El color de la cara nos delata. Al menos en el 75% de los casos es posible determinar las emociones de la gente según cambios en el tono facial, bien alrededor de la nariz, los ojos, las mejillas o el mentón. Así lo asegura una investigación de la Universidad de Ohio (EEUU) que se acaba de publicar en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
La investigación muestra una nueva conexión entre el sistema nervioso central y la expresión facial, que ha permitido a los investigadores desarrollar un algoritmo que reconoce emociones en el color de la cara de forma acertada hasta el 90% de las veces. “Hemos identificado patrones de color fácil que son únicos para cada emoción estudiada”, asegura Aleix Martínez, científico y profesor de ingeniería eléctrica e informática en la universidad estadounidense.
Un algoritmo reconoce emociones en el color de la cara de forma acertada hasta el 90% de las veces
“Creemos que estos patrones responden a cambios sutiles de la circulación sanguínea o la composición de la sangre, impulsados por el sistema nervioso central. Los cambios sirven para identificar cómo se siente la gente, aunque se haga de forma consciente o inconsciente”, explica Martínez.
Los científicos utilizaron cientos de imágenes de expresiones faciales y las separaron según diferentes canales a través de los que el ojo humano ve los colores: rojo y verde o amarillo y azul. A través de un análisis computacional, descubrieron que las emociones como alegría o tristeza, tienen unos patrones únicos de color. Independientemente del género, la raza o el color de piel, todo el mundo desarrolla los mismos patrones para las mismas emociones.
Para ver si los colores pueden transmitir por sí solos emociones (sin sonrisa u otros gestos que lo acompañen), los investigadores superpusieron los colores encontrados en imágenes con expresiones neutrales. Así, los enseñaron a 20 participantes en el estudio que tenían que averiguar que sentimiento tenía el protagonista de la imagen de una lista de 18 emociones. Las emociones incluían algunas emociones básicas como alegría o tristeza y otras más complejas como “tristemente enfadado” o “alegremente sorprendido”.
“La verdad es que las imágenes eran extrañas”, afirma Martínez, “pero la gente relacionaba correctamente la imagen con la emoción en la mayoría de los casos”.
Siete de cada 10 veces, los participantes acertaron la sensación de alegría y la de tristeza en el 75% de los casos. Las imágenes con el tono de enfado se asociaron correctamente en el 65% de los casos.
La emoción que mejor reconocieron los participantes en el color de la cara fue la tristeza
Después, los investigadores utilizaron las imágenes en las que las emociones se expresaban con gestos pero mezclaron los colores. Pusieron, por ejemplo, el color de enfado en una expresión de alegría en la cara. Los participantes supieron que algo en estas imágenes era raro, aunque no supiesen exactamente qué. “Los participantes pudieron identificar las imágenes que eran incongruentes entre gesto y color de las que no lo eran”, asegura Martínez.
Así, los investigadores convirtieron las averiguaciones en un algoritmo para detectar las emociones por el color de la cara, que los ordenadores consiguieron acertar en un 90% para el caso de la alegría. También otra emoción relacionada, la “alegre sorpresa”, fue identificada correctamente en el 85% de los casos. El enfado se detectó en ocho de cada 10 casos y la tristeza en tres de cada cuatro. La emoción que más le costó reconocer al ordenador por el color facial fue la de estar “terriblemente disgustado”, que se acertó en un 65% de los casos.
El estudio enfatiza que las tradicionales expresiones que unen las emociones al color de la cara, como estar “rojo de ira” o quedarse “blanco del susto”, son algo más que viejos refranes. “Hay un poco de cada color en todas las expresiones, pero que se distribuyen diferente según la emoción”, explica Martínez. Por ejemplo, el asco se relaciona con un color amarillo azulado alrededor de los labios, pero con un tono verde rojizo alrededor de la nariz y frente.
Lo impresionante, a juicio de los investigadores, es que el cerebro es capaz de descifrar el significado de esos colores al instante. Vemos una persona sonriente con las mejillas rojas y las sienes – y un poco de azul en la barbilla – y somos capaces de identificar que se trata de alegría. Sin embargo, una cara similar con un poco más rojo en la frente y menos azul en la barbilla se identifica con sorpresa, según los investigadores.
“La gente dice que se maquilla para parecer más guapo o joven, pero creo que es posible que también quieran parecer más felices o crear emociones positivas sobre ellos”; afirma Martínez. Para él, la investigación abre una interesante posibilidad: fabricar cosméticos inteligentes que simulen ciertas emociones.
Los investigadores ya han patentado este algoritmo y han creado una empresa, Online Emotion, para comercializarlos.
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