Si llevas tiempo queriendo perder peso sin éxito, si ya no sabes qué puede estar fallando, si estás dispuesto a probar cualquier estrategia que te permita adelgazar, quizás la clave la tenga la persona con la que vives.
De hecho, quizás ni te haga falta hacer ningún tipo de dieta. Si tu pareja la está haciendo, claro. Según un estudio de la Universidad de Conneticut (EEUU) que se publica hoy en la revista Obesity, un tercio de las personas cuya pareja se pone a dieta acaban perdiendo peso, aunque no sigan el mismo plan alimenticio.
“Es un efecto dominó”, afirma la investigadora principal del estudio, Amy Gorin, “cuando una persona cambia su comportamiento, su entorno lo hace también”.
Sobrepeso por contagio
Más allá de los resultados del experimento, los expertos comparten la tesis. Anabel García Iglesias, psicóloga clínica especializada en trastornos de conducta alimentaria y obesidad, confirma la existencia de este “efecto dominó”: “El sobrepeso es una manera de vivir y eso se contagia. Los buenos hábitos, también”.
"No se entiende la epidemia actual de sobrepeso y obesidad sin recurrir al contexto. La comida siempre disponible, el ocio sedentario, los desplazamientos sin hacer ejercicio... son comportamientos sociales en los que se implica de forma más estrecha la pareja o la familia", afirma José Ignacio Baile, profesor de psicología de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). "Es como cuando llegan unos padres a consulta y pretenden que su hijo obeso pierda peso cambiando exclusivamente sus hábitos y no los de toda la familia. Y eso es muy difícil", añade.
La investigación estadounidense siguió a 130 parejas durante seis meses y vio que el 33% de las personas cuya pareja se ponía a dieta perdieron hasta un 3% de su peso durante los seis meses del estudio. Un porcentaje al que se atribuye ya un beneficio medible para la salud.
Además, esa pérdida de peso iba incluso al mismo ritmo. Cuando un miembro de la pareja adelgazaba de forma constante, el otro lo hacía también. Si por el contrario, uno se atascaba, lo mismo le pasaba al otro. “Nuestros hábitos alimenticios y de ejercicio afectan a los demás, en positivo y en negativo”, asegura Gorin, que estudia los factores sociales y medioambientales que influyen en la pérdida de peso.
García coincide con Gorin en que se contagian, especialmente, los malos hábitos y que, por tanto, si alguien quiere perder peso, lo principal es que se implique todo el ámbito familiar. “Para realizar una dieta con éxito, más que fuerza de voluntad se necesita autocontrol. Se puede ver como un trastorno adictivo y, como a alguien que tiene un problema con el alcohol, hay que evitar exponerlo a esos estímulos”, explica la psicóloga. Baile añade que, aunque no sea imposible emprender la batalla solos, sin el apoyo de los miembros de la familia, "tarde o temprano se recae".
García insiste en que las dietas van, más que de perder peso, de “aprender a comer”. Y que ese aprendizaje se contagia fácilmente a nivel familiar. “Cuando uno sale a caminar, cuando cambia la forma de cocinar y los alimentos que come, consigue cambiar los de su familia”, añade la especialista en trastornos alimentarios.
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