En España, cada vez más gente hace deporte. Según la encuesta sobre hábitos deportivos del Ministerio de Educación, entre 1980 y 2010 el porcentaje de gente que practica algún deporte ha pasado del 25 al 40%. La tendencia, además, continua ascendiendo ya que, según la última encuesta, con datos de 2015, el porcentaje de personas que practican deporte una vez a la semana llega al 46,2%.
Sin embargo, mientras hacemos más deporte que nunca, también nos sobran más kilos que nunca. El número de adolescentes y niños obesos se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años, mientras que el ratio en adultos también va en aumento.
Detrás de esta paradoja hay una clave que acaba de revelar un nuevo estudio: y es que el ejercicio, por sí solo, no basta para perder peso.
Aunque no es la primera vez que una investigación demuestra que al hacer deporte las personas no queman tantas calorías como hubiera sido de esperar para el ejercicio realizado, esta es la primera vez que se monitoriza, de forma global durante las 24 horas del día, cómo responde el cuerpo de alguien que hace deporte frente al que no lo hace.
En el trabajo, publicado en la revista Diabetes, los investigadores siguieron todos los movimientos de un grupo de ratones durante 13 días, los primeros cuatro en jaulas que tenían una rueda de correr bloqueada y los nueve siguientes, con la rueda sin bloquear.
Los resultados mostraron que al desbloquear la rueda los ratones hacían más ejercicio en ella, pero también se volvieron más sedentarios en su actividad fuera de la rueda. Se cumplían las hipótesis de los investigadores de que muchas veces, además, los deportistas tienden a ingerir más calorías después del ejercicio y a ser más sedentarios el resto del día.
Más allá del estudio, los expertos coinciden en que matarse en el gimnasio sin preocuparse por la dieta no conseguirá, en general, que adelgacemos. "Nuestro organismo es muy eficaz y, en general, necesita muy pocas calorías para funcionar. Además, tanto desde el punto de vista del ejercicio como de las calorías, el cuerpo realiza un proceso de adaptación para aprovechar al máximo las calorías que ingiere", afirma José Ignacio Baile, profesor de Psicología de la Udima.
Matarse en el gimnasio, de forma aislada, no funciona
"Estoy harto de recibir en mi consulta a gente que me dice que hace mucho deporte y come poco y que no entiende por qué no adelgaza. Sin embargo, cuando indagas te das cuenta de que ni hacen tanto deporte, ni comen tan poco", explica el nutricionista deportivo Alex Vidal. El especialista cree que tendemos a sobrevalorar el efecto del deporte y menospreciar el de las calorías consumidas, lo que no ayuda a tomar las estrategias adecuadas en la pérdida de peso.
Vidal explica, además, que el deporte puede "alterar la regulación del apetito - para aumentarlo - y el deseo de dulces, sobre todo a nivel hormonal". "Es cierto que el ejercicio puede provocar respuestas a nivel corporal que hacen que gastemos menos calorías para compensar lo quemado en el deporte, al igual que cuando se sigue una dieta con muy pocas calorías, el organismo responde ralentizando el metabolismo", incide el especialista.
En esta idea incide Carlos de Teresa, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (Semed) al destacar que la clave está en cómo responde el metabolismo a la actividad que realizamos. "La gente, cuando hace una dieta o practica deporte, espera perder tanto peso en tanto tiempo. Pero no atiende a que el metabolismo se adapta y a que el efecto de las primeras semanas, cuando se pierde más agua que otra cosa - especialmente en el ejercicio - no se mantiene en el tiempo. Lo importante es que cambiemos el metabolismo de forma que vaya encaminado a quemar grasa durante todo el día. Y eso se ha comprobado que resulta efectivo cuando se realizan ejercicios cortos de intensidad elevada en ciclos cortos combinándola con tiempos cortos de descanso en que se estimulen los mecanismos que nos devuelven a la normalidad", explica De Teresa.
Una cosa es efectivo y otra recomendable
Para conseguir los objetivos de pérdida de peso, como indica Lidia Brea, directora del Máster en Actividad Física y Salud de la Escuela Universitaria Real Madrid (Universidad Europea), lo recomendable para los ratones del estudio (y para los humanos) hubiera sido mantener una dieta equilibrada combinada con el ejercicio. "Es muy importante no olvidarnos del trabajo de fuerza, que es fundamental y que muchas veces es el gran olvidado. En ocasiones, cuando se comienza a hacer ejercicio físico de forma aislada, se puede observar un incremento del peso corporal, debido al incremento de la masa muscular".
No obstante, los expertos coinciden en que pese a que el ejercicio físico aislado sea muy poco eficaz en la pérdida de peso, una cosa es la eficacia y otra lo recomendable. "En estudios se ha visto cómo gente con sobrepeso o incluso obesidad tipo 1 tenía menos riesgo de mortalidad que otros con menos peso pero que sin embargo tenían peor capacidad funcional. Esta capacidad es la musculatura, el funcionamiento del metabolismo o la capacidad para transportar oxígeno", explica De Teresa.
Los beneficios del ejercicio físico van orientados a "adquirir un mayor porcentaje de masa muscular total y a aumentar la masa osea, lo que supone un menor riesgo de padecer patologías osteoarticulares", añade Brea, que subraya que también se refuerza la tasa metabólica en reposo, que sí nos ayudará a mantener una pérdida de peso a medio y largo plazo, siempre que se combine con la dieta orientada a reducir el peso.
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