La ilusión de Juani Romero, una madre de cinco hijos de Illana (Guadalajara), era colocarse unas fundas para disimular sus dientes separados. Pero no podía pagarlo. Por eso, la publicidad sobre una clínica dental que subvencionaba "hasta el 100% del tratamiento" a gente con pocos recursos la atrajo enseguida, sin imaginar hasta dónde se iban a extender las consecuencias: un tratamiento dental firmado en 2015, que hoy se dirime en un juzgado y que ha llevado a Romero a convertirse en cabeza visible de un movimiento contra la empresa.
La empresa era iDental –autodefinida como Asistencia Dental Social , una compañía nacida en 2014 en Elche (Alicante) que ofrece a sus clientes descuentos en función de sus ingresos. Las ventas en su matriz fueron en 2015 (últimos datos publicados) de 5,46 millones de euros y su beneficio después de impuestos de casi 3,6 millones, según los datos de Insight View. No obstante, en 2015 contaban con ocho clínicas y al final de 2016 habían pasado a 26. En su web figura actualmente una plantilla de más de 3.000 empleados. Con tales datos, la empresa asegura cubrir esos descuentos con sus propios beneficios y en base a un modelo de negocio de "gestión hospitalaria de gran tamaño". En dos años ha abierto 26 centros de gran superficie, entre 2.000 y 10.000 metros cuadrados, en los que atiende a los pacientes en boxes abiertos en lugar de salas. Los dentistas no tienen asignados pacientes, sino en función del tratamiento que se vayan a realizar.
"Hemos venido a democratizar la odontología", defiende su directora de comunicación, María Ruanueva. La responsable de la compañía encuentra en Ryanair una comparación con su modelo de negocio y sus declaraciones recuerdan a las del presidente de la compañía irlandesa, que suele moverse en los límites de la legalidad para ahorrar costes: "El sector siempre se revuelve cuando aparece un nuevo concepto y democratiza el producto", afirma Ruanueva.
De unas fundas a una dentadura postiza
Motivada por la publicidad de los descuentos agresivos, Romero se desplazó con sus hijas (que querían ponerse ortodoncia) los 77 kilómetros que separan Illana de Rivas-Vaciamadrid hasta el buque insignia de iDental, una mastodóntica clínica de unos 10.000 metros cuadrados y 450 empleados.
"Me dieron un presupuesto al que le aplicaron un 56%. Me ofrecieron financiación pero me tenía que decidir en ese momento y hasta me apuntaron por detrás del contrato lo que tenía que decir cuando me llamara Cetelem [la financiera]. Porque habían falseado algunas circunstancias, como que mi hija estaba recibiendo una prestación", asegura Romero, que añade que no aportó documentación alguna para justificar el préstamo. "Cetelem me llamó al día siguiente pero lo único que me preguntó fue si quería otros 1.000 euros para alguna cosa". Desde la financiera, del grupo BNP-Paribas, niegan que sea posible conceder un préstamo sin la presentación de documentación aunque no aportan información sobre la requerida en los préstamos que gestionan para estas clínicas, mientras que en iDental confirman que son ellos los que se encargan de entregar la documentación a la financiera.
Con el inicio del tratamiento comenzaron los problemas que Romero ha denunciado en el juzgado y que le han dejado prácticamente sin dentadura superior. Asegura la afectada que le realizaron los tallados "con tanta agresividad que los dientes de al lado empezaron a moverse". Romero denuncia falta de organización y de coordinación: "Me tomaban medidas y las perdían continuamente y me atendieron al menos 25 dentistas, aunque en el informe aparecen 17. Varios días estuve en la clínica desde las ocho de la mañana a las dos de la madrugada".
En el expediente médico que Romero ha conseguido de la clínica para la denuncia figuran posibles errores tanto de diagnóstico, como la colocación "no idónea" de implantes y "reimplante no correcto". "Me han dejado sin dientes, a día de hoy lo que me queda son tres implantes de los ocho que me pusieron y una dentadura temporal de resina para la que necesito un bote de pegamento a la semana", recuerda Romero mientras rompe en lágrimas. "Lo que estoy pasando no lo sabe nadie, llevo meses sin comer como una persona. No puedo masticar". La compañía rechaza hablar de casos concretos.
La historia de Romero se encuentra en el juzgado pero no es la única. En redes sociales como Facebook se acumulan grupos de afectados por iDental, alguno con más de 2.300 miembros. Y las voces contra esta clínica no solo se están levantando en redes sociales. Un grupo de odontólogos ha lanzado una asociación, Dentistas Unidos de España, que con el objetivo de proteger la profesión se está volcando en el apoyo a los afectados por iDental. Según fuentes de la asociación, las consecuencias de la actuación de la clínica se prevén como "un auténtico escándalo, similar al de la talidomida de los años 60".
En España, no es la primera vez que la palabra escándalo se une a la de las clínicas dentales. El fraude ya se asoció en 2016 a Vitaldent, cuando toda su cúpula fue detenida antes de salir huyendo con el dinero de los franquiciados. Peor fue el caso para los pacientes de Funnydent, que también el año pasado se quedaron con los tratamientos a medias y sin dinero tras fugarse el dueño y cambiar las cerraduras de las clínicas dejando también en la calle a todos los empleados.
Un largo listado de reclamaciones y sanciones
Lo que iDental acumula, por el momento, es un largo listado de reclamaciones y sanciones. Tan solo en la Comunidad de Madrid y en lo que va de 2017, las dos clínicas de iDental han recibido ocho sanciones de la Consejería de Sanidad, el 12% de toda la región (donde hay más de 2.000 clínicas).
Respecto a las reclamaciones, la Comunidad de Madrid ha recibido 24 desde 2015, aunque no es allí el único lugar donde se depositan, ya que normalmente van a los colegios profesionales. También en el Colegio de Odontólogos que abarca la Comunidad de Madrid, fuentes cercanas hablan de entre 70 y 80 quejas.
A las asociaciones de consumidores como Facua también han llegado reclamaciones de pacientes. En enero de este año la asociación denunció públicamente "supuestas irregularidades" en los tratamientos, con ayudas privadas que en algunos pacientes no se llegaron a materializar. Las irregularidades afectaban a varias regiones y en ese momento el Colegio de Odontólogos de Cataluña aseguró haber puesto en marcha una investigación para depurar posibles responsabilidades. Ocho meses después, desde el Colegio aseguran que las investigaciones siguen en marcha y que hasta que no se resuelvan no pueden hacer declaraciones, pero que en cualquier caso " se perseguirán y sancionarán las infracciones deontológicas que puedan haber cometido los colegiados vinculados a estas clínica".
Por su parte, en la Asociación de Afectados por Clínicas Dentales (Afecade), puesta en marcha por el despacho de abogados Negotia, dos de cada tres reclamaciones que se presentan en la actualidad son contra iDental, según la portavoz Isabel Palomino. "El 80% de las quejas presentadas acaba en demanda, el problema es que los procesos se alargan a veces hasta dos años", afirma.
El motivo de las reclamaciones: abandono del paciente
"La queja fundamental de quienes denuncian a iDental es el abandono absoluto del paciente. Firma un presupuesto y luego lo empiezan a marear. Le toman medidas ocho veces y a veces la espera para conseguir un implante se alarga más de medio año", afirma un abogado que está gestionando varios procedimientos contra la clínica. "Lo que está ocurriendo es el resultado del trabajo de dentistas sin experiencia y materiales y servicios de poca calidad", añade.
En la denuncia de Romero, que reclama la devolución del coste del tratamiento y 18.000 euros de indemnización en base a un peritaje independiente, figuran también las largas jornadas de espera que la dejaron en dos ocasiones en la clínica 18 horas seguidas.
Una ex empleada de la compañía que no revela su nombre asegura que las esperas son lo más habitual y que los materiales son escasos y están en mal estado: "Fui a hacer un tratamiento, era la primera vez que lo hacía y no había nadie a quién preguntar. Como faltaba material, los pacientes podían esperar más de cuatro horas y después otras cuatro o cinco horas para seguir haciendo pruebas. Todo el mismo día". Esta odontóloga cree que "en iDental todo vale. No hay responsabilidad, puedes hacer perrerías a pacientes sin que importe. Es como si estuviéramos en las prácticas con las mandíbulas de cerdo pero con pacientes reales".
Mientras que pacientes y odontólogos denuncian la mala calidad y mal servicio, en la clínica defienden que sus productos cumplen la normativa y que sus instalaciones están sometidas a más inspecciones de las habituales. "Las denuncias que recibimos son en muchos casos de odontólogos que están muy acostumbrados a vivir bien y les molesta que hagamos el servicio más barato; provocan que recibamos más inspecciones de la Administración Pública. Pero no ha habido ningún cierre”, asegura Ruanueva. No ha habido cierres pero sí hasta ocho expedientes sancionadores.
Un nuevo modelo de negocio que acumula reclamaciones
Detrás del auge y del modelo de negocio de esta nueva generación de clínicas dentales de franquicias están distintos grupos y fondos de inversión. En el caso de iDental está el grupo fondo de capital riesgo norteamericano KKR que ya invirtió 200 millones en la clínica, que estaría gestionando su venta ahora de la mano de la consultora KPMG.
Según los odontólogos, el aterrizaje masivo de este tipo de empresas, gestionadas por empresarios en lugar de dentistas, está banalizando la profesión. "Utilizan una publicidad agresiva -en ocasiones engañosa- y con fines mercantilistas, olvidando la ética de la profesión odontológica y produciendo confusión en los pacientes", denunciaba hace unos meses el Consejo General de Dentistas (que agrupa a los colegios de toda España) y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM).
El Consejo General de Dentistas denunció que las clínicas franquiciadas o de marca, que entre 2013 y 2015 representaban el 6% del total, acumularon el 53% de las reclamaciones. Eso significa que estas clínicas recibieron 25 veces más quejas que las clínicas privadas tradicionales y, además, sus reclamaciones subieron un 48% mientras que las de las clínicas tradicionales bajaron un 11%. "Eso es con los datos que nos han pasado los colegios hasta 2015, con la proliferación de este tipo de clínicas, el dato va en aumento", asegura el presidente del Consejo General de Dentistas, Óscar Castro.
Según el mismo informe, siete de cada 10 quejas presentadas son por motivos clínicos, y un 30% de estas son relativas a implantes. "Estas clínicas se escudan en que ofrecen formación a los trabajadores, a los que contratan recién graduados y sin experiencia para que se enfrenten a tratamientos que nunca han realizado", critica Castro, "es como si vas a una academia de peluquería y te arriesgas a que te den un trasquilón. Pero aquí no estás avisado y las consecuencias son mucho peores que las de un corte de pelo". Una situación que, a juicio de la CESM, traslada todo el peligro al dentista, que "ya que si se produce una demanda judicial estos centros derivarán la responsabilidad sobre el profesional que haya realizado el tratamiento".
"Es urgente que la Administración tome las medidas legales necesarias para obligar a las clínicas dentales a que sean los dentistas quienes determinen el tratamiento que necesitan los pacientes y así evitar que sean los comerciales quienes lo hagan, como desgraciadamente sucede en algunos centros. De esta forma se vincularía la prestación del servicio al conocimiento profesional y se evitarían casos en los que los trabajadores se ven sometidos a presiones por parte del empresario-especulador que está al mando de la clínica", aseguraba el presidente de los colegios de dentistas.
Castro subraya que el Consejo General de Dentistas protege a todos los profesionales pero debe atender a las peticiones que se están levantando contra las franquicias: "Esto no es una caza de brujas, pero si hay un falso low cost tiene que dejar al menos a los pacientes mejor de lo que estaban. Esto es lo que pasa cuando se vende la salud como un bien de consumo".
El presidente del Consejo General de Dentistas asegura que, aunque las Administraciones están al tanto de lo que está sucediendo en estas clínicas, "el proceso es muy lento y a veces es necesaria una tragedia para que el proceso se agilice". Castro subraya que estas clínicas cuentan con todos los permisos "pero lo importante es lo que luego ocurre dentro. Uno puede tener un bar pero si hay indicios de que se ejerce la prostitución, ahí hay que actuar", sentencia.
El modelo español: muchos odontólogos y pocas visitas
Esta situación se produce en un país donde el número de odontólogos no para de aumentar. De hecho, España es uno de los países de la Unión Europa con mayor tasa por habitante. Actualmente, según los datos del Consejo General de Dentistas de España hay 34.455 dentistas colegiados, uno por cada 1.300 habitantes, una cifra mucho mayor que el ratio de uno por cada 3.500 habitantes que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
El número de clínicas también se ha incrementado muchísimo en los últimos años y actualmente hay 26.600 clínicas, 1.500 más que hace dos años, según los datos del Consejo. Una cifra que contrasta con la poca frecuencia con la que los españoles acudimos al dentista. Según el último estudio de Salud Bucodental de la Fundación Dental Española y el Consejo de Dentistas 2016, España es el cuarto país comunitario con menor tasa de visitas periódicas al dentista. Y es que la mitad de los adultos no realiza la visita anual recomendada.
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