En su último álbum de estudio, La Radiolina (2007), Manu Chao cantaba contra los políticos que matan, la guerra y el imperialismo estadounidense, también lo hacía para Palestina y las personas que vivían en la calle, por la crisis migratoria y también la climática. Diecisiete años después, el cantautor parisino de madre vasca y padre gallego vuelve con un nuevo disco, Viva tu (Because Music), y, al igual que pasa con sus canciones, el mundo no parece haber cambiado mucho desde entonces.
No es que Chao haya estado ausente desde entonces, el francoespañol siempre ha sido un culo inquieto y no ha parado de hacer música, tocando por todo el mundo, en versión acústica y con amigos, manteniendo su centro de operaciones en Barcelona. Manu juega con sus propias reglas, no ha concedido entrevistas, tampoco planea hacerlo para la promoción del disco, al igual que evita los grandes estadios en favor de los pequeños festivales. Y así lo ha hecho este verano montándose una gira sorpresa con precios populares, sin publicidad y con conciertos de pequeño formato.
Ha estado fuera del mundo desde su particular manera de sentirse dentro de él. Pero, a pesar de haber seguido produciendo píldoras en forma de canciones sueltas y colaboraciones, después de tanto tiempo sí que se echaba de menos aquel Manu Chao que deslumbró con conceptos hechos álbum como Clandestino (1998) o Próxima estación... Esperanza (2001).
En el caso de Viva tu el leitmotiv trata sobre "la celebración del otro, del nosotros, en comunidad", explican desde su discográfica. Este nuevo disco no es un Clandestino, en el sentido de redondez y unidad del concepto, tampoco se trata de un trabajo en el que se observe una evolución palpable en lo que ha sido su sonido hasta el momento, pero sí representa una nueva región en ese universo artístico que es el cosmos musical de Manu Chao. Las canciones de Viva tu bien podrían pertenecer a cualquiera de sus discos anteriores y viceversa. Pero donde algunos pueden criticar falta de riesgo, otros valorarán la fidelidad y el compromiso con una forma de entender la música.
De alguna manera, el compositor de temas como Me llaman calle o La vida tómbola es uno de los pocos reductos que quedan de la canción protesta moderna, capaz de hablar de una forma universal sobre los problemas del presente. Sus canciones representan la necesidad de persistir en la denuncia de las grandes injusticias. Y así lo hace con Vecinos en el mar, tema que abre el álbum con una metafórica llamada a la acción: "Yo te abriré mi puerta como tú harías conmigo".
Más directa y crudamente retrata la sociedad en River Why, apuntando al rumbo de un progreso errado: "This si no success, this is no progress, this is just a colective suicide" (Esto no es ningún éxito, esto no es ningún progreso, esto es sólo un suicidio colectivo). También hay romanticismo y buen rollo en rumbas como Viva tu; desamor en la nostálgica Tú te vas, colaboración con la rapera parisina Laeti; o su lado más trovador en la bella y recitada Cuatro calles.
Español, francés, inglés y portugués, un popurrí de músicas populares se entremezclan en un disco en el que cabe hasta el country en una inesperada colaboración con Willie Nelson (Heaven’s Bad Day). No faltan las guitarras rápidas ni los sonidos de aparatos electrónicos, esa especie de pitido de alarma que parece que juega a despertar conciencias, tan reconocible en toda su discografía. Melodías y ritmos que se repiten y complementan, grabaciones a modo de collage, como un cuadro que se compone de los mismos colores, pero utilizados con distinto orden. Y, por supuesto, lo que nunca puede faltar, temas bailables para pisar y repisar sobre las desgracias sociales y personales.
Porque, aunque sigamos repitiendo los mismos errores y la idea de progreso parezca cada vez más difusa, seguirá mereciendo la pena hacer y escuchar música contestataria con sabor a esperanza. Y a eso se aferra un Manu Chao que, 17 años después, sigue cantando a un mundo que no ha cambiado tanto.
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hace 2 meses
Creo que se sigue repitiendo. El mismo loop de Me gustas tú, los mismos trucos… Pero la guita está en las giras y en los conciertos y hay que estar en el «candelabro» sacando un disco aunque no sea apreciado demasiado. Todos los festivales los dominan yayos y Manu, que ha sido un mentiroso toda su vida, no quiere perderse la fiesta, ni la guita, sobre todo.