Una ansiedad irrefrenable. La persona que sufre cleptomanía, un trastorno del déficit de control de los impulsos, siente primero esa necesidad incontrolable de robar algo. Normalmente, de poco valor, que no necesita y casi nunca dinero. Conseguirlo le produce placer y alivio, aunque pronto pueden llegar también sentimientos de culpa y arrepentimiento.
La cleptomanía, con la que se asocia a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes tras la publicación de un vídeo en el que se ve cómo en 2011 sustrajo dos cremas de 20 euros cada una en un supermercado (aunque ella ha declarado que le fue un error involuntario), coinciden con el perfil de un cleptómano. Tanto por el valor de lo sustraído como por la poca necesidad que la popular tendría de haber robado dos artículos que han desencadenado, finalmente, su dimisión.
"La cleptomanía es un trastorno del mismo tipo que la ludopatía o la piromanía. No se conoce un origen específico aunque lo más habitual es que no se presente solo. Los cleptómanos suelen sufrir también otro tipo de trastornos que pueden ser adictivos, de ansiedad o de conducta alimentaria", afirma Silvia Sumell, profesora de Psicología de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). La experta explica, además, que este tipo de trastornos son más frecuentes en mujeres que en hombres y en personas que tienen rasgos de personalidad comunes, "en general suelen ser bastante ansiosos".
Ansiedad y culpabilidad sentía también otra de las cleptómanas famosas más célebres, la actriz Winona Ryder, que fue condenada a tres años de libertad condicional y se sometió a terapia para controlar sus impulsos tras confesar su ludopatía.
Un trastorno que no se cura
Sumell subraya que la cleptomanía es un trastorno que "no se cura aunque sí se puede, con las herramientas y la terapia adecuada, mantener bajo control". La psicóloga indica que normalmente es suficiente una terapia conductual que en los casos más graves, debe acompañarse de tratamiento farmacológico.
"La terapia psicológica deberá mantenerse a largo plazo, incluso toda la vida"
"La terapia incluye, por ejemplo, deshacerse de los artículos robados y hacer un registro de cada una de las ocasiones en las que se roba para analizar los desencadenantes. Que las personas puedan identificar las situaciones para darles una respuesta adecuada", explica la psicóloga, que añade que situaciones de estrés pueden contribuir a que se produzcan los robos.
La frecuencia de los robos puede variar mucho de un experto a otro, indica Sumell, que afirma que "mientras que la terapia farmacológica tendrá una duración determinada, la psicológica deberá mantenerse a largo plazo, aunque cada vez de forma más espaciada, incluso durante toda la vida".
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