Aún quedan. Pocos, pero quedan. Algunos, a la antigua usanza, aristócratas que hablan en verso, aristócratas que no tienen ni generan ganancias, aristócratas de porte altivo y sin guita, aristócratas con mucha cara, aristócratas de andar por casa.
Aristócratas venidos a menos que quieren guardar las apariencias, que es lo único que conservan. Melancólicos, melómanos, malandrines sin malas intenciones, artistas de no hacer nada, nobleza de rama genealógica, sin acólitos, en su salsa, pasando hambre de sociedad y nivel de vida que engaña.
José Andrés López de la Rica, oigan, nombre aristocrático donde lo haya, que proviene de la impro, que cada noche corta el cable rojo, cómico, monologuista, director y autor, es aristócrata de la escena, pero no por casta sino por currele, por creer en lo que hace y darnos esta comedia que tiene tintes de Pedro Muñoz Seca y que destapa una forma de vida demodé y con caspa.
Aristócratas conversos porque hablan en verso o porque se tienen que descabalgar de ese ritmo de la élite social más rancia y convertirse a la clase media, aunque sea sin ganas. Quieren estar en su salsa, pero la salsa se les ha quedado seca. Quieren estar en la cresta de la ola, pero la mar está en calma. Quieren llenar la cesta de viandas, pero no les llega para pagar las facturas de la semana.
Familia desgastada
Con un elenco que se mueve como pez en el agua, Juan Carlos Martín, el mayordomo no servil pero sí fiel, nos introduce en esta locura de familia desgastada. A Carlos Chamarro y Yolanda Vega, marqueses de composturas trasnochadas, se les toma cariño, porque son inocentes sin tacha. Sus vástagos, Mireia Zalve y Álvaro Larrán, afrontan el envite que supone finiquitar una situación que no se aguanta. Y Jesús Cabrero es el duque, que podría ser conde, barón, lord o, incluso, monarca, al que intentan subvertir para que no presuma tanto, caramba.
Comedia de crítica, si no ácida, sí festiva, de alma puesta a enfriar, de abolengo y prosapia, en Aristócratas conversos o te ríes o se te lleva la peluca el viento, es decir, no es para despeinarse, ni para que lleves mal el nudo de la corbata, es para concienciar a las clases trabajadoras de que nadie se salva. U ofreces algo a la sociedad o te quedas en la estacada.
Y que sea en verso, además, hace que me plazca. Somos afortunados de compartir con estos aristócratas este escenario, esta casa. Tomaremos vichyssoise a mansalva.
ARISTÓCRATAS CONVERSOS
Autor y director: José Andrés López de la Rica
Intérpretes: Carlos Chamarro, Jesús Cabrero, Juan Carlos Martín, Yolanda Vega, Mireia Zalve y Álvaro Larrán
Compañía Corta el cable rojo
Hasta el 19 de agosto en el Teatro Fígaro
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