“¿Cuándo te vas de vacaciones?” A estas alturas del año, en casi cualquier conversación de trabajo alguien hace la pregunta del millón. Porque el último fin de semana de junio las oficinas españolas empiezan a vaciarse y no vuelven a estar completas hasta septiembre.
La mayoría toma sus vacaciones en esta época, pero como siempre hay otros que se tiene que quedar trabajando. Porque se acaba de incorporar a un nuevo puesto, porque está cubriendo suplencias o porque el sector donde trabaja hace su agosto, precisamente, en agosto. Para ellos, el desfile de despedidas y regresos de los compañeros puede ser un suplicio o no. Lo fundamental es enfocar el trabajo estival de forma positiva, tratar de sacar partido a las ventajas (que las tiene) y minimizar sus inconvenientes.
Los expertos reconocen que trabajar en verano genera estrés, sobre todo si es una situación que el empleado no esperaba. “Quién trabaja en el turismo, en la hostelería o de socorrista en la playa sabe que es temporada alta y está, en general, concienciado con la situación. Saben que trabajan gracias a que es verano. El mayor problema lo tiene alguien que por otras razones no puede tomar vacaciones cuando todos sus compañeros lo hacen”, afirma Alfonso Merino, profesor de la Udima y experto en liderazgo.
Cuidarse del calor
Tanto para un caso como el otro, el primer problema es físico. “En verano hace más calor, y está demostrado que trabajar a temperaturas elevadas aumenta el grado de estrés y ansiedad”, reconoce Elisa Sánchez, coordinadora del grupo de Salud Laboral del Colegio de Psicólogos de Madrid.
Por ello es fundamental “hidratarse abundantemente, tomar comidas ligeras y trabajar en la medida de lo posible en un espacio fresco y ventilado”, recomendaciones de Gina Arán, experta en recursos humanos y profesora de economía y empresa de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).
El más difícil todavía de la conciliación
Si en invierno las familias ya hacen malabares para conciliar la vida laboral y familiar, para muchos el verano supone el más difícil todavía. Los niños empiezan las vacaciones sobre el 20 de junio y no vuelven al colegio hasta entrado septiembre, cuando los días que pueden disfrutar sus padres casi nunca superan el mes.
“Faltan los recursos que habitualmente se tienen en invierno por lo que es necesario planificarse con todo el tiempo posible y buscar ayuda en todo lo que necesitemos”, indica Sánchez. Las aupairs, los campamentos de verano – urbanos o de estancia nocturna - o algún familiar pueden ser la solución.
“Faltan los recursos que habitualmente se tienen en invierno por lo que es necesario planificarse con todo el tiempo posible", afirma una experta
Pero los problemas familiares no sólo afectan a la conciliación. Si el trabajador se queda sin vacaciones durante un verano pero su pareja o el resto de su familia las tiene, ser el único que tiene que continuar las rutinas le puede generar frustración, según Merino.
Si se rompen los planes familiares se extenderá el desánimo, pero “el trabajador tiene que pensar que es un momento de desarrollo profesional y que puede aprovechar las tardes y los fines de semana para descansar y desconectar”, afirma Arán.
Días que cunden más
Mientras que en invierno no es tan raro entrar y salir de trabajar de noche, en verano esto es prácticamente imposible. Los días son más largos y a todos nos da la sensación de que cunden más, también a los que están trabajando. “Una vez termina el horario, que con suerte puede ser intensivo, aún puede ser la hora perfecta para ir a la playa o a la piscina, tomar algo en una terraza o relajarse con nuestra actividad favorita”, añade Arán.
La jornada intensiva es algo que, desde el punto de vista del empresario, debería ser una prioridad. “Para que el trabajador no vea mermada su productividad en verano, es fundamental que se racionalicen los horarios. Además, el apoyo del jefe directo es claro, aunque sea por teléfono es fundamental para que el trabajador no se sienta solo – aunque lo esté – en la oficina”, indica el experto en liderazgo.
Tranquilidad en la oficina
Otra de las ventajas de trabajar cuando el resto se va de vacaciones es, precisamente, que el resto está de vacaciones. "En muchos sectores, trabajar en verano significa que hay menos compañeros, pero también menos clientes y menos proveedores. El trabajo es más tranquilo", afirma Arán. Para la experta en recursos humanos, esto "permite trabajar con menos interrupciones y por tanto contar con más tiempo para hacer cosas que habitualmente resultan imposibles por falta de tiempo".
La tranquilidad llega a la oficina pero también a las carreteras, algo que se nota especialmente en las ciudades grandes. El tráfico es una gran fuente de estrés laboral, coinciden los expertos, que en estos meses de verano se minimiza. A su vez, también es más fácil aparcar, y se puede ahorrar tiempo de trayecto y, por tanto, tiempo efectivo de trabajo.
Viajar más tranquilo, más barato y más lejos
Además, vaya por delante que nadie se puede quedar sin vacaciones, al menos dentro de la legalidad. "Las vacaciones son obligadas, otra cosa es que el trabajador no pueda o quiera tenerlas en verano, pero entonces serán en otra época del año", explica Arán.
Y descansar en otra época del año tiene una larga lista de ventajas, como indica Paco Muro, consultor y fundador de Otto Walker International: "Si te quedas a trabajar cuando todos quieren irse, adquieres una ventaja importante: puedes elegir cuando irte, y así distribuirte tus vacaciones a tu gusto. Vivimos en una cultura global, y si quieres calor y playa en invierno hay multitud de lugares estupendos para ir por todo el globo, que fuera de temporada alta son, además, muy asequibles". Muro incide, eso sí, en que al ser un momento de más actividad en los trabajos, hay que avisar con tiempo para evitar que nos pongan problemas por estar "a tope" de trabajo. De hecho, los viajes fuera de temporada son tendencia y "especialmente los jóvenes, eligen cada vez más otros momentos para viajar, ya que así pueden ir más días y más lejos", añade Arán.
En cualquier caso, si eres de los que tiene que trabajar, Muro recomienda "recordar que el problema grande nunca es tener mucho trabajo, sino demasiado poco. Y si es época de intensidad laboral, vivirla con buen humor. Porque sabemos lo que dura, no es un agobio constante que amenaza con quedarse de por vida, son unas pocas semanas y ya".
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