Dos factores parecían determinar el resultado: el calentamiento global y el envejecimiento de la población. Sin embargo, la investigación sobre cómo ha evolucionado la mortalidad atribuible al calor ha terminado con un resultado “inesperado”, según los propios científicos. El calor mata cada vez a menos gente en España, según un estudio coordinado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Aunque las temperaturas veraniegas han aumentado más de un grado desde 1980 y la población mayor de 64 años ha pasado del 11 al 18% entre aquel año y 2015, cada vez resistimos mejor el calor. “Los cambios a nivel demográfico han sido muy importantes, pero la adaptación de la sociedad a la climatología ha sido mayor y ha conseguido frenar una tendencia que parecía esperada”, afirma Joan Ballester, investigador de IS Global, una institución impulsada por la Fundación La Caixa.
Esta adaptación se basa tanto en la adaptación social de las personas como en las “mejoras de las viviendas, la popularización del aire acondicionado, los avances en los servicios de salud y la realización de campañas de concienciació”, añade el experto.
La investigación, que se publica en la revista Plos Medicine, ha analizado las temperaturas y las muertes atribuibles en 47 capitales de provincia Española en los veranos entre 1980 y 2015. “Las muertes han ido disminuyendo en todas las provincias de forma uniforme a razón de 0,5% por década”, explica el investigador, que aclara que no muere más gente por calor en Andalucía que en Cantabria, algo que se explica por los años de adaptación. “La temperatura media de una ciudad no influye necesariamente en la mortalidad. Por ejemplo, en las regiones nórdicas tienen menos mortalidad por frío que en España, de la misma forma que en Sevilla no hay más mortalidad por frío que en la zona cantábrica”, explica el investigador.
El hecho de que la población esté cada vez más envejecida – el porcentaje de mayores de 64 años casi se ha duplicado en estas décadas – tampoco ha sido determinante para la tendencia. “Es cierto que los mayores son más vulnerables a las temperaturas, pero la esperanza de vida ha aumentado y que haya más mayores no implica que estos sean más vulnerables. Es decir, que no se puede comparar una persona de 80 años de entonces con uno de ahora, quizás se podrían comparar los 80 de antes con 86 de ahora”, indica Ballester.
En Sevilla no hay más mortalidad por calor que en el Cantábrico, pero las mujeres sí son en general son más vulnerables al calor
La que sí se deja notar es la brecha de género en esta mortalidad por calor. Las mujeres son más vulnerables y, de hecho, en estos años sí han aumentado las muertes por causas respiratorias entre las mujeres. “Aunque se va reduciendo, las mujeres sí son más vulnerable a morir por causas relacionadas con el calor y en el caso de las enfermedades respiratorias, la tendencia sigue aumentando”, apunta el experto.
Los investigadores están ahora trabajando en un estudio similar con datos de toda Europa. Datos que aunque aún no puede adelantar, Ballester afirma que “la situación en España y los avances de las últimas décadas han provocado una singularidad en nuestro país que no es la tendencia general en Europa”.
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