Hace un mes, los integrantes de Vetusta Morla se sinceraban con sus fans a través de las redes sociales en un doble anuncio con regusto agridulce. En primer lugar, anticiparon el lanzamiento de un nuevo álbum de estudio, Figurantes, para este 31 de mayo. En la otra cara de la moneda, un parón de dos años que durará desde su último concierto programado para septiembre, hasta, en el mejor de los casos, el año 2026.

Tras una larga gira de dos años tocando en estadios por todo el mundo con su Cable a tierra (2022), los de Tres Cantos han decidido echarse a un lado dando un valiente paso adelante, por el bien del grupo y el de cada uno de ellos, tras más de 25 años en la carretera.

"La idea inicial era parar después de Cable a tierra. Pero de repente teníamos un disco y había que presentarlo. Entonces iba a ser muy raro no explicar el parón antes de sacar el disco, nadie iba a entender que hiciéramos una gira de dos meses o de tres meses de un disco y que paráramos, podría parecer que el disco no funciona o que nos habríamos peleado", explica Guille Galván, guitarra y compositor del grupo, en una entrevista con El Independiente, junto a sus compañeros David García El indio (batería) y Jorge González Jorchy (percusión).

Grabar de gira

Figurantes ha sido un hijo nacido en la carretera, de forma paralela a la presentación de Cable a tierra. Este nuevo álbum es el resultado de los espacios, dejados aposta, entre concierto y concierto, para encerrarse en el estudio. "Nos sentíamos muy alejados de la parte creativa durante las giras. Así que tomamos la decisión consciente de dejar espacios para juntarnos y hacer canciones, aunque tampoco sabíamos qué iba a suceder. Tuvimos una primera sesión en la que salieron tres o cuatro canciones, y a raíz de eso, viendo que nos sentíamos bien, buscamos más huecos, y al final teníamos estas 11 canciones que han sido Figurantes", cuenta Galván.

Portada de Figurantes, en colaboración con Boa Mistura

Fue a partir de este proceso, más orgánico y pausado, cuando a la banda le empezó a picar el gusanillo de tomarse las cosas con más calma y apareció en el horizonte la idea de darse un tiempo. "Era algo de lo que veníamos hablando entre nosotros en pequeñas reuniones. Pero la decisión la cerramos en una terraza de hotel en Bogotá mientras comíamos. No hay mucha intrahistoria más, todo fue bastante más sencillo y lógico de lo que se puede llegar a pensar", afirma Jorchy.

Cansancio e hiperconexión

Una decisión que tiene mucho que ver con la necesidad de recuperar el contacto directo con el público, en un contexto de saturación y artificio extramusical en la industria. La sensación es de cansancio y algo de agobio, no por todo lo que han conseguido, sino por la sensación de tener que estar continuamente conectados. Por eso, con Figurantes han decidido hacer las cosas de otra forma. "Estamos sobresaturados de lo anterior, venimos de una gira muy grande, por eso nos apetecía presentarlo casi como un tú a tú y que la manera de sacar las entradas también fuera muy orgánica, sin grandes campañas, súper videoclips, ni presaves. Esto no quiere decir que sea ni mejor ni peor, ni que en el futuro no volvamos a hacerlo, pero en este momento es lo que nos pedía el cuerpo".

El resultado es un álbum como Figurantes, donde la banda conecta con la música desde un punto de vista muy emocional, enfrascados en mitad de la gira, pero sin perder el contacto con la realidad. Un trabajo que, en palabras del grupo, se trata de un disco muy Vetusta y muy libre, capaz de transmitir el contexto en el que se ha grabado. "Las canciones son figurantes, como personajes que nacieron aislados y que no parecía que fueran a tener un protagonismo marcado en un guion, sino que fueron creciendo con el tiempo. Al final nos hemos juntado con un disco muy potente a nivel emocional", revela Guille, compositor de gran parte de las canciones del álbum.

'¡Ay, Madrid!'

Uno de los temas que mejor recepción ha tenido y que va camino de convertirse en himno ha sido el último adelanto del disco, ¡Ay, Madrid!, escrito principalmente por Galván. Una canción de amor-odio a una ciudad cuya identidad se encuentra, en los últimos tiempos, en el centro de muchas discusiones. "En este caso, más que una oda a la ciudad, es por un sentimiento y una sensación de desapego que estamos teniendo con una ciudad que se está convirtiendo en algo muy ajeno".

El guitarrista y compositor de Vetusta Morla pone el foco en cómo la dificultad para acceder a una vivienda está rompiendo las relaciones humanas y de los barrios, expulsando a sus habitantes del centro hacia las afueras y así sucesivamente. "Todo eso te hace pensar, me voy de aquí, no me gusta este Madrid, no me gusta ir con mis hijos al servicio de urgencias de un centro de salud y que ponga un cartel diciendo que no hay personal. Pero, por otro lado, dices, ¿por qué me tengo que ir? Este es mi sitio, aquí es donde me han criado, es donde estoy criando a mi familia. Es ese sentimiento de identidad el que te genera rabia, porque soy tan madrileño o más que el que está provocando todo esto. Y de ahí nace ¡Ay, Madrid!, de la necesidad de demostrar ese punto de desapego y resistencia al mismo tiempo".

"Estamos en un momento donde tenemos que formar parte activa de lo que queremos que sea la ciudad y los madrileños. Porque si lo madrileño es tener pisos que valen cinco mil euros al mes, con gente que viene a comprar casas a tocateja y a echar a todos los vecinos de un barrio, pues estamos haciendo una identidad un poco chunga", sentencia Galván.

Arqueología 'indie' y nuevas promesas

En un momento en el que la distancia del tiempo ya nos permite hacer un poco de arqueología del indie, con los treinta años de esa primera piedra que significó el Súper 8 de Los Planetas, es lógico ver en los Vetusta Morla otro de los grandes referentes de un fenómeno que ha pasado de la nada al todo en nuestro país, aunque ellos no se atreven a decirlo. "No creo que eso tengamos que decirlo nosotros", interviene El indio. "Nosotros intentamos pensar en nuestro trabajo, en lo que nos gusta hacer, en ir creciendo, mejorando, evolucionando y en que podamos vivir a gusto de ello. Y ya que sea la prensa o el público el que el que valore y diga quién es quién".

Los seis integrantes de Vetusta Morla, de izquierda a derecha: David García 'El indio' (batería), Álvaro Benito Baglietto (bajo), Guillermo Galván (guitarra), Juanma Latorre ( guitarra y teclado), Pucho (voz) y Jorge González 'Jorchy' (percusión). | Israel Cánovas

Y si tiene que dar algún ejemplo a los que están empezando, se acoge a aquello de que cada uno busque su propio camino. "Elige tu propia aventura", bromea en una alusión al próximo disco de otra banda de referencia en la escena indie, Carolina Durante. "Es cierto que a veces ha habido gente que ha dicho, vamos hacer como los Vetusta que hicieron esto y les salió bien, pero cada grupo o artista tiene sus propias circunstancias y todos son diferentes temporal y espacialmente. Cada uno tiene que encontrar lo suyo, trabajarlo, pelearlo y encontrar el camino que sea, pero sin forzar. Si existiera la fórmula del éxito, estarían todas las discográficas ahí haciendo churros", afirma el batería de la banda.

Desde una posición privilegiada, consolidada tras un recorrido de más de dos décadas en la música, también avisan de que es complicado categorizar a los nuevos fenómenos y que lo más sensato es dejar que el tiempo haga su trabajo. "La industria musical necesita continuamente nuevas figuras y nuevos artistas para regenerarse, artistas que representen los ideales de juventud, actitud y vitalidad. A veces se pone el foco en alguien, pero es el paso del tiempo lo que determina si esa persona o ese grupo tienen un sustento potente como para que de verdad agarren ese testigo que le han colocado y que sea capaz de llevarlo lejos, o adonde quiera él. A veces hay gente a la que se le cae el testigo porque no es capaz de llevarlo, o porque tuvo su momento, o lo disfrutó y ya no lo quiere", reflexiona El indio.

¿Una película sobre Vetusta Morla?

–Y si hicieran una película sobre Vetusta Morla, ¿qué contaría?

Guille: Pues es algo que hablamos muchas veces. La verdad es que tenemos la sensación de que nuestra historia no tiene mucha chicha. Estamos acostumbrados a ver películas, sobre todo de la historia del rock, biopics que son tragedias donde alguien muere de sobredosis o vidas de drama con todos los integrantes en una terapia colectiva. Y nosotros sentimos que no encajamos en ese tipo de narraciones. Quizá lo principal sería encontrar al director o a la directora que nos hiciera ver qué es lo que tiene de especial la carrera de Vetusta como para para llevarla a un documental o al cine.

Jorchy: A nosotros nos cuesta un poco verlo, porque siempre hemos dicho que somos muy normales y la gente nos decía, hombre, muy normal lo que habéis hecho no es. Por eso muchas veces tiene que ser alguien de fuera el que cuente tu historia.

Y cuando termine la gira, ¿qué?

–¿Qué vais a hacer cuando termine la gira?

Guille: Para mí el parón tiene más que ver con quitarnos de en medio todo lo extramusical. En un proyecto como el de Vetusta en el que hay tanta gente trabajando, tienes que tomar tantas decisiones todos los días para tantas cosas... Esa es la parte de la que quiero descansar. Cortar un poco con la comunicación permanente y que el público también descanse y aprenda a echarlo de menos. De la parte musical no, al revés, estoy deseando quitarnos de en medio toda esa parte para hacer música y para investigar y escuchar.

El indio: Hacer nada (ríen los otros dos). Proyectos personales, estudiar tu instrumento, ir a ver exposiciones, al teatro, alimentarte de otras cosas, tomar distancia con nuestro trabajo, con nosotros mismos también. Resetear un poquito, cambiar el disco duro y volver con la máquina engrasada a funcionar como un tiro.

Jorchy: Descansar y pillar una excedencia de Vetusta básicamente, como tomarte un respiro en el trabajo, para cuidar a los tuyos y dejarte cuidar, porque a mí en casa siempre me dicen, tronco, es que nunca estás.