estado a la música durante estos años.
"Después de mis clases de banjo empezamos a quedar y probar, éramos los cuatro originales y fichamos a otro bajista. Llamamos a un amigo nuestro de toda la vida, Nacho Biosca, de Ataque de Caspa. Así empezamos, pero luego Emilio (Sancho), el cantante, se rajó porque tampoco le interesaba mucho el tema y vino a cantar Mauro Canut (Los Vegetales), que estuvo conmigo en Los Acusicas. Fue todo un acierto, porque además siempre le ha gustado mucho el country y tenemos mucha práctica componiendo juntos. De momento tenemos 52 canciones terminadas, con letra y todo", cuenta Joaquín.
Ahora los ensayos son más tranquilos, toco sentado porque de pie me equivoco, ¿de qué voy a estar yo dando saltos a estas alturas?
De ese medio centenar, quince ven la luz este viernes en un álbum homónimo (El Volcán Música) 'grabado, mezclado y masterizado por Joaquín Rodríguez en el cuarto del fondo de su casa'. Forajido del siglo XXI, El imbécil o Soy un hater, son solo algunas de las canciones que mantienen la esencia gamberra y cómica de Los Nikis, pero esta vez a ritmo de country.
Sin nada que perder y mucho que disfrutar, esta nueva agrupación nace con la misma ilusión que en los 80, aunque con algunas diferencias. "Se me va a estabilizar la sordera que tengo por culpa de Los Nikis -bromea Joaquín-, ahora los ensayos son más tranquilos, toco sentado porque de pie me equivoco y, además, ¿de qué voy a estar yo dando saltos a estas alturas? Podemos estar dos horas ensayando, nos lo pasamos fenomenal y es mucho más relajado y acorde a nuestra edad".
'Es muy triste cuando ves que un grupo está traicionando a sus fans, por favor no vendas tu pedal de distorsión', canta Mauro Canut en No traiciones a tus fans. Y puede que ya no hagan punk, pero las letras siguen teniendo ese regusto ácido y divertido tan niki. "Nuestra única aportación es que cantamos en español y que rehuimos a los tópicos country, no hablamos de vacas, tractores ni bourbon. Mis letras son reconocibles por la cantidad de tonterías que se dicen por minuto y porque siempre he evitado hablar de amor y desamor. Eso y no meter ningún acento cambiado, que es algo que me repatea".
Aunque Joaquín reconoce que cada vez le cuesta más encontrar nuevos temas para canciones, sin bourbon ni amor, también tratando de no quedarse en algo demasiado pegado a su tiempo. "Tenemos que tener cuidado, porque luego haces una letra de algo muy cotidiano y dentro de 20 años es una cosa de la que ya nadie se acuerda. Sin ir más lejos, en Enrique el ultrassur, que habla de Núñez, de Gil y están todos muertos".
Lo de ahora es mejor, tocas en un garito con diez personas y al día siguiente parece que has tocado en el Madison Square Garden
Y es que por mucho que Los Nikis se hicieran famosos cantando aquello de que 'nuestros nietos se merecen que la historia se repita varias veces', la nostalgia no va con ellos. De hecho, no tienen ningún problema en renegar del mito de la Movida que tan de moda se ha puesto últimamente.
"Nosotros teníamos 20 años y con esa edad te diviertes por decreto, no tienes escapatoria. Pero los 80 son una época sobre la que luego ves fotos y es todo muy gris y triste. La gente con cuello de cisne y chaqueta de pana. No sé, yo lo veo como muy antiguo y muy pasado, no lo tengo nada mitificado", asegura el letrista de Los Nikis.
Aunque aclara: "efectivamente teníamos la ventaja de que no todo se miraba tanto con lupa como ahora, no había tanto ofendido. Pero también porque la difusión de las cosas era mínima. Llenabas el Rock-Ola y al día siguiente no había ni una foto, ni un comentario. A lo mejor dos días más tarde salía un artículo en el periódico y ya está. Lo de ahora es mejor, tocas en un garito con diez personas y al día siguiente hay 200 fotos, 20.000 comentarios y parece que has tocado en el Madison Square Garden, eso va genial para el ego del grupo".
Salir del mundo de la música nos ha servido para poder comer y cenar todos los días
Y como la nostalgia no es lo suyo, tampoco se plantean la posibilidad de haber tenido una vida mejor si hubiesen seguido en la música. Supieron dejarlo a tiempo, aparcaron la ambición y gracias a ello no han dejado de divertirse haciendo música. "Salir del mundo de la música nos ha servido para poder comer y cenar todos los días", afirma Joaquín 'Niki'. "Quizá hubo un momento (tras el éxito de El imperio contraataca) en el que podríamos haber dicho: 'Lo dejamos todo y nos dedicamos a esto'. Y menos mal que no lo hicimos, no llegamos ni a verbalizarlo", recuerda.
Por eso, ahora que la música sigue sin ser su ocupación profesional, se pueden permitir hacer un disco de country, con la única pretensión de volver juntarse y pasar un buen rato. "Este proyecto es otra huida hacia adelante, hacia el fracaso económico, eso lo tenemos claro. Pero siempre hemos hecho lo que nos ha apetecido y ahora con más razón. Somos cinco amigos de toda la vida que nos lo pasamos muy bien simplemente tomando cervezas, y si encima podemos tocar juntos, pues es maravilloso".
Al contrario que muchos compañeros de generación, esta banda no ha tenido la necesidad de sumarse a la nueva ola de la nostalgia para seguir facturando. Eso es lo que les permite, de repente, reinventarse como grupo y no tener que volver a vender sus viejos éxitos.
La última vez que Los Nikis se subieron a un escenario fue precisamente para hacerle un favor a otros cuatro amigos. Por petición expresa, fueron los teloneros de Carolina Durante en su gran concierto del Wizink Center en enero del año pasado. "Para nosotros fue un punto y final, ya hemos tocado el WiZink, ya nos podemos retirar como Los Nikis. Ahora somos Los Nikis de la Pradera, tocaremos en sitios pequeños y ya está", puntualiza Joaquín 'Niki'.
Sin embargo, la admiración que profesan los Carolina Durante por los otros cuatro no tan chavales de Algete, es una prueba más del alcance de su influencia como banda de culto. Sin ir más lejos, en su nuevo álbum cuentan con una inesperada colaboración con Carlotta Cosials, de las Hinds.
De momento, no son muchas las fechas confirmadas para reencontrarse con estos nuevos Nikis. El 30 de mayo presentarán el álbum en la Moby Dick y el 6 de junio tienen una cita muy especial en el Huercasa Country Festival de Riaza. "Hacer gira como tal no lo sé, depende de quién nos llame y en qué condiciones, porque todos estamos trabajando aún", afirma con cautela. Pero la mueca que se le tuerce en la cara le delata, por mucho que se resista a admitirlo, todo esto suena a una vuelta a los ruedos en toda regla.
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