Quién más quién menos ha visto (o escrito) un mensaje como éste en su muro de Facebook: "No me busquéis por aquí en un mes. Voy a desconectar y no publicaré ni entraré en el muro. Nos vemos por otros canales".
Este aviso de desconexión - no vaya a ser que sus contactos le echen en falta - es utilizado por muchos usuarios de la red social que, tras sentirse demasiado enganchados, optan por una terapia de choque y decir adiós durante un tiempo.
El propósito de dejar Facebook puede resultar contraproducente. La red nos hace sentir bien
Pues bien, quizás el resultado de la operación sea contraproducente. Y es que Facebook nos hace sentir bien. Lo ha constatado un grupo de investigadores de las universidades de Michigan (EEUU) y Radboud (Holanda), a través de dos estudios con usuarios más y menos frecuentes de la red social.
La investigación ha concluido que incluso la exposición a una imagen relacionada con Facebook (un logo o un pantallazo) puede provocar una reacción de placer en los usuarios más asiduos y que puede despertar las ganas de conectarse. Esa mezcla, dice el estudio, entre los sentimientos de placer y las ganas de conectarse hacen tan difícil resistirse a la red.
"La gente asimila un sentimiento de recompensa a la conexión a Facebook", ha dicho una de las investigadoras, Allison Eden, "en el estudio hemos visto que algo tan simple como el logo de Facebook o ver el muro de un amigo es suficiente para producirnos un sentimiento positivo".
"El logo de Facebook es suficiente para producirnos un sentimiento positivo", dice una investigadora
En uno de los estudios, se enseñó a los participantes una foto sobre Facebook y un símbolo chino. Se les preguntó si el símbolo era agradable o desagradable y el resultado fue que los usuarios más frecuentes de la red social encontraron la imagen - que vieron tras la de Facebook - más agradable que las que no lo eran. En el segundo estudio, los participantes recibieron una encuesta para medir sus "ganas" de Facebook.
Según Eden, debido al "enganche" a la red social, la gente siente a menudo culpabilidad: "Si tratan de regular su uso de Facebook y fallan, se sienten mal, por lo que vuelven a Facebook y se sienten mal otra vez. Es un círculo vicioso". Sin embargo, según la investigadora, la culpabilidad es peor para la mente que no controlar el uso del social media.
"Controlar el uso de los social media es uno de los objetivos más difíciles de conseguir", ha afirmado Eden, para que la solución puede ser quitar los estímulos sobre la red, como por ejemplo, quitar el logo de la pantalla del móvil.
Programados para ser "cotillas"
Para tratar de explicar por qué Facebook tiene tanto poder de adicción, el profesor de la Universidad de Bristol Bruce Hood recurre a la evolución natural. Según sus declaraciones en el Daily Mail, el profesor aseguraba que tras finalizar la etapa en la que la principal lucha del ser humano era la supervivencia, al desaparecer ésta el objetivo comenzó a ser social. Por eso, el ser humano ha ido evolucionando hasta ser "naturalmente cotilla", algo que las redes sociales permiten hacer a gran escala.
"El hecho de que la gente necesite conectar con mucha gente a través de las redes sociales no me sorprende. Nuestros cerebros han evolucionado hasta ser animales sociales", ha afirmado. "Lo interesante es ver si estar más expuesto a las redes sociales nos hace ser más abiertos de mente", añadía.
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