Bette Davis al desnudo. La encarnación de la libertad personal, la dama de los personajes antipáticos y poderosos, apasionada, combativa. Libertad de decisión, la actriz de más carácter, no dejó de pasar sus penurias, sus desengaños, sus frustraciones. La loba, como se la conocía en España, en el punto de mira de las envidias y las zancadillas, luchando contra todo pronóstico, llegó a ser una estrella cinematográfica a nivel mundial y perpetuo. 

"Madre de tres hijos. Divorciada. Norteamericana. Treinta años de experiencia como actriz de cine. Capaz aún de moverse; más amable de lo que dicen los chismes. Se ofrece para trabajo en Hollywood", así comienza la función, con ese anuncio, real, que puso Bette Davis en 1962 en la revista Variety.

El anuncio que, medio en broma medio en serio, puso una consagrada Bette Davis en la revista 'Variety'.

Y eso nos lo retrata Juan Mairena en un texto que es un repaso a su filmografía pero también a su forma de ser, a su sentido de la belleza, a su desnudez sin tapujos. Bette Davis, Loba, podría encarnar hasta a una escultura de arte griego y dotarla de alma, corazón y vida. 

La diva y el admirador

En escena está Mélida Molina, que consigue con sus gestos y, por supuesto, con sus palabras, hacernos ver a la auténtica Loba, rodeada de ese halo mítico, envuelta en su pasión y en su amargura, en su arte y en su oficio, donde pocas veces se ha llevado la calidad de ser de la intérprete hasta sus últimas consecuencias. Y le da la réplica Jorge Varandela (en otras ocasiones será Carlos Troya), un personaje (¡quizás Henry Farrell o Lukas Heller! ¿Qué fue de Baby Jane?) que se confiesa admirador incondicional de la actriz, la venera, sabe todo de ella y nos ayuda a comprenderla mejor, a mostrarla sin adulaciones excesivas, con el respeto y el cariño que se le debe a una diosa. 

Juan Mairena también dirige la pieza, recordándola, incluso con pequeñas escenas cinematográficas de sus películas, en un ejercicio, no solo de memoria, sino también de justicia, de veracidad, de conciencia. 

Carlos Troya (en la imagen) se alterna con Jorge Verandela en dar la réplica a Mélida Molina, que interpreta a Bette Davis en 'Loba'. | Juancar Cuevas / Teatro Fernán Gómez

En todo momento nos mantienen la atención y yo, personalmente, que no era ni soy un fan destacado de esta actriz, ha conseguido atraerme, valorarla, mirarla desde otro ángulo, más humano, más comprensivo, más cercano. A partir de ahora, la tendré más en cuenta y veré sus películas con mayor interés y emoción. 

No se suplanta la personalidad de la estrella, porque la representación es fiel al personaje, a la presencia hipnotizadora e icónica de Bette Davis. Ya no es un fantasma, ya no es solo una cara en blanco y negro, ya no es solo lo que nos han contado de ella. 

Es un testimonio de personalidad y de vivencias, un realismo marcado por la admiración, y un repaso por sus mejores trabajos. Bette al desnudo, con sus tormentas y su calma, con su criterio personal sobre sus compañeras y actores de reparto, sin olvidar testimonios personales que nos hace preguntarnos ¿qué fue de Bette Davis, la loba?

'LOBA'

Texto de Juan Mairena

Reparto: Mélida Molina, Carlos Troya (del 13 al 26 de octubre) / Jorge Varandela (del 26 de septiembre al 12 de octubre, excepto el día 8, que le reemplaza Carlos Troya)

Escenografía: Juan Sebastián Domínguez

Video creación: Luiscar Cuevas

Una producción de La Caja Negra Teatro

En el Teatro Fernán Gómez hasta el 26 de octubre