Después de una lesión en la cabeza, la membrana protectora del cerebro se puede reparar con sorprendente rapidez gracias a la ayuda de un organizadísimo ejército de células inmunitarias. En un nuevo estudio, un equipo de los NHI públicos de Estados Unidos observaron en tiempo real cómo estas células asumían trabajos cuidadosamente programados para reparar el revestimiento dañado del cerebro, también conocido como las meninges. Estos resultados pueden ayudar a proporcionar pistas sobre el proceso de cura de lesiones leves consecuencia de un golpe leve y por qué un segundo traumatismo puede ser devastador.
Las meninges son las que suelen llevarse la peor parte. Son el colchón protector de los sesos. Membranas que recubren el sistema nervioso central y ayudan a proteger el tejido cerebral y de la médula. Aquí las vemos después de un traumatismo en una resonancia. | Vídeo: Mario Viciosa, NHI
"El revestimiento del cerebro, con la ayuda del sistema inmune, tiene una notable capacidad para recomponerse nuevamente después de una lesión", apunta el doctor Dorian McGavern, científico del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidente Cerebrovascular de los NIH. Autor principal del estudio publicado en Nature Immunology señala que "a medida que aprendemos más sobre todas las células involucradas en el proceso de reparación, podemos identificar posibles objetivos para la terapia que conducen a mejores resultados para los pacientes".
El estudio surgió de una observación en imágenes de resonancia magnética de pacientes adultos que experimentaron una conmoción cerebral o golpe moderado (mTBI). Alrededor de la mitad de los pacientes con mTBI muestran evidencia de lesión a los vasos sanguíneos en las meninges, que aparece en las imágenes por resonancia magnética cuando un tinte vascular se escapa de las venillas y arterias dañadas. El daño a las meninges puede causar la muerte celular en el tejido cerebral subyacente.
Mejor no darse un segundo golpe
El equipo de McGavern descubrió que, aunque la mayoría de los pacientes habían reparado sus vasos sanguíneos con fugas en menos de 20 días, el 17% de los pacientes todavía mostraban fugas en sus imágenes de resonancia magnética tres meses después de la lesión, lo que indica daño meníngeo continuo y recuperación incompleta.
Decidieron entonces acudir al laboratorio. Utilizaron herramientas de imagen de vanguardia para observar, en tiempo real, lo que sucedía en las meninges de ratones hasta una semana después de la lesión. En el primer día de la lesión, las células inmunes de la sangre –llamadas monocitos inflamatorios– llegaron al núcleo del tejido meníngeo lesionado y comenzaron a eliminar las células muertas. Estas células fueron asistidas unos días más tarde por un tipo diferente de monocitos sanguíneos que trabajaban alrededor del borde de la lesión para ayudar a reconstruir los vasos, que fueron completamente restaurados en una semana.
"Después de una lesión en la cabeza, las meninges llaman a un equipo de limpieza, seguido de un equipo de reparación por separado, para ayudar a reparar los vasos sanguíneos dañados", apunta el McGavern. Los investigadores también encontraron que una segunda lesión en la cabeza tiene un impacto significativo en el proceso de reparación en ratones. Un golpe adicional, condujo a inflamación extra y no se produjo la fase de reparación de la herida, durante la cual se repararon los vasos sanguíneos. Sin embargo, si la nueva lesión se produjo después de unos días, una vez que la fase de curación de la herida ya había comenzado, no hubo ningún efecto en el proceso de reparación meníngea y los vasos sanguíneos se reconstruyeron normalmente.
Tras una lesión, las meninges llaman a un equipo de limpieza, seguido de un equipo de reparación por separado
"El momento de una segunda lesión en la cabeza puede determinar si las meninges pueden repararse. Hemos demostrado a nivel celular, que dos o más lesiones en la cabeza en muy poco tiempo pueden tener consecuencias nefastas para el revestimiento del cerebro y su capacidad para reparar. –añade McGavern– Es posible que los pacientes que no se recuperaron completamente después de una lesión en la cabeza puedan haber tenido problemas con la primera fase del proceso de reparación".
Sin embarago, se necesita más investigación para descubrir moléculas adicionales y genes involucrados en los procesos de reparación e identificar formas de acelerar el curso de la recuperación después de una lesión en la cabeza.
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