"Hey tronco somos los Alcalá Norte, toma un flyer". Esta frase se podía escuchar hasta hace poco en las medianías de cualquier concierto de rock en algunas salas míticas de la noche madrileña como la Wurlitzer, Café la Palma, Siroco o El Sol. Ahora, los mismos Alcalá Norte que te repartían su flyer para que escucharas su último lanzamiento o fueras a su próximo concierto, son los que no dan a basto para la desorbitada demanda que tienen sus directos.
Y es que una especie de histeria colectiva en torno a este grupo con nombre de centro comercial fantasma se ha instalado de forma repentina en la cúspide de la escena indie nacional. No tienen un gran sello detrás, tampoco han colado ningún hit en TikTok, apenas superan los cinco mil seguidores en Instagram, pero su álbum homónimo (Balaunka) de debut ha emergido de manera fulminante para meterse de lleno en las listas de los mejores discos del año, y ahora mismo hasta Rosalía sabe lo que es pegarse La vida cañón.
En sus conciertos, las entradas vuelan. Garitos de moda como El Sótano en Madrid o La Vol de Barcelona se les han quedado pequeños, y se cuentan por más los que se quedan fuera que los que pueden cumplir con ese eslogan tan manido y goloso del: "no dejes que te lo cuenten".
De vez en cuando, en esta amorfa e inabarcable quimera de algoritmos y estrellas de quita y pon que conforma la industria musical, se acaban colando éxitos tan espontáneos e imprevisibles como el de esta banda del madrileño barrio de Ciudad Lineal. Precisamente, en un bar de la zona (Nueva Valencita), los tres fundadores de la banda Álvaro Rivas, Jaime Barbosa y Juampi Juliá (vía telemática), se dan cita con El Independiente para charlar sobre el origen de todo, sus influencias y el momento que están viviendo, como un auténtico punto de inflexión en su carrera.
Los orígenes
"Mucha gente se pregunta '¿de dónde coño salen estos ahora?'. Pero en realidad llevamos cinco años aquí partiéndonos la cara", explica Barbosa, baterista y fundador de la banda.
Como todos los inicios, los de Alcalá Norte también tienen algunas lagunas, mucho esfuerzo y una pizca de amateurismo ingenuo. Un germen que comenzó a finales del 2019 con una formación original compuesta por Juampi a la guitarra, Rivas al micro y Barbosa a la batería, que, con una pandemia de por medio, brotó oficialmente en el verano de 2020.
Los tres son amigos de, prácticamente, toda la vida. Juampi y Barbosa ya habían tenido sendas experiencias en otros grupos y Rivas podía hacerse cargo de la voz. Encontraron a un bajista "en un foro viejuno de músicos" y empezaron a buscar su sonido. "Quedábamos para ensayar en el Metrónomo, unos locales gratis de la Comunidad de Madrid, pero eran un truño que te cagas, además con las restricciones del Covid era un coñazo, necesitábamos ir a otro lado, pero Javi, el bajista, se negaba a pagar por un local", cuenta Rivas.
Fue el primer cisma de Alcalá Norte, lo que provocó que tuvieran que buscarse a otro bajista y, con él, un nuevo local de ensayo en Almendrales "en el portal de al lado de donde el rey del cachopo escondió el cadáver", específica Barbosa. "También encontramos a un teclista y así estuvimos casi dos años. Empezábamos a estar calientes, nos metimos a grabar canciones, queríamos sacar un EP debut, pero no encajábamos humanamente. En el final, íbamos a ensayar sin hablarnos", recuerda el cantante.
Cuentan que en abril de 2022 la banda "quebró" y comenzó así un período de transición que duró hasta la primavera de 2023, período en el que pasaron otros cinco o seis músicos entre sus filas. "Ahí los tres ya sabíamos cómo debíamos comportarnos, se sumó nuestro bajista actual (Pablo Admin), que se vino de Barcelona. Carlos Elías, que ahora es nuestro guitarrista y entonces era nuestro productor nos dijo: 'O grabamos un disco o esto se va a tomar por culo'. Habíamos sufrido tanto con esta mierda que respondimos: 'Venga, ya veremos como lo pagamos, pero grabamos el disco. Él nos garantizó un sello que pagara la deuda y a partir de ahí todo ha salido rodado. Primero tuvimos el disco y luego incorporamos al resto de la banda", relata Rivas.
Influencias
En total, cinco años de idas y venidas durante las cuales el proyecto iba cogiendo forma y preparaban el salto definitivo que culminó hace apenas un mes con el lanzamiento de su primer disco.
Post-punk, rock, indie, new wave, 80's... ¿cuáles son vuestras influencias? "Esa es la pregunta del millón. De entrada, los tres que empezamos somos bastante diferentes y luego la peña que se ha ido sumando también vienen cada uno de su padre y de su madre. Pero creo que eso es algo que enriquece al grupo -asegura Barbosa-. A cada uno nos gusta una cosa, a Juampi y a Rivas les va el rollo británico, a mí el heavy metal, coincidimos en algunos grupos como The Cure, y partir de ahí nace esta especie de Frankenstein. Por mi parte la única influencia que puedo añadir probablemente son los Burning, pero tampoco sé muy bien de qué manera".
"Movidas británicas, Stone Roses, Oasis, El mató a un policía motorizado y, a través de ellos, toda la herencia del rock argentino, que es algo que siempre nos dicen", resume Rivas por su parte. "Pero porque ellos siempre barren para casa, esos oyen lo suyo en todos lados", le responde Barbosa con algo de sorna. "Yo quiero pensar que eso se ha dejado notar a través del Juampi. El mató es una cosa que nos une mucho a ambos", aclara Rivas. "Aunque sea solo de forma espiritual", añade Juampi en videollamada.
Por su nombre y algunas de las referencias a su lugar de origen, se les ha tildado de ser una banda de barrio, etiqueta de la que se desembarazan en cuanto pueden. "No hay ninguna pretensión por ir del rollo del barrio, la calle y tal. De hecho, tampoco hablamos tanto de esta zona, la calle Elfo y el 027 (por el código postal), pero ya está. Seguramente si habláramos del 2 de mayo o la Puerta del Sol nadie diría que este grupo es mazo del centro", se queja el batería.
"Al final hemos pillado nuestro sonido entre Birmingham, Manchester y Londres. Pues tío, qué menos que hacerle una canción a la calle Elfo. No vamos a ponernos a hablar aquí de Brick Lane", agrega Rivas.
Mi sueño es que una canción friki sobre Juan Calvino sea un himno generacional
Barbosa, batería de Alcalá Norte.
Otra de las etiquetas que se quieren quitar de encima en cuanto la escuchan es la de banda con aspiración generacional. "El rollo de música generacional me importa una mierda, con todo el respeto, porque a mí lo que me gusta es el heavy metal. El origen de La vida cañón, por ejemplo, viene de una movida de hace 90 años sacada de la revista Mundo Gráfico, de cuando le preguntaban a un vecino de Lavapiés que qué haría si le tocara el Gordo de la Lotería, aunque se haya actualizado un poco la letra", defiende Barbosa.
-Juampi: "Cada uno hace de su generación lo que quiere. En este caso, si los chavales cogen como referente de la suya a La vida cañón, pues bienvenido sea.
-Barbosa: "Puede que haya quien piense que La vida cañón es un himno generacional, pero luego tenemos Langemark, que podría haber sido un himno generacional de la peña de 1920 en las trincheras de la Primera Guerra Mundial.
Rivas: "Y Westminster, un himno generacional de 1650".
-Barbosa: "Mi sueño es que una canción friki sobre Juan Calvino sea un himno generacional. Eso es lo que nos mola. Porque hacer himnos generacionales sobre lo mal que está la juventud, que obviamente ya lo sabemos todos, no es que nos dé igual, pero no es nuestra movida".
-Rivas: "Es como lo de La calle Elfo, que dicen que es una denuncia sobre la gentrificación y realmente es una canción sobre Dionisio y demás dioses yendo de after al Alcalá Norte. Pero bueno que digan lo que quieran, nos parece muy bien”.
-Juampi: “En general, esa es la vía para hacer himnos generacionales, que un temazo de repente se pueda convertir en esto. Pero no es algo que busquemos hacer desde los espacios comunes. Aun así, tenemos que tener en cuenta que estamos donde estamos y es normal que la gente, de una manera u otra, se pueda ver reflejada".
-Rivas: "Yo de hecho, la mejor reseña que he leído de mis letras es una que decía que parece que han sido generadas por un ChatGPT raro. Y es verdad, porque son collages de frases en las que de repente dos riman, dos no. Una mezcla de estrofas que están guapas por separado, las meto seguidas, etc. Es imposible que alguien piense que ahí había una intención por mi parte. Pero si alguien encuentra un sentido y la siente verdadera, pues que se las goce".
Es ese lenguaje encriptado el que hace que sus canciones se conviertan en una experiencia onírica, entre lo legendario y lo profético. Frases hilvanadas a través de una delirante inspiración poética con referencias místicas, históricas y filosóficas. Todas ellas producto del apetito lector de un Rivas que lo mismo pasa de la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel según Kozhev, a manuales de programación sobre Inteligencia Artificial, pasando por la Biblia y, por supuesto, la mitología clásica.
"Busco referentes de la literatura universal que me pongan la polla dura. Ahora estoy con un chalao clásico, El satiricón de Petronio, que cuenta las desventuras de una pareja de homosexuales en la antigua Roma, es buenísimo" señala el cantante y compositor de la banda.
-¿Y la canción de la que más orgullosos estáis?
-"Westminster. Es donde mejor se captura nuestra ingenuidad y, cómo, de la pura ingenuidad puede salir algo que es auténtico. Creo que esa canción define como ninguna a lo que queremos sonar", resume Rivas.
La tormenta promocional perfecta
Y a un disco aclamado por la crítica, un sonido ochentero que suena genuinamente fresco y unas canciones capaces de conectar con la gente, hay que sumarle una tormenta perfecta entre una promoción tradicional, que empezó con el boca a boca, repartiendo flyers en conciertos de grupos afines; y una campaña de fuego a discreción en redes sociales que ha llegado a todo el mundo.
"La gente se piensa que por colgar cuatro cosas en Instagram ya vas a funcionar y eso no pasa, tienes que salir a la calle y dar el coñazo al personal. A lo mejor no van a venir a verte, pero se van a acordar de ti. Es contacto con la gente y es natural, en la noche, en el bar", defiende Barbosa. "Ahí conocimos a Carlos, en la puerta de la Wurli. Así salvó Barbosa el primer disco de Alcalá Norte, con un flyer", recuerda Rivas.
Pero si algo explica la manera en la que Alcalá Norte ha calado en todas las conversaciones más allá del boca a boca, es por su campaña de martillo pilón en Twitter. "Eso es por el bajista, que es un experto en Twitter. Él ya nos lo decía al principio, lo que pasa es que es un flipado y no nos lo creíamos, de hecho al principio le teníamos que censurar, porque subía cosas que eran ridículas e iban en nuestra contra. Pero al final se cumplieron sus promesas. No pensábamos que su estrategia se iba a compenetrar tan bien con la estrategia de promo estándar con medios. No habíamos alcanzado a comprender que los periodistas y los creadores de opinión están en Twitter y que su estrategia pasaba por poner el nombre de Alcalá Norte en todos lados", explica el cantante.
Así ha sido como han conseguido llegar a Rosalía y que ahora hasta haya vídeos en TikTok explicando por qué a la diva barcelonesa le gusta Alcalá Norte.
Ahora que el éxito ha llegado y las magnitudes de la explosión aún son imprevisibles, es cuando las discográficas, los festivales y las colaboraciones han empezado a llamar a su puerta. Sus últimos conciertos han colgado el sold out en cuestión de horas, nadie quiere perderse a la banda del momento. Es una etapa clave en sus carreras y no solo por todo lo que les está pasando, sino también por lo que puede estar por llegar.
"Se están cerrando muchos asuntos últimamente y podemos decir eso de que se vienen cositas", bromea Barbosa. "En principio el foco estaba en hacer una buena gira en otoño y tres o cuatro bolos que teníamos programados. Ahora no, el verano va a ser intenso y es posible que acabemos tocando casi todas la semanas", avanza Rivas.
Y es que, aunque lo de repartir flyers no les quede tan lejos, los chicos de Alcalá Norte han visto cómo, en cuestión de semanas, su suerte empieza a cambiar de una forma radical. Sabiendo todo lo que hay detrás, no se puede decir que les haya tocado la lotería, pero quizá, ahora sí, puedan aspirar a pegarse de una vez por todas una auténtica vida cañón.
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