Don Carlo de Giuseppe Verdi abre la temporada del Teatro Real. Una producción de la Ópera de Frankfurt con dirección musical de Nicola Luisotti y escénica de David McVicar en la que se han incluido muchas de las modificaciones que el propio Verdi acometió sobre su Don Carlo. Un arranque por todo lo alto de la nueva temporada del Real que contará con el rey Felipe VI en el palco, si la agenda política no se lo impide, desde donde, esta noche, podrá comprobar como la leyenda negra contra España se ha convertido en un legado cultural de la humanidad.
Una obra maestra de la ópera inconsistente con los hechos históricos
Un total de 14 funciones en las que se podrá disfrutar de la creación del italiano y la heroica figura del infante Carlos, hijo de Felipe II. Un héroe construido en la leyenda negra desde el primera obra que se inventara sobre su persona El príncipe Don Carlos o los celos en el Caballo de Diego Jiménez Enciso, estrenada en 1622. De ahí a Verdi, pasando por el drama que de Schiller (1783-87), que fue la obra que inspiró definitivamente al compositor romántico.
El amor imposible del príncipe por su madrastra, obligada esposa de Felipe II, Isabel de Valois, y su apoyo a la causa de los rebeldes flamencos, obligan a la todopoderosa y católica majestad, Felipe II, a volcar sobre su hijo el poder destructor de la Inquisición. Al drama romántico no le falta nada: soflamas de libertad, amor prohibido y sacrificio personal del héroe Carlos. Una obra maestra de la ópera inconsistente con los hechos históricos.
Lo que dice la historia
“Era de constitución débil, con una cabeza desproporcionada que sostenía un cuerpo contrahecho, encorvado, con una pierna más corta que otra, y era un zurdo corregido (propio de una época en que se tenía por un rasgo diabólico). [...] Un carácter impredecible que preocupó a su abuelo, el emperador, a quien su trato y su humor gustaron muy poco cuando de conoció en Yuste: imprevisible colérico y violento..”, así describe José Varela Ortega en su libro España un relato de Grandeza y odio, al príncipe Carlos.
También se le atribuye sadismo con los animales, porque le divertía asar liebres vivas y cegar caballos, y crueldad con el servicio, ya que se le acusa de haber lanzado a un criado por la ventana. Nada que ver con los valores del héroe romántico, aunque tampoco hoy en día sería un gran ejemplo.
Hay que tomárselo con humor y distancia, no hay que rasgarse la vestiduras,
“Hay que tomar a Don Carlo como una imagen que ha sido más poderosa que la realidad de los hechos Felipe II, no mató a su hijo ni éste tuvo relaciones con su madrastra. Nada de eso es verdad”, cuenta Varela Ortega a El Independiente.
“La ópera era la televisión de la época. La gente cree que efectivamente Felipe II mató a su hijo y que éste era un alma benéfica que quería liberar a los rebeldes flamencos. Entre la realidad de la imagen y los hechos, domina Verdi”, explica el profesor Varela, quien, ni mucho menos reniega de esa herencia cultural que pervive. “Hay que tomárselo con humor y distancia, no hay que rasgarse la vestiduras, pero es verdad que convendría que la gente conociera los hechos”.
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