Muchos padres presumen de lo bien que manejan sus hijos de solo dos años el teléfono móvil. “Mira cómo abre aplicaciones y pasa las fotos con el dedito”, es común escucharles mientras el niño juguetea con la tableta. Ese niño está creciendo en la era de los dispositivos móviles, aunque también en la de los libros, los robots o la medicina de precisión. “¿Por haber nacido en la época de los libros ya decimos que saben leer? No, nuestros hijos no son nativos digitales; son loros que repiten lo que hace su entorno pero igual que no saben leer, tampoco tienen ni idea de cómo se debe usar la tecnología”, ha explicado Ángel Pablo Avilés, autor de Por una Red más segura en el foro ‘Internet y menores: navegando seguros”, celebrado esta semana en la escuela de negocios IBS con la colaboración de Telefónica.
Avilés, miembro del departamento de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, ha asegurado que el problema en la relación de los menores con internet lo empiezan sus padres al hacer “sharenting”. “Esto es exponer a los niños a internet. Mostrar a los pequeños en redes sociales a cambio de un like a los "amigos". Pero, ¿cuántos amigos tienes? ¿200? No me lo creo”, ha añadido el experto.
Esta exposición temprana junto al ejemplo que se da a los niños son las bases de lo que luego sucede, según ha explicado Avilés. “Si nosotros desayunamos con el smartphone, comemos o nos vamos a la cama con él, ¿por qué le regañamos a los niños por hacer lo mismo?”, ha reivindicado Avilés.
No hay una edad para empezar
Para los expertos, se trata de controlar pero no de restringir el acceso a las tecnologías. “El 99% de lo que hay en internet es bueno y el 1% malo así que se trata de no dejar a los niños solos. Y eso implica estar con ellos y adaptar el acceso a su edad”, ha afirmado Avilés.
Cristina Gutiérrez, miembro del proyecto Internet Segura for kids (IS4K) del Instituto Nacional de Ciberseguridad, coincide en que no hay una edad para empezar a usar internet, sino que “debe tenerse en cuenta la madurez del niño y acompañarle en sus actividades”. IS4K se lanzó en 2017 para sensibilizar y formar a padres, niños y docentes sobre la necesidad de fomentar un entorno seguro en internet para los menores, además de ofrecer ayuda ante dudas e incidentes y reducir el contenido ilegal en la red.
A este centro, que cuenta con un teléfono gratuito de ayuda (900 116 117), llegan sobre todo llamadas sobre ciberacoso, el que los expertos coinciden en considerarlo el mayor problema para los menores. “Tras el ciberacoso, las consultas de padres sobre el tiempo excesivo que pasan sus hijos frente a las pantallas y también sobre mediación, ya que los padres no saben cómo actuar para que internet se convierta en un conflicto”, ha indicado Gutiérrez.
Peligros a un clic
Según los datos del INCIBE, lo que más molesta a los jóvenes son los contenidos inapropiados que les llegan y un importante 73% de los padres no sabe dónde acudir para pedir ayuda cuando ve que su hijo puede estar ante un problema. El desconocimiento y el desconcierto de los padres son habituales y la solución pasa, para los expertos, por la voluntad de los padres. “Nunca hay que decir ‘son cosas de niños’ y hay que tratar de acercarse a ellos, implicarnos en sus juegos y en lo que hacen y acceder a las herramientas gratuitas que existen para informarse”, ha explicado Avilés.
Porque los peligros en internet están a un clic y suponen desde el escenario perfecto para que los acosadores sometan a sus víctimas desde el anonimato a las comunidades “peligrosas” que promueven los trastornos de conducta o las conductas autolesivas, han explicado los expertos. No obstante, el principal problema es el ciberacoso, que aumentó un 240% entre 2014 y 2016, según el II Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying publicado en 2017 por la Fundación ANAR.
Enfocarse hacia lo positivo
La conciencia del problema no debe servir para estigmatizar la tecnología o tratar de alejar a los niños de ella, según los expertos, que abogan por destacar las ventajas de la tecnología para dirigir hacia ellas el uso, siempre dentro de unos límites claros.
"Las redes sociales pueden ser herramientas terapéuticas, que fomentan la cooperación altruista y potencian las aficiones de los niños o les ayudan a integrarse", ha afirmado Manuel Faraco, psiquiatra especializado en niños y adolescentes. Casos como el del niño mallorquín youtuber que había sufrido acoso es tan sólo un ejemplo de los muchos niños que encuentran en la red la salida a una situación emocional que viven en un momento complicado, cuando los jóvenes están construyendo su personalidad.
También existen múltiples recursos educativos, desde los vídeos en youtube de profesores que como David Calle, ganador del llamado nobel de la educación, que son auténticas clases particulares de las de antes a un clic en la red social. Esto se une a los propios recursos de los centros educativos o las administraciones públicas, que suponen complementos atractivos y útiles a la enseña tradicional.
Y en este enfoque positivo, no dejar nunca el diálogo. "Además de lo que solía decirse y que ahora con los móviles es casi imposible, que es que los dispositivos estén siempre en una habitación común de la casa, hay que estar siempre con ellos", ha indicado Faraco. Preguntarles, dialogar, compartir y sobre todo "no esquivar" la responsabilidad dejando a los niños solos ante las tecnologías son las estrategias, coinciden los expertos, para que la relación con los menores en internet sea "sana y aporte valor".
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