Un nuevo estudio de la Universidad de Columbia (EEUU) y el Instituto Psiquiátrico de Nueva York afirma que el cerebro de los adultos mayores genera tantas nuevas neuronas como los de los adultos jóvenes. El hallazgo se acaba de publicar en la revista Cell Stem.
La capacidad del ser humano de crear nuevas neuronas más allá del primer año de vida, un proceso llamado neurogénesis adulta, es una cuestión controvertida. Hasta hace algunos años se creía que no ocurría pero las investigaciones de los últimos años han demostrado en mamíferos (y extrapolado a humanos) que sí existe esa generación de nuevas células.
La capacidad del ser humano de crear nuevas neuronas más allá del primer año de vida es una cuestión controvertida
Esta nueva investigación, que muestra la neurogénesis adulta y que ha dirigido Maura Boldrini, profesora asociada de neurobiología en la Universidad de Columbia, analizó los datos de 28 individuos sanos de entre 14 y 79 años que habían muerto de forma repentina a través de la autopsia del hipocampo (una región cerebral relacionada con la memoria y el conocimiento). “Encontramos un número similar de progenitores neuronales (capaces de generar neuronas) y miles de neuronas inmaduras en los individuos de todas las edades”, explican los investigadores.
Este hallazgo, que apuntaría a que las personas se mantienen “más cognitiva y emocionalmente más intactos de lo que comúnmente se cree” es de gran importancia cuando la salud en los países desarrollados tiene como grandes retos tanto el envejecimiento como las enfermedades neurodegenerativas.
Oportunidad para las enfermedades neurodegenerativas
“La posibilidad de que el cerebro adulto genere nuevas neuronas es un asunto controvertido y lleva años siendo objeto de estudio porque de demostrarse y conocerse el proceso sería un grandísimo paso para las enfermedades neurodegenerativas”, afirma Rafael Víctor Arroyo, jefe del departamento de Neurología del Hospital Ruber Juan Bravo y del Hospital Universitario Quirón Salud.
Otro estudio publicado en Nature afirmaba recientemente que la generación de neuronas en adultos es insignificante en el cerebro adulto
Sin embargo, frente a la tesis de este hallazgo se encuentra otro estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature a principios de marzo y en el que participó la Universidad de Valencia que afirmaba que la generación de nuevas neuronas en el hipocampo humano desciende bruscamente en el primer año de vida y es insignificante en el cerebro adulto.
"La generación de nuevas neuronas en el hipocampo humano y de primates no humanos se produce fundamentalmente en etapas embrionarias y de forma escasa en periodos post-natales, durante los primeros meses de vida", aseguraba entonces José Manuel García Verdugo, coinvestigador principal del proyecto y neurobiólogo de la Universidad de Valencia.
Pero, ¿son funcionales las nuevas neuronas?
Frente a unas investigaciones que alejan del consenso científico la neurogénesis adulta, neurólogos como Rosario Luquin, de la Clínica Universidad de Navarra, creen que aunque el hallazgo de Cem Stell apunte a que sí existe, “la cuestión ahora sería investigar si esas células son funcionales, si crean interconexiones y si tienen influencia sobre las capacidades del ser humano”.
Esta capacidad de las células está en la clave que, para García Verdugo, diferencia a los humanos de otros mamíferos primitivos como los roedores. "Los humanos nacemos con prácticamente todas las neuronas necesarias para el desarrollo normal, y este trabajo apunta a que las modificaciones y tratamientos futuros deben basarse en la plasticidad", asegura García Verdugo. "Más que de nuevas neuronas, habrá que comenzar a hablar de nuevos circuitos neuronales", concluye el científico.
Luquin incide en que lo importante del cerebro humano es que, a pesar de que a partir de los 20 años existe una pérdida neuronal, “el cerebro tiene tanta reserva y tanta capacidad de adaptación que no genera una pérdida de capacidades significativa a no ser que intervenga una enfermedad”.
Para el jefe de Neurología de Ruber Juan Bravo, la pérdida de capacidades que se puede producir con la muerte neuronal afecta a una ralentización de la memoria, la capacidad de concentración o el lenguaje especialmente para los más mayores. Un deterioro que se debe no sólo a la muerte celular sino a los problemas de interconexión de las células. “Creemos que hay hábitos que pueden favorecer la interconexión celular para frenar o ralentizar el deterioro tanto fisiológico como patológico. Desde el ejercicio físico programado y frecuente al mantenimiento de una actividad intelectual, además de evitar aspectos tóximos como el tabaco o el alcohol y los factores de riesgo cardiovascular”, explica Arroyo.
También para Boldrini las investigaciones sobre el envejecimiento cerebral deben continuar por explorar cómo están reguladas o interconectadas tanto la generación como la supervivencia de las células neuronales.
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