Ya está aquí la temporada estival y con ella comienzan a abrirse piscinas y llenarse las playas. Son muchos los amantes del agua y los baños, pero no todos los espacios cuentan con la seguridad adecuada, y de hecho en aquellos donde no hay vigilancia se producen seis veces más muertes (el 84% del total), la mayoría de ellas por ahogamiento.
Entre 2015 y 2018 se produjeron 2.053 muertes en espacios acuáticos, el 70% por ahogamiento. El resto fueron accidentales, por golpes, caídas o víctimas del arrastre de las olas cuando estaban en la orilla. Además, 70 personas desaparecieron sin que se consiguiera encontrar su cuerpo. Son los datos del informe que la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) ha recogido en su Informe sobre Ahogamientos 2015-2018 y en el que reivindica políticas para mejorar la seguridad en el agua.
"En otros entornos de riesgo como el tráfico por carretera, las Administraciones Públicas han dedicado y dedican, ingentes cantidades de recursos que han permitido reducir drasticamente el número de siniestros y de víctimas a lolargo de las últimas décadas. A la escasez de recursos destinados a la seguridad de los espacios acuáticos, habría que sumar la heterogeneidad de las normativas que regulan este entorno de riesgo en España, dando lugar a que espacios acuáticos con características y necesidades similares, estén dotados de medios y recursos completamente diferentes o incluso, se caractericen por la ausencia absoluta de medidas preventivas y eficaces frente al accidente acuático", denuncia el informe.
Los niños no son los más vulnerables en el agua
El informe también recoge que los hombres mueren cuatro veces más en el agua que las mujeres y que, contrario a lo que se piensa, los menores no son los más vulnerables. De hecho, según el informe, los niños suelen estar más vigilados y son más competentes en el agua, mientras que los mayores tienden a sobrevalorar sus capacidades y conocimientos, especialmente los más mayores.
Por nacionalidades, siete de cada 10 fallecidos son españoles aunque el informe apunta también a los posibles efectos negativos para el turismo.
Respecto a los lugares, la playa es donde más muertes se producen, seguida de los ríos. Las piscinas registran cinco veces menos muertes que la playa. El informe destaca que solo una de cada 10 muertes se producen en piscinas, una cifra que justifica por que en el resto de espacios, al ser naturales, presentan unas condiciones de oleaje, corrientes, temperatura, profundidad o turbidez del agua que pueden modificarse considerablemente en un espacio de tiempo muy breve, lo que no ocurre en las piscinas.
Dos de cada tres personas que fallecieron en el agua habían entrado a ella voluntariamente, ya fuera por ocio y trabajo. Ante estas cifras, la RFESS incide en el informe que la población no adopta las medidas preventivas necesarias y que no identifica el agua como un entorno de riesgo.
El informe incide también que más del 50% de las muertes se producen en verano, por lo que vuelve a recalcar la necesidad de mejorar las competencias en materia de baños de toda la población, para evitar accidentes.
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