El orden natural se impone en el Real, el valioso anillo de oro que da poder para dominar el mundo regresa a las hijas del Rhin, el río de donde no tenía que haber salido nunca. El Teatro Real cierra el ciclo wagneriano de El anillo del Nibelungo -la tetralogía operística que ha durado cuatro temporadas, dos de ellas en plena pandemia- con nueve funciones de El ocaso de los dioses entre el 26 de enero y el 27 de febrero.
La épica de las óperas de Richard Wagner (1813-1883) no sólo está en el libreto, sino en su producción teatral, principalmente, por la cantidad de cantantes, músicos y actores que requiere: 11 solistas, 115 músicos, 62 miembros del coro y 17 actores figurantes. Si a eso se añade la complejidad de la pandemia el resultado es la historia heroica del Real de los últimos dos años -único gran teatro del mundo que se ha mantenido en funcionamiento- que afronta un último reto: El ocaso de los dioses en mitad de la sexta ola de Covid. El teatro no tiene que preocuparse por las restricciones de aforo, pero sí por la alta transmisión de la variante ómicron que hace que se extremen las medidas para evitar brotes en el elenco como el que paralizó, puntualmente, La bohème a comienzos de enero.
El ocaso de los dioses es la cuarta ópera épica que compone El anillo del Nibelungo, inspirada en la mitología germana medieval. En estos cuatro años se han mantenido los mismo intérpretes, algunas de las voces wagnerianas más reconocidas, para los papeles principales: Sigfrido (Andreas Schager), Gunther (Lauri Vasar), Alberich (Martin Winkler) y Brunilda (Ricarda Merbeth).
Para evitar los brotes el Real ha vuelto a poner a los 115 músicos de la Orquesta Titular, además de en el foso, en ocho palcos a ambos lados del escenario para poder mantener la distancia de seguridad, además del uso de mascarillas en escena. Pablo Heras-Casado, director musical invitado del Real para esta tetralogía, ha destacado la valentía del teatro por afrontar esta situación y seguir adelante. “Pocos teatros en el mundo, en una situación normal, pueden presumir de organizar nueve funciones de El ocaso de los dioses. En la situación de ahora mismo, ninguno”, destacó el director en la rueda de prensa.
Pocos teatros en el mundo pueden presumir de organizar nueve funciones de El ocaso de los dioses. En la situación de ahora mismo, ninguno"
Pablo Heras-Casado, director musical invitado del Real
Para el director, conducir esta tetralogía de Wagner para el Real ha sido el proyecto más importante de su vida, “no solamente por lo que supone el hacerse cargo de un proyecto como éste, sino también por cómo ha transcurrido, cómo lo hemos llevado a cabo a pesar de todos los retos inimaginables que tiene ya de por sí -que sigue teniendo 250 años después una obra como ésta- pues, además, el destino nos ha puesto algún reto más con estas circunstancias”. Un desafío también para los músicos ya que “tienen que hacer un esfuerzo enorme para poder oírse entre sí y para regular balances”, ha destacado Heras-Casado.
El director ha calificado esta cuarta parte de El anillo del Nibelungo “como el proyecto más inmenso que uno se puede imaginar poner en un teatro” y considera a estas cuatro óperas wagnerianas como “épicas, retos casi inabarcables”.
Metáfora de desastres ecológicos
La tetralogía que se cierra esta temporada ha escenificado la lectura que Robert Carsen realizó hace 22 años en su estreno en Colonia. El director de escena ha destacado la metáfora de su puesta en escena con las catástrofes ecológicas "por desgracia, cada vez más pertinente", ha señalado el alemán. El Rhin del El anillo del Nibelungo es un río seco lleno de chatarra que ha aflorado al irse el agua. Una circunstancia, la sequía del río alemán, que se produjo el año de su estreno, según ha recordado Carsen y que se ha repetido posteriormente.
Momento cumbre de la tetralogía
El ocaso de los dioses es la cuarta ópera que compone El anillo del Nibelungo, una obra monumental para la que Richard Wagner se basó en la mitología germana medieval. Las tres primeras son El oro del Rin, La Valquiria y Sigfrido. El comienzo del acto III de la ópera La valquiria es uno de los momentos más conocidos y emblemáticos de las óperas de Wagner. La envolvente música de Wagner acompaña a las valquirias que se llevan a los héroes muertos en la batalla para conducirlos al Valhalla.
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