Aunque no lo hace por el dinero, a Marta le gusta cobrar por las citas que tiene con los chicos que conoce a través de Kiki App, una aplicación para conocer gente -como Tinder, Badoo o Meetic- que introduce un nuevo elemento: el que quiere tener una cita con alguien debe pagar.
“Me gusta que el chico pague por tener una cita conmigo porque así sé que va más en serio”, explica por teléfono Marta, de 33 años, que trabaja como administrativa en una consultora. Un amigo le comentó sobre esta aplicación, que funciona en España desde abril y que en dos meses cuenta ya con 10.000 usuarios registrados.
Kiki App es el Airbnb de las citas: el usuario contactado cobra cuando le piden una cita y la plataforma se queda un porcentaje
El chico que pidió la cita a Marta eligió uno de los cinco planes propuestos por la plataforma –un café, una cena, salir de copas, ir al cine o incluso de viaje – y esa solicitud le llegó a Marta. “Él pidió que fuéramos a cenar y pagó la tarifa de 10 euros. Fuimos a un japonés, al principio era un poco raro porque esta app no te da tanta información del chico como otras, pero luego fue muy bien y de hecho repetimos quedada hace poco ya fuera de la plataforma”, cuenta Marta.
Aunque pueda parecer un poco extraño, otro usuario de la plataforma, Antonio, de 35 años, le quita importancia a pagar por quedar con alguien. “En otras aplicaciones pagas una tarifa por suscribirte y nadie te garantiza la quedada; aquí al menos sabes que si pagas vas a quedar seguro con la persona. Si no, te devuelven el dinero”, asegura este chico de 35 años que trabaja en una tienda de electrónica. Él ha pedido desde que se registró en mayo citas a tres chicas, de las que dos aceptaron y salió con ellas.
La garantía de que se producirá la quedada si el usuario paga es la clave para Chris Urbina, uno de los cuatro jóvenes fundadores de la compañía. “Surgió de nuestro entorno. Nos dimos cuenta de que en todas las apps de este tipo pasaba lo mismo: las chicas se aburrían de tanta solicitud y los chicos no conseguían quedar con las chicas que les interesaban”, explica Urbina, que asegura que su modelo es el de Airbnb. “Decidimos funcionar como ellos. En vez de quedarnos todo el dinero de las citas, la mayoría (70%) se lo queda el usuario y la plataforma se lleva el restante 30%”, asegura.
De momento, la idea ha gustado en Estados Unidos, donde otro de los fundadores, Álvaro Delso, estaba haciendo el curso pasado un MBA en Stanford. “Él presentó allí la idea, gustó mucho y nos metieron en una aceleradora de startups. Ahora tenemos tres personas trabajando allí – en España son siete – y después de verano lanzaremos en EEUU la app”, indica Urbina.
La tarifa más barata son 10€ por quedar a tomar un café, pero también se puede pagar por cenar, salir de copas o ir al cine
En España la aplicación lleva funcionando desde abril y, según Urbina, la acogida ha sido muy positiva. “Ya somos 10.000 usuarios registrados y se producen entre 30 y 50 citas al día. Ya se han hecho casi 1.000. En la plataforma hay un 65% de mujeres aunque los hombres son los que piden el 70% de las citas”, explica el CEO de Kiki App.
El perfil de los usuarios es similar al de otras aplicaciones de este tipo y hay gente, dice Urbina, “desde los 18 a los 58 o 59 años”. Para Marta, el perfil de chicos que ha encontrado en Kiki es similar al de Adopta un tío, la otra app donde estuvo registrada: “Quizás son un poco más mayores que en otras aplicaciones, pero por lo demás son similares”.
Después de verano la startup se lanzará en EEUU, donde uno de los fundadores hizo un máster el curso pasado
Según las estadísticas de la plataforma, en estos dos meses una de cada tres citas ha sido para tomar un café (es la tarifa más barata, son 10 euros), un 25% ha sido para salir de copas y otro tanto para ir al cine; el 10% ha ido a cenar y un 5% se ha ido de viaje, “sobre todo a festivales de música”, según Urbina.
Actualmente están revisando la app, que en su próxima versión incluirá algunas mejoras como la puntuación a los usuarios tras la cita, explica el CEO. De momento, ya ha conseguido enganchar a usuarios como Marta, que sigue esperando a que alguien le solicite una cita: “Voy a ver qué pasa con el chico de la cena, pero de momento sigo registrada”.
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