Decir adiós al gluten sin ser alérgico o intolerante es una tendencia creciente desde hace años. Cada vez más gente lo hace para mejorar otros problemas digestivos que normalmente no han sido diagnosticados. Se ve en los cada vez más extensos lineales de productos sin gluten en los supermercados y lo confirman los médicos. Pero, ¿saben quienes lo hacen de los riesgos que puede conllevar?
Lo cierto es que el consumo de gluten (pequeñas proteínas que se hallan en la harina de los cereales de secano) provoca inflamación intestinal y se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares en las personas celíacas, pero no en las que no lo son. Es más, un reciente estudio científico dirigido por un profesor de Harvard demuestra que, para los no celíacos, eliminar el gluten de la dieta no solo no reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, sino que lo puede aumentar.
El estudio subraya que prescindir de alimentos sin gluten, como los granos integrales (de trigo, cebada, avena o centeno) puede aumentar el riesgo coronario. Por tanto, afirman que “no debe promoverse una dieta sin gluten entre personas sin la enfermedad celíaca”, en el artículo publicado en la revista médica British Medical Journal.
En España, este fenómeno de los que se apuntan a la dieta sin gluten sin haber consultado a un especialista también se encuentra en auge. La doctora Susana Jiménez, portavoz de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), confirma que "cada vez más gente llega a las consultas después de haber dejado el gluten hace meses, simplemente porque alguien de su familia es celíaco". Una medida "peligrosa" si no se hace bajo supervisión médica.
"En principio, la dieta celíaca puede hacerse sin problema, pero siempre es necesario controlar que se toman otros productos que aporten los hidratos necesarios" , afirma la doctora, que reconoce que la tendencia responde a un crecimiento de la incidencia de personas con problemas digestivos.
La sensibilidad al gluten y cómo tratarla
Para esta incidencia de problemas relacionados con la sensibilidad al gluten, existe un protocolo, recogido en los criterios de Salerno, que se emplea con las personas que presenten problemas digestivos y que pudieran estar relacionados con una mala asimilación del gluten.
"Para la diagnosis hacemos un ensayo. Cuando el paciente acude a la consulta se le hace un análisis y se le retira el gluten durante seis semanas. Se observan los resultados y, si mejoran los síntomas, se le vuelve a introducir para contrastar resultados", explica Jiménez. Solo así, subraya la portavoz de la FEAD, siempre bajo supervisión médica puede diagnosticarse esa sensibilidad y recomendarse una dieta sin gluten.
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