Durante muchos años, sentíamos que, aunque estuviésemos en una Monarquía Parlamentaria, con un rey y toda su parafernalia, esa cabeza visible lo estaba haciendo bien y, por ello, era respetado.
Sin embargo, las noticias fueron dando un vuelco, la historia se fue torciendo, y ese personaje encumbrado fue perdiendo credibilidad, mientras el monarca se iba llenando los bolsillos, le surgían amantes y tuvo que ser “desterrado”.
Como a la antigua usanza, como en la época de los grandes reyes retratados por grandes dramaturgos, Shakespeare, Calderón, Lope,… Albert Boadella y Ramón Fontserè, los dos grandes del mítico grupo Els Joglars, se unen de nuevo para colaborar en una satírica comedia que bien pudiera haber sido drama o tragedia. Pero el estilo de Els Joglars es hacer mofa, que no escarnio, es convertirse en bufones de la Corte, entiendo Corte por esta España mía, esta España nuestra, ¡ay, ay!
Tan mía, tan de él, del rey mal llamado emérito, Juan Carlos I, ya que emérito es aquel que mantiene sus honores y alguna de sus funciones. La función de este rey venido a menos, es divertirse, pasar el rato sin que le caigan demasiadas querellas, y procurando mantener una salud ya precaria, pero que aún le mantiene en pie. La función de “El rey que fue” es ofrecer en clave de humor, no su pasado, aunque se hable de él y haya referencias constantes, sino de su estatus actual, imaginario por supuesto, donde hay un símil de la elaboración de cocinar una paella con nuestra egregia patria, a la que se le añaden excesivos condimentos fuera de lugar.
Esta España nuestra que saca humor de las situaciones más escabrosas, que incluso un sector de la ciudadanía justifica, que se labra a fuego lento pero al aire libre, en cubierta, como la paella de la escena, donde puede sufrir toda clase de injerencias, vaivenes, sobresaltos, convidados de piedra, y chorizos que pretenden ser parte de ella.
Ramón Fontserè no hace exactamente una imitación del rey, sino que lo recrea, lo reinventa, incluso lo rebasa, pues es de buenos cómicos ser excesivo sin ser histriónico. Y, para que todo no resulte simplemente un chiste fácil y continuado, incluyen un supuesto o ficticio pariente del monarca, lógicamente pijo y de clase social alta, pero con la cultura necesaria para hacer referencias a esos textos y dramaturgos de los que hablábamos al principio de esta reseña.
Esta España abatida y, en muchas ocasiones, de pandereta, como diría el gran Antonio Machado, acepta pero es crítica, hace algarabía pero se indigna, ríe pero no calla, y quisiera tener buenos gobernantes porque se lo curra de verdad, no me vale aquello de tenemos los políticos que nos merecemos.
Teatro de lo cotidiano, de lo que acontece hoy en día, que nos ofrece las circunstancias nuestras de estos tiempos, y que no podemos obviar. Posiblemente a algunos les escueza, pero serán los que no tengan sentido del humor y, después, perdonen todas las deudas.
EL REY QUE FUE
DRAMATURGIA: Albert Boadella y Ramon Fontserè
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Albert Boadella
Elenco: Ramon Fontserè, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Martí Salvat, Bruno López – Linares, Javier Villena
Compañía: Els Joglars
Espacio: Teatro Infanta Isabel
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