La historia del rock and roll está fuertemente adulterada por el efecto de tóxicas sustancias, ausencia de testigos vivos y muchas lagunas de memoria. Escrita y reescrita continuamente por protagonistas de dudosa fiabilidad, pocos quedan vivos que puedan contar durante aquellos años. En concreto, la de AC/DC, el grupo australiano más universal de todos los tiempos, tiene multitud de versiones que nunca podremos confirmar del todo.
La de Mark Evans trata sobre la prehistoria de una banda cuya realidad terminó por acercarse a sus altas cotas de ambición, cuando todavía estaban a un paso de alcanzar la categoría de leyenda. Evans fue bajista, entre 1975 y 1977, plena era de Bon Scott como cantante y estará eternamente ligado a sus primeros discos de platino: High Voltage, T.N.T., Dirty Deeds Done Dirt Cheap y Let There Be Rock, y también al EP ’74 Jailbreak. Aunque no duró lo suficiente para alcanzar el estallido mundial que fue "Highway to Hell" (1979).
En sus memorias, recién publicadas en español bajo el nombre de Dirty Deeds -actas profanas-. Mi vida dentro (y fuera) de AC/DC por Libros del Kultrum, el australiano desgrana aquellos días frenéticos en los que la banda luchaba por dejar su continente y hacerse un nombre entre los mejores. Con agradecimiento, cierta nostalgia y poco resentimiento, Evans reescribe la parte del relato que le toca.
Muchas de las cosas que he leído son, en el mejor de los casos, inexactas
Mark Evans, ex bajista de AC/DC
Con estas memorias, el que terminó siendo la oveja negra de AC/DC, cuenta, desde una nueva perspectiva, la historia de un grupo que aspiró a ser más grandes que nadie. Evans pone fin así a la versión única impuesta por el clan Young en todo lo relativo a las vivencias del núcleo fundacional: "Quería que los fans supieran cómo fueron los años con Bon Scott y conmigo a bordo. […] Muchas de las cosas que he leído son, en el mejor de los casos, inexactas", ha explicado el autor en alguna entrevista.
Desde sus andanzas por la árida escena australiana, hasta la colonización británica y la preparación para el salto a los Estados Unidos, Mark Evans detalla a partir de su experiencia, cómo fue vivir aquellos días frenéticos en los que se fueron dos años cruciales de su vida, desde los 19 hasta los 21 años.
"Esta es la banda de Malcolm y sería una gran idea que no se te olvide. Recuérdalo". Así fue cómo fue recibido tras ser elegido para ocupar el puesto de bajo en una banda que funcionaba con una especie de jerarquía burocrática.
"Las decisiones que afectaban a nuestra carrera como mercenarios ajenos al sanedrín del círculo fundacional parecían trasmitírsenos por ósmosis, al menos en lo que a mí respecta. Al margen del politiqueo interno, aquella noche fue una revelación para mí. Me di cuenta de que tenía la oportunidad de hacerme un lugar en el mundo de la música de la mano de un grupo que tocaba muy bien y que, para mayor colmo y gloria, tenía los mismos gustos que yo", escribe Evans sobre sus inicios en la banda. Una jerarquía basada en el triángulo que formaban los hermanos Young: Malcolm y Angus, y Bon Scott.
En AC/DC nada, o muy poco, tenía que ver con sentirse cómodo
Mark Evans, ex bajista de AC/DC
También recuerda esa prueba que pasó, gracias a "no andarse con demasiadas florituras", como un anticipo de lo que iba a significar su experiencia en el grupo. "En AC/DC nada, o muy poco, tenía que ver con sentirse cómodo a nivel personal, o a cualquier nivel". La presión de ser lo suficientemente válido para el puesto y la sensación de no terminar de ser uno de los suyos marcó su etapa en la banda.
Sin embargo, también habla de las juergas que se pegaban durante las giras, esas en las que iban sumando adeptos a la causa, como si cada concierto fuera una especie de evangelización al hard rock. Habla sobre las ausencias intermitentes del cantante, Bon Scott, por culpa de su adicción a las drogas y el alcohol, el difícil carácter de Angus y los piques que terminaron con su expulsión del grupo, o el desprecio que sentían por otras bandas de su generación.
"Las grandes bandas del mundo se convirtieron en nuestros nuevos objetivos.¿Quién coño se creían que eran esos capullos? Vimos a algunos de los supuestos cabezas de cartel y enseguida supimos que no teníamos nada que temer. No vimos ni escuchamos nada que nos inquietara; es más, nos sorprendió que hubiera un montón de bandas de mierda, sobre todo tocando en clubs y pubs. La mayoría de esos cabrones no solo no sabían tocar, no sabían ni afinar", cuenta Evans.
El libro se centra, sobre todo, en la estancia del grupo en Londres, donde intentaron hacerse un hueco con su rock duro en plena eclosión del punk. "El consenso general era que pertenecíamos a la vieja escuela del rock, como Status Quo y la Sensational Alex Harvey Band, y no a la 'nueva ola' (si es que ya se había acuñado ese término), como los Sex Pistols, los Damned y un puñado cada vez más numeroso de grupos dispuestos a subirse al carro del punk. Solo llevábamos dos meses en el Reino Unido y ya nos consideraban 'desfasados'", recuerda.
Los Young, por su modo de proceder en estos menesteres, tenían todos mis respetos
Mark Evans, ex bajista de AC/DC
También, cómo la muerte de Paul Kossoff retrasó su gira junto a los Back Street Crawler y con ella su rodaje por las islas británicas. Pero, sobre todo, entre las páginas de esta memoria alternativa de la banda, es su forma de retratar al núcleo duro de la banda. A Malcolm Young lo presenta como el más impulsivo, pero al mismo tiempo el planificador, el intrigante, el que estaba entre bastidores, despiadado y astuto, un líder que tenía una gran influencia sobre su hermano Angus, "la cara pública de los Young".
"Mal y Angus eran muy reservados, casi hasta el extremo de negarte, por sistema, la presunción de inocencia. Se les ha endilgado términos como 'paranoia' e 'insularidad' en alusión a ciertos rasgos de sus personalidades, pero creo que son inmerecidos y topicazos muy desacertados. Mal y Angus no eran los tipos más sociables del planeta, pero creo que, en el fondo, eran personas muy reservadas que se vieron arrastradas a una profesión con ingratas servidumbres en la que disfrutar de la intimidad no es un privilegio al alcance de muchos. Nunca tenían por costumbre desfilar por los 'besaanos' de la industria ni dedicaban un solo segundo de su tiempo al postureo con el famoseo, cosa que muchos músicos hacían para trepar hasta la cumbre. Los Young, por su modo de proceder en estos menesteres, tenían todos mis respetos", afirma sobre los fundadores de la banda.
Sin embargo, con Bon destaca su amistad y su papel como padre del grupo, ya que tenía diez años más que él. "Un caballero con modales de la vieja escuela, pero con un lado salvaje que se manifestaba en cuanto caían los primeros lingotazos o cuando se acercaba la hora del concierto. Bon era extrovertido por naturaleza, amable y atento con los demás. Bondades todas ellas que, no obstante, se veían eclipsadas con frecuencia por una temeridad que podía rayar en la autodestrucción", detalla.
Evans también cuenta que se enteró de su expulsión el día que cumplía 21 años, cuando alguien le dijo: "Parece que os lleváis muy bien, ¿por qué dejas la banda?". Un duro golpe para él, cuya excusa oficial fue que necesitaban a un bajista que supiera cantar. Aunque siempre supo que la razón estaba en sus tirantes con Angus.
Aun así, también admite su parte de culpa y, aunque al principio recibió aquella noticia como una puñalada, después sintió el alivio por salir de esa olla a presión que era AC/DC. El rock and roll le estaba consumiendo y, gracias al fin de su etapa en la banda, hoy Mark vive en Sídney con su mujer Billie y su hija Virginia, es coleccionista de guitarras antiguas y toca en una banda de blues y folk con su amigo y excantante de Buffalo, Dave Tice. Por eso, después de haber vivido para contarlo, su testimonio puede ser todavía parte de esa Biblia apócrifa que recoge la historia nunca contada de una de las bandas más grandes del rock and roll.
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