Cuando empezaron, nunca pensaron que llegarían a envejecer viviendo de la música. Hoy, SFDK puede presumir de ser la banda más longeva del rap español, un clásico del último gran género de la música popular. Algo más de 30 años han pasado desde que Saturnino Rey (Sevilla, 1977), más conocido como "el Zatu", y su inseparable Óscar "Acción" Sánchez (Sevilla, 1977) se juntaran en el barrio sevillano de Pino Montano para mezclar rimas y beats.
Lo que en su día fue un salto al vacío hacia un mundo desconocido, hoy es una larga trayectoria de éxito que los ha convertido en referentes. Y es que, aunque para entonces la cultura del hip-hop ya era bastante popular al otro lado del Atlántico, a principios de los 90 en España seguía teniendo un carácter marginal.
La primera escena 'underground'
No fueron los primeros, antes que ellos figuran pioneros de mediados de los 80 como Frank T o MC Randy, pero sí que pertenecieron a la generación que inauguró lo que se pudo llamar la primera escena underground española, junto a otros baluartes como Violadores del Verso (Zaragoza), Mucho Muchacho (Barcelona), Nach Scratch (Alicante) o Geronación (Girona).
Aunque ahora la música urbana domina las listas, en los 90 el rap era una música minoritaria e infravalorada, que crecía en los barrios periféricos de toda España, alimentada por las mundanas ambiciones de adolescentes que veían en la subcultura del hip-hop una salida digna a unas condiciones sociales que no lo eran tanto.
Estos grupos estrenaron una industria prácticamente inexistente en España a base de empeño, insistencia y muchas ganas por ser escuchados. En un contexto en el que internet todavía estaba en pañales, la distribución se hacía a través de maquetas caseras grabadas en cintas TDK, se publicitaban en fanzines y los parques del barrio eran los puntos de reunión y trueque. Estableciendo una especie de red clandestina en la que la calle y el boca a boca jugaban un papel fundamental para estar al tanto de lo que se estaba haciendo.
Una base cultural genuinamente popular sobre la que se empezó a edificar la primera industria del rap en España. De ser un espacio de intercambio marcado por la autogestión, a la creación de las primeras discográficas independientes, y al posterior interés de las grandes majors que terminó por incluir el género dentro del mainstream, convirtiéndolo en un auténtico fenómeno de masas.
Un rap que ya no existe
Antes de que el autotune tomara los mandos, antes de que se pudieran hacer canciones a base de repetir el nombre de marcas de lujo, presumir de coches caros y joyas de incontables quilates, el rap que aquellos artistas consiguieron colar en la radio comercial era de todo menos banal, un género que premiaba la forma, pero en el que la excelencia la marcaba el mensaje.
Aquello era un ejercicio de virtuosismo lírico y técnico en el que el barrio aún no era un cliché y la conciencia de clase no era una elección. Importaba el cómo tanto como el qué y el espejo en el que se miraban era la poesía. Las pretensiones económicas prácticamente no existían, porque nadie en España podía imaginarse viviendo de ello. Sus códigos tenían algo de caballeresco, siendo el respeto el número uno en la lista de prioridades. Estos primeros raperos se sentían cómodos en el underground, sabiendo que podían alcanzar cierta trascendencia sin depender de la aprobación del mainstream.
En la forma en la que lo entendieron grupos como SFDK, el rap es un género en peligro de extinción. Quizá decir que ya no existe es una exageración, pero lo cierto es que, después de aquel boom comercial de finales de los 90 y principios de los 2000, su influencia se ha visto diluida por otros subgéneros urbanos con un trasfondo más nihilista y menos social como el trap o el drill, cuya popularidad ha eclipsado al rap, tal y como lo conocíamos, relegando de nuevo a la escena underground.
SFDK: Siempre Fuertes De Konciencia
El origen de SFDK está en los 90, en el patio del instituto en el que estudiaban Zatu (MC) y Óscar Acción Sánchez (DJ y productor). Las coordenadas temporales y espaciales concretas hablan de 1993, en un barrio del norte de Sevilla llamado Pino Montano, como el germen del que nació Straight From Da Kranny (Directamente desde el rincón), en referencia al lugar de reunión del grupo de amigos, y de ahí brotó su primera maqueta bajo el titulo de «Outta Kranny» (1994).
Después, cuando el grupo pasó a ser el dúo que ha perdurado hasta nuestros días, cambiaron el significado de las siglas a "Siempre Fuertes De Konciencia", como el lema que ha primado siempre en su forma de entender la música.
Lo mismo que hicieron con las siglas, trataron de hacerlo con ese nuevo género que venía de Estados Unidos, dándole su propia forma, masticándolo y haciéndolo propio. Tanto a nivel musical, desde una producción con los precarios recursos técnicos de los que disponían; como desde la lírica, adaptando el argot, reinventando la calle e incluyendo su propia tradición y particularidades. Desde ahí sentaron las bases para una escuela sevillana que tanto talento ha proporcionado al rap español.
Su primer álbum, Siempre fuertes (Zona Bruta) llegó en 1999, en el que ya se podían escuchar colaboraciones con Kase-O y la Mala Rodríguez, entre otros, como un demostración de los que venían a formar la nueva escuela española. Aunque el auténtico pelotazo llegó con 2001 Odisea en el lodo (Zona Bruta, 2003), disco clave en la historia del rap español con el que llegaron a vender 15.000 copias y que les lanzó a girar por toda España y también por Latinoamérica, llegando incluso a dar un bolo en Los Ángeles, dentro del festival «LAMC».
"Fue el disco que nos dio el reconocimiento que nos faltaba, para poder hacer una gira en condiciones. Nuestra carrera cambió a partir de Odisea en el lodo, y nos trajo tantas cosas buenas, que siempre recordaremos esa etapa como una de las más bonitas que hemos vivido." (SFDK en una entrevista para la Hip Hop Nation).
Después de aquello, pudieron dar el salto definitivo para ser los dueños de su propia carrera y montar su propia discográfica, con la que sacaron SFDK 2005 (2005). Aquel álbum logró batir todos los récords, vendiendo en poco tiempo 50.000 copias y convirtiéndose en disco de oro. Si con 2001 Odisea en el lodo alcanzaron el reconocimiento que querían, con SFDK 2005 consiguieron la notoriedad mediática capaz de atraer a prensa y televisión, y ser relevantes para toda la industria musical. De hecho, actualmente es disco de platino.
El resto de la historia se parece mucho a la de cualquier otra banda de éxito, aunque con la particularidad de que, tres décadas y nueve álbumes después, siguen siendo los mismos. Un grupo consolidado como referencia en su género que fueron los primeros en pisar el territorio inexplorado del hip-hop español. A lo largo de su carrera han podido alternar, como toda gran estrella, proyectos en solitario, discos en conjunto e infinidad de colaboraciones. Y lo que empezó siendo el sueño de unos chavales con una vocación insospechada, ha terminado convirtiéndose en una forma de vida y un ejemplo para todos los que han venido detrás.
Los 30 de SFDK, un homenaje marcado por la nostalgia
Aunque los SFDK siguen en forma, como demuestra la publicación de su último álbum Inkebrantable en 2023, el dúo sevillano se mueve en la delgada línea entre la nostalgia y la continuidad. Una mezcla entre mirar con orgullo al pasado, sin perder de vista el objetivo de seguir siendo relevantes.
Un momento de su trayectoria en el que a las giras por los nuevos trabajos, hay que sumarle los homenajes nostálgicos. En 2019 hicieron el primero por los 25 años del grupo en la explanada del Monasterio de la Cartuja, congregando a 18.000 personas, con el acompañamiento multitud de colaboradores como Kase O, Kaze y El Chojin, entre tantos otros.
Ahora, por el 30 aniversario, han preparado un concierto de conciertos para llenar el Estadio de la Cartuja de Sevilla, convirtiéndose en la primera banda de este género musical en hacerlo por cuenta propia. Tampoco están solos en esta gesta, para ello han conformado un cartel con cerca de 30 artistas, nuevas y viejas glorias del rap que los acompañan en su cumpleaños. Natos y Waor, Nach, Kaze, Lia Kali o Sara Socas, compañeros generacionales como La Excepción y clásicos del género como Falsalarma, nadie quiere perderse la fiesta de los de Pino Montano. Una celebración para demostrar que el rap en España tiene un pasado del que sentirse orgulloso y, también a pesar de todo, un presente y futuro en el que seguir confiando.
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