La música es como ese amigo que siempre está ahí. En las buenas, en las malas, en las regulares, en todas las ocasiones clave de nuestra vida. Cada año por estas fechas se suele necesitar su ayuda para que la temida vuelta a la rutina no se convierta en un drama shakesperiano.
Porque, seamos sinceros, aunque volver a la normalidad después de unas vacaciones no es fácil, tampoco es el fin del mundo. Ni siquiera el final del verano, como nos cantaba el Dúo Dinámico.
No, amigos, el verano no se acaba hasta el día 22. Todo un consuelo para quienes estamos ya al pie del cañón, o para quienes aún no se han ido. Sobre todo si tienes la playlist adecuada para mantener ese espíritu veraniego vivo. Procedamos.
Ojo con el sol
El sol. Esa maravillosa fuente de luz, calor y vida, capaz de crear los paisajes más maravillosos gracias a puestas de sol multicolores y amaneceres luminosos. Pero ahora que los dejamos atrás es mejor recordar que se trata en realidad de una terrible bola de fuego y radiación en la que cabrían un millón de tierras. Pero todo depende del cristal (oscuro) con el que se mire. Esa fuente de quemaduras en la piel, y cosas peores, siempre ha sido también fuente de energía y de inspiración musical.
El paradigma lo representan los Beatles, claro. En concreto, el místico de la banda, George Harrison, te coge aquí de la mano para recordarte que esos rayos ultravioleta acaban encontrando su camino entre los nubarrones de nuestra existencia. Ideal para atravesar campos de cultivo varios por carretera.
Felicidad autoimpuesta
Dicen que sonreír cuando no se tiene ganas puede ser muy perjudicial, contrariamente a la corriente predominante en la actual gurulandia que habita en las redes. Los 43 músculos faciales expresan más que ninguna otra parte de nuestro cuerpo, sí, lo que sentimos ante cualquier situación. Forzar una mueca ha de venir apoyado por algo, o corremos el riesgo de que nuestro subconsciente sabotee el intento de autoimponernos algo de felicidad.
En este caso, tiraremos de prefabricado con este intento de embotellarla en forma de pseudo ataque gospel sintético. No es de extrañar que antes de componer este tema, su autor se inspirase en el no menos famoso “Forget You”, que en realidad se llamaba “Fuck You” (que te jodan). Decidir dónde acaba la ironía y comienza el buen rollo se lo vamos a dejar a Pharrell Williams, el hombre que consiguió que este canto de supuesta felicidad llamado “Happy” fuese un éxito mundial. Y por si alguien se lo quiere poner ininterrumpidamente durante un vuelo intercontinental de 12 horas y/o acabar harto de él mientras conduce de vuelta, aquí dejamos la playlist que supuso todo un récord histórico.
Me lo dijeron tres pajaritos
No es muy conocido, fuera del ámbito de la ornitología, el hecho de que las aves migratorias sufren también una cierta depresión posvacacional. Los pájaros migratorios, como las oscuras golondrinas, pasan por un tipo de melancolía cuando regresan a su hogar después de un largo viaje hasta que reajustan sus ciclos. Todo un consuelo. O no.
El siguiente tema lo recordaremos muchos porque era banda sonora de un conocido e insistente anuncio de vaqueros hace ya cuatro décadas. Es como si esos tres pajaritos de los que habla, que en realidad son las coristas de Bob Marley, te estuvieran susurrando al oído: "Don't worry 'bout a thing, 'cause every little thing gonna be alright". No te preocupes. Todo está bien. Te espera la bandeja de entrada llena y el café de la máquina, pero todo irá bien. Si algo nos enseñó Marley es a fluir.
¿Cuánto falta?
Además de no recordar lo que es una siesta, ser progenitor en época vacacional supone escuchar la misma pregunta cada dos o tres kilómetros procedente de los asientos traseros. Como dar el dato no impide que haya que parar infinitas veces para avituallamiento familiar, mejor plantearnos que podría ser peor. Está claro que por amor, por amor a un periodo vacacional, podemos recorrer 500 millas, y otras 500 más. 1600 kilómetros en total. Un Madrid-París. Pero a la vuelta… ah, a la vuelta la cosa ya pesa más.
Cuando lanzaron esta canción en 1988, los hermanos Reid no tenían ni idea de que su pegajoso himno se convertiría en un clásico internacional. De hecho, cuando la grabaron, ni siquiera pensaban que saldría de Escocia. Cuando el bajón de ver lo que falta, gracias a la eterna pregunta de los chiquillos, haga mella en nuestra moral, este tema de Proclaimers será más eficaz que las bebidas energéticas.
Hogar, dulce hogar
Ojalá fuese a Alabama, y no a Albacete o a cualquiera de nuestras ciudades, este camino de vuelta. Pero no puedo evitar tirar de clásico tema de carretera para ambientar una buena kilometrada. "Sweet Home Alabama", ese himno sureño que, aunque no hayas pisado Alabama en tu vida, te hace sentir como si estuvieras en una de esos porches de las películas, en tu mecedora, con una limonada en la mano, mirando la puesta de sol. Te hará olvidar que el coche está lleno de arena, las maletas mal cerradas, y está claro que comparten contigo vía pública seres de otro planeta que no tienen la costumbre de estar al volante. Nota para quedar bien: el nombre del grupo, Lynyrd Skynyrd, se pronuncia algo así como “Láinerd Skáinerd” con acento sureño. Que tu copiloto rebobine varias veces la parte del solo de guitarra de Ed King. Hazme caso.
¡Qué tenga usted buen día!
A ver, la misma jornada del regreso no puede ser buena. Después de un largo viaje, encontrar la nevera vacía o, peor aún, que estando llena sufriera un apagón, no puede convertir nuestra operación retorno en algo maravilloso por mucha música que nos pongamos. Pero vamos más allá. Ya hemos hecho la compra, evitando ir de siete a ocho de la tarde a cierta cadena de supermercados (ni se nos ha ocurrido meter una piña en nuestro carro) y nos preparamos para que llegue el primer día laborable. Ese sí es vital que no sea una pesadilla.
Para eso sí vamos a hacer palanca con el tema que recomiendan 9 de cada 10 científicos que conocen los estudios sobre psicología de la depresión posvacacional y que a la vez también conocen este tema (dato sin contrastar). Porque según los expertos, se trata de volver sin estridencias, de forma rítmica y acompasada, incluso algo sosa. Para eso, aquí traigo el tema perfecto. "Lovely Day" es esa joya musical que suena como si su autor, Bill Withers, acabara de despertar de una siesta de 10 horas y todavía estuviera estirándose en la cama. Por favor, no se pierdan su cara de “no estaba durmiendo, estaba mirando hacia abajo” mientras canta que será un día maravilloso, haciéndose sus propios coros invisibles.
Espero que esta breve selección haga un poco más llevadero el trance. No sé, siempre hay cosas buenas a las que aferrarse, como el serial de la vuelta de Oasis. Y aunque sus conciertos sean lejanos en el tiempo y en el espacio, este hito nos recuerda que todo es posible, hasta que llevemos bien el agobio típico de los primeros días laborables. Aunque nos hayan quitado nuestro verdadero oasis hasta Navidad con un 12 de octubre que cae en sábado, estos meses no son más que unas cuantas semanas. Dieciséis. Vaya, me tenía que haber callado.
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